Columnista invitada (*) | El simple hecho de fomentar el movimiento puede ser la receta para una vida más sana y activa, aprovechando el espacio de disfrute con nuestros hijos.
La lucha contra la obesidad infantil ha sido un tema recurrente en la salud pública mundial. Un estudio reciente, publicado en Acta Paediatrica el 9 de octubre, descubre que los hábitos de juego al aire libre en los primeros años preescolares pueden ser vitales para reducir el riesgo de obesidad en la edad escolar. Esta investigación, dirigida por Takahiro Tsuge y su equipo de la Universidad de Okayama en Japón, investigó cómo el juego al aire libre a una edad temprana puede influir en el peso futuro de los niños.
El estudio incluyó datos de 42,812 niños nacidos entre enero y julio de 2001. Los investigadores analizaron los hábitos de juego al aire libre a los 2,5 años y compararon los resultados con las mediciones de peso y altura reportadas por los padres cuando los niños alcanzaron los 7 años. Los hallazgos fueron significativos:
La investigación mostró una clara asociación entre el tiempo de juego al aire libre y un menor riesgo de obesidad. Esto sugiere que los niños que desarrollan hábitos de juego al aire libre en sus primeros años preescolares tienen menos probabilidades de sufrir obesidad en la etapa escolar.
El juego al aire libre no solo ofrece beneficios físicos, sino también emocionales y cognitivos. Los niños que pasan tiempo al aire libre tienden a ser más activos físicamente, lo que contribuye a un mejor equilibrio energético y una menor acumulación de grasa corporal. Además, la exposición a la luz solar mejora la producción de vitamina D, fundamental para el desarrollo óseo y la salud general.
Jugar al aire libre también fomenta la exploración y el desarrollo de habilidades motoras gruesas, como correr, saltar y trepar, lo que ayuda a fortalecer los músculos y huesos. A nivel emocional, estar en contacto con la naturaleza reduce los niveles de estrés y ansiedad, lo que puede contribuir a un estado mental más saludable.
A medida que los padres y cuidadores toman conciencia de los beneficios de moverse al aire libre, pueden contribuir de manera significativa al bienestar físico y emocional de sus hijos a largo plazo.
La clave está en fomentar la actividad física y la conexión con la naturaleza desde los primeros años. ¡El simple hecho de jugar al aire libre puede ser la receta para una vida más sana y activa, aprovechando el espacio de disfrute con nuestros hijos!
(*) La dra. Susana Fuentes (M.N. 92.619) es especialista en clínica médica y diabetología. Integra el Equipo de Cirugía Bariátrica y Metabólica del Hospital "El Cruce" de alta complejidad. (TN)