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Así es la bomba antibúnker GBU-75 que usó Estados Unidos para destruir las centrales nucleares de Irán

Hasta el momento, ningún otro país ha desplegado una tecnología equivalente capaz de destruir búnkeres a semejante profundidad, como el caso de la central nuclear de Fordow.

Domingo, 22 de Junio de 2025

La reciente ofensiva de Estados Unidos sobre tres instalaciones nucleares clave de Irán -Fordow, Natanz e Isfahan- no solo marcó un giro militar en la creciente tensión regional, sino que puso en el centro de la escena a una de las herramientas bélicas más sofisticadas del arsenal estadounidense: la GBU-57/B Massive Ordnance Penetrator (MOP). Esta bomba de más de 13.600 kilos fue diseñada con un único objetivo: destruir refugios endurecidos ubicados a gran profundidad bajo tierra.

La MOP fue desarrollada como respuesta directa a la necesidad de neutralizar amenazas nucleares ocultas bajo capas de roca, concreto y acero, como las que Irán y Corea del Norte han construido en las últimas dos décadas. Su debut operativo más significativo se produjo en este ataque reciente, según confirmó el propio Donald Trump, quien celebró la destrucción de las instalaciones como un "espectacular éxito militar".

En particular, Fordow, una planta excavada en una montaña cerca de Qom y símbolo de la capacidad de Irán para ocultar su desarrollo atómico, fue blanco de seis impactos. El uso de la MOP en este escenario representa un salto cualitativo en la capacidad estadounidense de acceder a zonas que antes se consideraban inalcanzables con armamento convencional.

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Aunque sin un pronunciamiento formal, el Gobierno argentino comenzó a dar señales de respaldo a la ofensiva estadounidense contra las centrales nucleares iraníes. El presidente retuiteó un mensaje de Galperín y el ministro Petri fue enfático: "Mañana el mundo despertará más libre".

La única aeronave capaz de transportar la MOP es el B-2 Spirit, el bombardero furtivo de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Su capacidad para evadir radares y lanzar esta bomba a grandes altitudes permitió un ataque de alta precisión con mínima exposición. Trump aseguró que todos los aviones regresaron "sanos y salvos", confirmando la efectividad del operativo.

No obstante, la exclusividad de esta plataforma limita la disponibilidad táctica del arma. Su uso requiere acceso aéreo garantizado, reabastecimiento en vuelo y rutas seguras, lo que convierte cada misión en una operación de altísima complejidad.

El bombardeo no solo afectó la infraestructura física iraní. También puso en crisis la confianza del régimen en su blindaje subterráneo. Por años, Fordow fue considerado prácticamente invulnerable. Hoy, tras los impactos de la MOP, esa percepción ha cambiado.

Este ataque marca una diferencia clara respecto a los ataques previos de Israel, que solo lograron retrasos menores en el programa nuclear iraní. El objetivo de Estados Unidos fue explícito: imponer un retroceso de años en el desarrollo atómico de Teherán, y advertir sobre los límites que no se tolerarán cruzar.

Las autoridades iraníes confirmaron que continuarán con su programa nuclear y denunciaron el ataque como "una violación grave y sin precedentes". Se anticipan posibles represalias que podrían extender el conflicto. En paralelo, países como Venezuela manifestaron su apoyo a Irán, mientras que Argentina, mediante gestos no oficiales del presidente Javier Milei y el ministro Luis Petri, respaldó la acción estadounidense.

La operación también presiona a otras potencias: si el modelo de defensa subterránea ya no garantiza invulnerabilidad, muchos actores podrían optar por acelerar sus programas militares, fortaleciendo aún más la carrera armamentista global.

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La GBU-57/B MOP es hoy una capacidad exclusiva de Estados Unidos. Ninguna otra nación dispone actualmente de un armamento convencional con igual capacidad de penetración, ni de una plataforma que la pueda lanzar con eficacia comparable.

Este monopolio le otorga a Washington una ventaja táctica única en cualquier conflicto donde los objetivos clave estén bajo tierra. La ofensiva contra Irán reconfigura el equilibrio estratégico, evidenciando que ni siquiera los refugios más profundos son inalcanzables.