Desde la central obrera no descartan volver a la calle mientras miden la relación de fuerzas en el Congreso y comienzan a escudriñar la estrategia judicial.
El gobierno nunca tuvo vocación de diálogo", disparó Jorge Sola uno de los flamantes integrantes del triunvirato de la CGT y aseguró: "no descartamos volver a la calle".
La tensión crece en el marco de la cuenta regresiva hacia la presentación formal de la reforma laboral que se realizará, según anunció el propio gobierno, el próximo 9 de diciembre. En la antesala de que se de a conocer la versión oficial, los rumores y las especulaciones están a la orden del día.
El primer cimbronazo dentro de la CGT ocurrió cerca del mediodía cuando se filtraron cuatro de los puntos de la reforma laboral que apuntan directamente contra la CGT. Tal como publicó El Observador se tratan de terminar con la ultra actividad de los Convenios Colectivos de Trabajo, se imponen infracciones por bloquear empresas, se modifica el cálculo de las indemnizaciones y se limita la realización de asambleas dentro de las empresas.
Pero eso no fue todo. Cerrando el día algunos de los principales dirigentes de la CGT recibieron un PDF de lo que sería el borrador de la reforma laboral. Al cierre de esta nota en la central obrera todavía se discutía la veracidad de ese borrador y daban a entender su contenido era muy similar a lo que fue el DNU cuyo capitulo laboral se encuentra frenado por la justicia.
Ante la posibilidad de que el texto que llegue al Congreso sea similar al DNU desde la CGT anticiparon que no modificaran la postura que tomaron al inicio de la gestión de Javier Milei. "Lo que nos parecía mal en aquel entonces no sigue pareciendo mal ahora", afirmó Sola.
Por ahora la CGT no hará movimientos bruscos. Esperará a conocer la letra chica, pero anticipa que su expectativa no es buena sobre lo que pueda enviar el Ejecutivo. "Esto ya pasó hay quienes se creen que pueden resolver las cosas adentro de un despacho sin consultar a los actores que conviven con esta problemática. Desde el Gobierno no convocaron ni a los empresarios, que también están preocupados, ni a los trabajadores", explicó Sola.
La CGT ya no espera el llamado formal para que su punto de vista sea escuchado y si bien reconoce que el actual ministro del Interior, Diego Santilli, abrió el diálogo también señalan que no lo hizo de manera oficial, por lo menos por ahora.
De cara al 9 de diciembre, día previsto para que se conozca la reforma laboral, la CGT ya mantuvo reuniones con buena parte del acto opositor, esto va desde Provincias Unidas hasta todas las versiones del peronismo que conviven en el Congreso.
Ese primer reconocimiento de terreno, desde la CGT advierten que hay chances para que se modifique la ley laboral, lo que aun no tiene claro es la profundidad de los cambios que está dispuesta apoyar por lo menos una parte de la oposición. En ese contexto hacen algún tipo de división respecto a lo que pondrá en juego entre los derechos individuales y colectivos.
Los dirigentes sindicales que avanzaron en el diálogo con los legisladores concluyeron que la disputa se dará en dos terrenos: cuando la afectación sea colectiva, la respuesta será gremial; y cuando los cambios vayan en contra de derechos individuales, la respuesta será a través del Congreso.
Así las cosas, con los primeros trazos gruesos de la estrategia para afrontar el debate, la CGT se prepara para dar la batalla en varios frentes. Por ahora la prioridad será el parlamento.

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