La condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos contra Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad reabre un nuevo frente judicial: si se le concederá la prisión domiciliaria y bajo qué condiciones. Aunque el Tribunal Oral Federal 2 (TOF 2) aún no resolvió el pedido formal de su defensa, todo indica que la exmandataria podría cumplir su pena en su departamento de la calle San José 1111, en el barrio porteño de Recoleta.

El debate se centra ahora en si la presidenta del PJ deberá portar o no una tobillera electrónica para garantizar el cumplimiento de la medida. Hay dos opciones sobre la mesa: monitoreo a través del dispositivo electrónico o vigilancia presencial mediante una custodia especial asignada por la Justicia.

Varios abogados con experiencia en el fuero federal señalaron que una custodia asignada por el juez de ejecución podría ser más eficaz que la tecnología. "La tobillera a veces falla, y si se corta hay que mandar de inmediato a la policía", explicó un abogado con experiencia en causas de prisión domiciliaria. "En cambio, una custodia elegida específicamente por el juez puede actuar como garante directo de que la persona no abandone el domicilio", sostuvo.

Además, resaltó que no todos los beneficiarios de prisión domiciliaria llevan tobillera, ya que este sistema suele reservarse para personas "sin arraigo". En el caso de Cristina Kirchner, su alta exposición pública, domicilio fijo y condiciones personales harían menos probable una fuga.

Cristina Kirchner desafía su inhabilitación y activa la resistencia del kirchnerismo

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Pese al fallo de la Corte Suprema que la condena a seis años de prisión y la inhabilita de forma perpetua para ejercer cargos públicos, la expresidenta mantiene el control del PJ y lanza una movilización nacional con el lema "Liberen a Cristina".

No obstante, otros penalistas remarcan que la custodia actual de Cristina -integrada por agentes de la Policía Federal- tiene funciones de protección, no de vigilancia judicial. "La División de Custodias Especiales no tiene competencia para controlar el cumplimiento de una pena", explicó un abogado penalista. "Si no se le coloca una tobillera, se estaría desvirtuando la función de esos agentes", agregó.

Este detalle es clave: la custodia existente protege a la exmandataria en su calidad de expresidenta, pero no está entrenada ni legalmente habilitada para actuar como garante de una condena penal.

Según trascendió, existe un problema adicional: el sistema penitenciario federal enfrenta actualmente una escasez de pulseras electrónicas, lo que complica su asignación incluso en casos de condena firme. Esta situación refuerza la posibilidad de que Cristina Kirchner cumpla prisión domiciliaria con vigilancia presencial, a través de un esquema especial que combine custodia y control judicial.

En cualquiera de los dos escenarios, si la expresidenta incumple las condiciones de la prisión domiciliaria, el procedimiento es claro: se ordenaría su traslado a una unidad del Servicio Penitenciario Federal para cumplir el resto de la condena en prisión común.

Por el momento, el TOF 2 no se ha expedido oficialmente sobre el pedido de prisión domiciliaria, aunque fuentes cercanas al tribunal sostienen que es la opción más probable, dadas las circunstancias de salud, edad y antecedentes de Cristina Kirchner.