Luis Caputo se reunió en el JP Morgan en Manhattan. Esta fue la segunda reunión, aunque con menos publicidad, que el Gobierno argentino celebró en los Estados Unidos. Fue la reunión más importante desde el punto de vista económico.

Mientras que Javier Milei y su hermana asistían a la cumbre de las Naciones Unidas, el ministro de Economía se reunió con inversores. Fue un encuentro de alrededor de 200 personas, algunos de ellos, figuras importantes de Wall Street. En el encuentro, Caputo ratificó el plan del superávit fiscal, y también se conversó sobre el cepo, el atraso cambiario y el pago de la deuda.

El titular del Palacio de Hacienda se mostró muy optimista. Remarcó que el Gobierno tiene un programa bien coordinado, predestinado, que nada estaba sujeto al azar. Una vez más, defendió el plan económico para disipar la incertidumbre, principalmente porque en el exterior se especula que la Argentina no tiene un programa financiero sólido.

Cuando fue consultado por la eliminación del cepo al dólar, el ministro evadió el tema. También negó la existencia del atraso cambiario y aseguró que se mantendrá controlada la devaluación con "la tablita" de 2% mensual sobre el tipo de cambio oficial.

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Los asistentes, además, le consultaron acerca la medida del lunes vinculada la reestructuración de la deuda, que había generado mucho ruido. A través del decreto, 846/2024, que fue publicado en el Boletín Oficial, el Gobierno flexibilizó las condiciones para poder canjear deuda en moneda extranjera sin pasar por el Congreso. El anuncio, además de tener una fuerte repercusión entre los economistas, desencadenó un cruce inesperado entre Cristina Kirchner y el ministro.

El decreto se resume en dos grandes puntos: por un lado, dispone que las futuras suscripciones de deuda pública podrán realizarse en cualquier moneda y establece que los precios de los instrumentos de deuda se fijarán de acuerdo a los valores de mercado. A su vez, habilita al Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Sistema Integrado Previsional Argentino (FGS) a mantener el 70% de su cartera en títulos públicos, cuando previamente ese límite era de 50%.

Ante la inquietud de los inversores, Caputo admitió que no fue oportuna la divulgación del decreto, sobre todo porque se difundió el mismo día en que el presidente tocó la campana en Wall Street, pero remarcó que no es la intención del Gobierno impulsar una renegociación que afecte a los acreedores. En cambio, aclaró que el objetivo es pagarles y que el superávit fiscal apunta a eso. Fuente: TN