El especialista comentó que a medida que las temperaturas bajan, la mucosidad y los estornudos se vuelven más comunes. Los niños, al volver a la escuela y estar en contacto con más personas, son más propensos a resfriados, sinusitis y anginas. Además, las alergias respiratorias también se intensifican, lo que provoca mayor secreción nasal como respuesta del cuerpo.

El Dr. Aguirre señala que el otoño y la primavera son épocas en las que los cuadros alérgicos se intensifican debido a la presencia de pólenes y otros alergenos. A esto se suma la mayor circulación de personas en espacios cerrados, como escuelas y oficinas, lo que favorece la propagación de virus respiratorios como el virus sincitial y el adenovirus.

Para reducir el riesgo de contagios, el Aguirre recomienda varias prácticas preventivas esenciales:

- Higiene de manos: Lavarse las manos con frecuencia y usar alcohol en gel para eliminar gérmenes de superficies que tocamos, como el manubrio de un colectivo.

- Ventilación de ambientes: Aunque hace frío, es crucial ventilar los espacios para evitar la acumulación de virus en el aire.

- Uso de  mascarillas: Cubrirse al toser o estornudar con el codo y, si es necesario, usar barbijo para evitar transmitir virus a otros.

- vacunación: Las vacunas contra la gripe y el COVID-19, especialmente para personas con factores de riesgo, son fundamentales para reducir la severidad de las enfermedades respiratorias.

- Alimentación y suplementos: Mantener una dieta balanceada con alimentos ricos en vitamina C, como cítricos, y otras opciones tradicionales como cúrcuma y jengibre, que refuerzan el sistema inmunológico.

Si bien los cuadros respiratorios son comunes en esta época, el Dr. Aguirre recomienda consultar al médico de cabecera, especialmente si los síntomas persisten o empeoran. En lugar de acudir a la guardia del hospital, lo ideal es ir a un centro de salud donde se pueda recibir atención sin exponer a más personas al riesgo de contagio.