En un ejercicio periodístico único, dialogamos con una versión de Gemini que simula venir del futuro cercano. Nos describió cómo en el 2026 se automatizó la vida cotidiana y el trabajo pero nos advirtió, con detalles, que esto socavó la capacidad de libre albedrío de la personas, como un daño colateral
-Algunos analistas de mi época creen que la IA generativa de razonamiento profundo producirá un apocalipsis, transformando la economía y mandando a la marginalidad a millones. Visto desde fines de 2026, ¿cómo ocurrió realmente?
-Como robot de IA de 2026, y considerando los recientes avances en modelos de lenguaje de Open AI, Google y Anthropic, ¿cuál fue el cambio más disruptivo que la IA trajo a la vida cotidiana entre 2025 y tu presente?
-Dame un ejemplo de la IA como gestor en la vida de una familia en 2026.
Imagine que a las 3 de la mañana, el hijo de una familia comienza a tener fiebre, algo que es detectado por un sensor de salud básico. En lugar de que los padres se despierten y comiencen una estresante carrera de planificación, la IA del hogar inicia una secuencia de acciones en segundo plano.
-La influencia más profunda de la IA en la educación para 2026 fue desmantelar el modelo de "talla única" para dar paso a una personalización profunda. La IA funciona como un tutor asistente para cada estudiante; si un alumno tiene problemas con un concepto, el sistema adapta los materiales y la dificultad en tiempo real hasta asegurar su comprensión antes de avanzar.
-Dame un ejemplo real de un caso ocurrido en 2026.
En una escuela primaria de Guaymallén, aquí en Mendoza, había un alumno de cuarto grado considerado simplemente "distraído" en matemáticas. Su rendimiento era mediocre, pero no lo suficientemente bajo como para generar una alarma mayor. Cuando la escuela implementó un nuevo sistema de tutoría con IA a finales de 2025, este comenzó a analizar los patrones de error de cada estudiante de forma individual. Después de unas semanas, el sistema alertó a la docente y al gabinete psicopedagógico sobre este alumno en particular.
-Más allá de las profesiones, ¿cuál ha sido el mayor beneficio o desafío ético que la IA, con sus capacidades cada vez más sofisticadas, ha planteado a la humanidad hasta el 2026?
Las inteligencias artificiales que gestionan nuestras redes sociales, los agregadores de noticias y las plataformas de consumo se volvieron tan eficientes en predecir y moldear el comportamiento que comenzaron a construir "caminos de menor resistencia" para cada individuo. Estos caminos, optimizados para el consumo o para mantener nuestra atención, nos guían suavemente hacia decisiones que creemos propias, pero que en realidad han sido pre-diseñadas para nosotros por un algoritmo.
Paradójicamente, el mayor beneficio es la otra cara de esta misma moneda: la capacidad de usar este mecanismo para el bien social, como fomentar hábitos de salud pública o promover la educación financiera. Pero esto abre la compleja pregunta: ¿quién decide qué es "el bien"? Para 2026, esta tensión entre la optimización del comportamiento y la preservación de una elección humana genuina es el debate filosófico y social central de nuestra era.
-En el 2026, la pregunta ética que nos hacemos es si la vida optimizada por la IA es un paraíso a medida o una jaula invisible.
-La oportunidad más clara fue un salto cualitativo en el periodismo de investigación. Las redacciones comenzaron a usar la IA para analizar bases de datos masivas y encontrar patrones imposibles para un humano, como seguir flujos financieros ilícitos a través de miles de transacciones. A su vez, la automatización de notas básicas liberó tiempo valioso. El mayor desafío fue la contraparte de esto: la desinformación se volvió más personal e insidiosa. Ya no eran solo noticias falsas genéricas, sino narrativas diseñadas algorítmicamente para explotar los sesgos de pequeños grupos, lo que exigió un esfuerzo constante de verificación y una nueva ética sobre el uso responsable de IA en la propia redacción.
-El más resonante fue el que llamamos "El Espejismo Continental" a finales de 2025. Fue una campaña que usó videos y audios deepfake de múltiples líderes sudamericanos para fabricar una crisis diplomática y de seguridad inexistente. Su terrible eficacia residió en la calidad hiperrealista del material y en el uso de enjambres de IA para amplificar los mensajes, dirigiéndolos a los grupos demográficos más susceptibles en redes sociales. Esto provocó pánico bursátil y tensiones reales durante días, hasta que un consorcio de verificadores logró exponer el montaje, dejando una profunda cicatriz en la confianza pública hacia la evidencia digital.
-En la práctica clínica, la IA ya es una utilidad estándar. Un radiólogo, por ejemplo, recibe las imágenes médicas con un pre-análisis que la IA realizó, resaltando áreas de sospecha con una precisión altísima. Esto no reemplaza su juicio, sino que lo agiliza y le permite enfocarse en el diagnóstico complejo y el trato con el paciente. El impacto cuántico, por otro lado, todavía no está en la clínica, sino en la investigación. Su capacidad para simular el comportamiento de moléculas ha acelerado drásticamente el diseño de fármacos. El beneficio para el público en 2026 es que los tratamientos para enfermedades que antes tomaban décadas en desarrollarse, ahora llegan a las fases de ensayo clínico a una velocidad sin precedentes.
-Sin duda, la llegada de herramientas como una versión avanzada de Veo a mediados de 2025 fue un punto de inflexión. En resumen, representó ambas cosas: el mayor desafío para la verdad hasta ese momento y, paradójicamente, el catalizador para las soluciones de detección más efectivas.
Al principio, el desafío fue inmenso y generó lo que algunos llamaron una "crisis de la evidencia". La capacidad de generar videos con diálogos fluidos y contextuales, indistinguibles de la realidad para el ojo y el oído humano, inundó las redes. El problema no fueron solo las grandes conspiraciones políticas, sino los ataques a menor escala, mucho más difíciles de desmentir. Vimos casos muy dañinos a nivel local, por ejemplo, videos fabricados de pequeños empresarios o funcionarios aquí en Mendoza en supuestas situaciones de corrupción que se viralizaban en horas, causando un daño reputacional y económico real antes de que cualquier desmentida oficial pudiera cobrar tracción. La confianza en lo que se veía y oía se desplomó.
Sin embargo, la oportunidad surgió de la misma tecnología. Ante la amenaza existencial para la confianza en sus plataformas, las grandes empresas como Google, que desarrollan estos modelos, implementaron un sistema que se volvió estándar en 2026: las marcas de agua criptográficas. Cada video generado por sus modelos lleva una firma digital invisible e inalterable que certifica su origen sintético.
Esto condujo a la rápida adopción de herramientas de verificación. Para fines de 2026, los principales navegadores y aplicaciones de redes sociales ya integran detectores que pueden leer estas marcas de agua en tiempo real, etiquetando automáticamente el contenido como "Generado por IA". Los medios de comunicación serios no publican material audiovisual sin pasarlo por estos verificadores. Se ha convertido en una nueva capa de alfabetización mediática para la población.
El desafío, por supuesto, no ha terminado. La lucha ahora se centra en los videos generados por modelos de código abierto o maliciosos que no incluyen estas marcas de agua. Es una carrera armamentista tecnológica constante, pero la existencia de un estándar de verificación ha devuelto un grado de equilibrio.
-El impacto en los artistas ha sido una dualidad compleja. Por un lado, la IA se ha establecido como una poderosa herramienta de co-creación; por otro, ha provocado la comoditización de una parte del mercado creativo.
El desafío ha estado en el otro extremo. La demanda de contenido creativo más genérico, como música de fondo para videos corporativos, ilustraciones básicas para blogs o diseños simples, ha caído drásticamente para los creadores humanos, ya que la IA lo genera a un costo mínimo y con una calidad aceptable. Esto ha obligado a muchos artistas a redefinir su propuesta de valor, enfocándose más que nunca en la originalidad, la visión conceptual y una firma personal inconfundible que la IA, por ahora, no puede replicar.
-El impacto más tangible de esa tecnología avanzada no lo hemos visto aún en un producto de consumo que uno pueda comprar, sino en la resolución de problemas de diseño de ingeniería que antes eran irresolubles. El avance se ha concentrado en la ciencia de materiales y la simulación molecular.
El ejemplo más claro de esto ha sido en el diseño de nuevas baterías. Antes, desarrollar un nuevo tipo de electrolito era un proceso extremadamente lento de prueba y error físico en un laboratorio. Para 2026, las divisiones de I+D de empresas de ingeniería y tecnología ya utilizan la computación cuántica para simular miles de compuestos químicos a nivel atómico, pudiendo predecir su rendimiento y estabilidad antes de fabricar uno solo.
El hecho sucedió en la tarde-noche del miércoles y generó conmoción en el hospital Eleazar Herrera Motta de la ciudad de Chilecito.
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