La futura jefa oficialista en la Cámara alta, Patricia Bullrich, quiere ponerse al hombro el debate. Desde dos despachos mileistas deslizaron que pretende presidir la comisión de Trabajo.
Con la llegada de diciembre, empieza una etapa clave para la administración libertaria: el período de sesiones extraordinarias que se extenderá del 10 al 30 promete convertirse en un punto de inflexión para las reformas que impulsa Javier Milei. El oficialismo llega recargado, con una agenda exigente pero alineada con los objetivos centrales del Presidente: ordenar las cuentas públicas con el Presupuesto 2026 y modernizar las reglas laborales para dinamizar el empleo formal.
En el Senado, la figura que se encamina a jugar un rol determinante es Patricia Bullrich. A días de asumir como legisladora y futura conductora del bloque libertario, ya anticipó que quiere tomar responsabilidades de peso en la discusión de la reforma laboral. Su disposición a encabezar la Comisión de Trabajo refleja una decisión política concreta: blindar un proyecto estratégico para el Gobierno y evitar distracciones en un contexto donde cada voto cuenta.
La Casa Rosada respalda esta línea de acción. El Ejecutivo busca que el Senado funcione con precisión y disciplina, sin ruidos internos que enlentezcan el avance de las reformas. En este sentido, Bullrich aparece como la interlocutora más sólida para ordenar la dinámica parlamentaria, mientras el oficialismo perfila una coordinación más fina que la exhibida en los primeros meses de gestión.
En Diputados, Martín Menem también afianza su liderazgo. Ratificado como presidente de la Cámara baja con el aval directo del Presidente, será quien pilotee el debate del Presupuesto 2026. El Gobierno apuesta a aprobarlo cuanto antes para enviar una señal clara de previsibilidad fiscal, disciplina del gasto y continuidad del rumbo económico que ya empieza a reflejarse en indicadores como la baja del riesgo país y la recuperación de la confianza inversora.
Mientras tanto, en una reunión realizada en el anexo del Senado, referentes libertarios evaluaron los próximos pasos de la estrategia parlamentaria. Allí Bullrich dejó en claro que su objetivo es asegurar el mejor andamiaje legislativo para la reforma laboral, una pieza central del programa que Milei prometió a los argentinos para desatar la productividad y reducir costos burocráticos que hoy frenan el crecimiento.
El inicio formal del debate será el momento en que el Gobierno exponga su hoja de ruta para las próximas semanas: plazos para dictámenes, eventuales acuerdos con sectores dialoguistas y un mapa claro de cómo se ordenarán las iniciativas incluidas en el temario extraordinario. El oficialismo está convencido de que aprobar la reforma laboral y el Presupuesto antes de fin de año contribuirá a consolidar la tendencia hacia la baja del riesgo país y reforzar la idea de estabilidad que pide el mercado.
Otro punto a seguir será la cantidad de comisiones en las que recaerán los proyectos. Con un Congreso más acostumbrado al funcionamiento del nuevo esquema político, la intención del Ejecutivo es simplificar los recorridos y evitar demoras innecesarias. La Comisión de Asuntos Constitucionales, por ejemplo, podría volver a jugar un rol relevante según el contenido de los proyectos, mientras que el equipo técnico del Senado -uno de los activos institucionales mejor valorados en estos meses- seguirá siendo clave para ordenar procesos y garantizar consistencia jurídica.