El Presidente anticipó que promoverá un acuerdo a gran escala con la administración que encabezará Donald Trump. Expectativa y posibilidades comerciales.
El oficialismo movió las piezas y rápidamente puso a la vista sus cartas con vistas a 2025. En ese marco, el presidente Javier Milei fijó como una de sus grandes metas avanzar con un Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos, iniciativa que también se barajó en tiempos de Mauricio Macri al frente del Ejecutivo nacional.
El anuncio rápidamente aceleró las expectativas en los segmentos que hoy le exportan productos y servicios a la nación norteamericana, pero también activó la cautela en quienes observan la diferencia de escala entre la capacidad productiva de un país y el otro. En líneas generales, predomina la visión de que promover una mayor ampliación de la economía nacional acentuará las inversiones y que, en simultáneo, un TLC impulsaría a las compañías argentinas a modernizar sus estructuras y dinamizar los procesos laborales y productivos.
La relevancia de Estados Unidos como mercado para los productos de la Argentina es por demás de indiscutida: según un informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), la potencia del Norte se ubica como el cuarto socio comercial del país.
En concreto, hasta septiembre pasado, el intercambio entre ambas naciones implicó negocios por casi u$s9.500 millones. En 2023, el movimiento comercial entre Estados Unidos y Argentina se ubicó en torno a los u$s14.300 millones, de los cuales cerca de u$s5.700 millones correspondieron a exportaciones hacia ese destino.
En el ámbito de los analistas del comercio exterior predomina la idea de que estos números se ampliarían si es que finalmente logra concretarse el TLC. Claro que no faltan las dudas respecto del destino de una iniciativa de esas características: la gran pregunta que repiten los expertos es qué dirá Estados Unidos ante lo anticipado por Milei.
Y, al mismo tiempo, qué tan viable resultará la firma siendo que, al menos en los papeles, el electo presidente Donald Trump anticipó que aplicará sendas políticas comerciales proteccionistas como, por ejemplo, una eventual de aranceles a los importados, la relocalización de determinadas producciones y la decisión de crear más empleo en territorio norteamericano.
Al margen de esas dudas, lo cierto es que Argentina posee un flujo comercial importante con Estados Unidos a partir de la exportación de energía, alimentos elaborados y, principalmente, minerales.
Respecto de este último ítem, vale señalar que el informe más reciente elaborado por la Dirección Nacional de Promoción y Economía Minera menciona a Estados Unidos como el segundo mayor comprado de, precisamente, minerales argentinos con una porción del 15 por ciento. El oro aparece a la cabeza de los materiales que más demanda ese país.
Exportaciones a Estados Unidos: el litio mueve la aguja
También el litio es un elemento clave para el interés comercial de la nación del Norte: Estados Unidos se lleva el 12% de la extracción que se realiza en la Puna.
"Por parte del litio, al igual que en los minerales metalíferos, las exportaciones se ven concentradas en un número reducido de destinos. China, Estados Unidos y Corea del Sur representaron el 92% de las exportaciones de litio en el mes de octubre, mientras que en el acumulado de los primeros 10 meses de 2024 el porcentaje fue del 91%", indicó la dependencia en el monitoreo al que accedió iProfesional.
Además de litio y oro, Argentina también exporta a Estados Unidos desde vinos hasta carnes y limones. Hacia adelante, y desde la perspectiva del posible TLC, la expectativa es que la torta de exportaciones termine por ampliarse tanto en lo que refiere a productos como a servicios. Los analistas coinciden en que esto último sólo tendrá lugar si las empresas domésticas incorporan más tecnología y optimizan sus rendimientos productivos.
Caso contrario, fijar un acuerdo de libre comercio incluso podría afectar la subsistencia de esas mismas compañías y hasta podría redundar en una nueva primarización de la economía. Esto es, la pérdida de capacidad industrial por falta de adaptación a las nuevas reglas de juego que abriría el TLC.
En diálogo con iProfesional, Marcelo Elizondo, experto en comercial internacional y presidente del Comité Argentino en la International Chamber of Commerce, sostuvo que la apertura que posibilitaría el acuerdo redundaría en una mejora significativa para el aparato exportador del país.
Además de remarcar que, "con Estados Unidos los riesgos para las empresas existen siempre, con o sin acuerdo de libre comercio", el experto sostuvo que la propuesta de Milei es "una buena noticia tanto como los avances que se están haciendo con la Unión Europea".
"Venimos de una economía cerrada y que necesita la apertura hacia más mercados externos. De ocurrir el TLC con Estados Unidos y el acuerdo con la Unión Europea, Argentina se aseguraría un acceso enorme a los dos mercados más importantes de Occidente", comentó.
"En el caso de Estados Unidos, se llegaría con más productos y servicios a un mercado de 300 millones de consumidores con alto poder adquisitivo. Se acelerarían las exportaciones, que hoy de por sí tienen a Estados Unidos como el principal demandante de servicios provenientes de Argentina y un importante comprador de energía, minerales y alimentos elaborados", añadió.
TLC con Estados Unidos: los sectores que muestran preocupación
En simultáneo a las nuevas oportunidades comerciales que pueden abrirse, no faltan los sectores de la economía nacional que observan con preocupación la posibilidad de que el TLC finalmente vea la luz.
En ese sentido, nichos como las pyme que participan de sectores como el textil, el calzado y las autopartes entienden que no podrían competir contra el aparato industrial estadounidense. Y que fijar un tratado de libre comercio con apertura total de las importaciones redundará en el final para muchos emprendimientos locales.
"Un tratado de libre comercio sería malo para las pyme porque Estados Unidos es uno de los países más desarrollados del mundo, la segunda potencia industrial. Si querés competir de igual a igual no tenés ninguna chance", declaró al respecto Julián Moreno, titular de APYME, asociación que integra a pequeños y medianos empresarios de todo el país.
"No hay posibilidades de competir en productos que son del consumo de la gente como ropa, calzado o vehículos. Hacer tratados de libre comercio entre las principales potencias industriales y un país periférico como el nuestro es decretarle la muerte a la industria nacional", agregó.
Por su parte, el analista Claudio Marangoni sostuvo que "hay un sector de la economía argentina que no es complementario sino competitivo con la economía norteamericana, y me refiero a todos lo que hace al complejo agroalimentario. Seguramente cuando se plantean ideas como éstas, los productores norteamericanos de alimentos, vinos, soja, trigo y otros tipos de derivados, obviamente no se pueden poner muy contentos".
A raíz de esto, Marangoni mencionó al TLC como una apuesta que aún tiene mucho de suspenso. Y que no necesariamente podría ser de interés para los Estados Unidos.
"No digo que se trata de un acuerdo de naturaleza imposible, pero hablo (del TLC como) algo aspiracional, sobre todo teniendo en cuenta que quien acaba de ser reelegido presidente de EE.UU. lo hizo con la idea de aumentar los aranceles, en el caso de China un 60% y respecto del resto del mundo un 10 por ciento. (Trump) ha triunfado en las elecciones con una bandera de proteccionismo, no de libre cambio", enfatizó.
Estados Unidos es el mayor inversor externo en la Argentina
Elizondo mencionó al país del Norte como el mayor inversor en términos de empresas de ese origen operando en nuestro contexto doméstico.
"Las inversiones de Estados Unidos en Argentina, por la presencia de esas compañías y sus negocios, se ubican en los u$s28.000 millones. En cuanto a lo que se importa desde Estados Unidos, nuestro país compra tecnología, bienes de capital e insumos industriales. En cuanto a los productos agrícolas, ahí existe competencia aunque el TLC podría promover una complementariedad entre países", dijo.
Al igual que otros expertos consultados por este medio, Elizondo planteó como gran interrogante qué decisión o posición tomará la nación norteamericana tras lo anunciado por Javier Milei. "Sabemos lo que piensa el Presidente pero no Estados Unidos. Hasta ahora el pronunciamiento es unilateral, veremos qué dice Trump cuando asuma su mandato", destacó.
En cuanto a los tiempos de implementación de un TLC como el que busca cerrar el primer mandatario argentino, los analistas del comercio internacional señalan que abrochar un acuerdo de esas características podría demandar de 1 a 5 años.
"Son acuerdos que llevan tiempo no sólo por la discusión en torno a los aranceles: también se deben acordar normas técnicas, de seguridad y ambientales. Además, corresponde fijar mecanismos comunes de resolución de controversias y otros acuerdos", sintetizó Elizondo.
"En cuanto a los riesgos, avanzar con una desregulación y apertura de la economía puede generar dificultades para las empresas argentinas si éstas no mejoran en la incorporación de tecnología y la generación de un mayor dinamismo productivo. Pero un mayor comercio con Estados Unidos sin dudas implicaría dotarnos de mejores empresas, empleos de más calidad y nuevas inversiones en la cadena de valor", concluyó el experto.
Oficializada la intención de Milei, la expectativa está puesta en qué dirá Trump y su administración respecto de una propuesta que, lo anticipó el presidente argentino, será uno de los pilares centrales de la estrategia económica del Gobierno durante 2025. Esta y otras incógnitas, confían en La Libertad Avanza (LLA), comenzarán disiparse a partir del 20 de enero próximo, fecha establecida para la asunción del electo primer mandatario estadounidense.