Aunque es común guardar alimentos en potes plásticos de crema o yogur, los expertos advierten que no están diseñados para un segundo uso.
En muchas cocinas argentinas, reutilizar los potes descartables de yogur, queso untable o helado es una costumbre instalada. Parecen prácticos, resistentes y, además, es una manera de evitar desperdiciar plástico. Pero los expertos en salud alimentaria advierten que este hábito puede representar riesgos reales, sobre todo si se utilizan para guardar comida caliente, congelar o
Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de España, los envases de un solo uso no están fabricados para resistir el desgaste que implican los múltiples lavados, el calor o el contacto con alimentos ácidos o grasos. Estos factores pueden acelerar un proceso conocido como migración química, es decir, la transferencia de compuestos del plástico al alimento.
"El riesgo de migración se incrementa cuando los envases se calientan, se lavan en lavavajillas o presentan rayaduras, cortes o deformaciones", detalla la OCU en un informe publicado en 2023.
Potes como los de yogur, flan, cremas o quesos untables están diseñados exclusivamente para transportar el producto original hasta su consumo. En ese sentido, no cuentan con los estándares de durabilidad ni los materiales aptos para conservar alimentos en forma segura más allá de ese uso inicial.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) de México fue clara al respecto:
"Estos envases pueden deteriorarse fácilmente y presentar microgrietas, lo que facilita la acumulación de bacterias y el traspaso de compuestos químicos a los alimentos", advirtió en su revista institucional.
Además, alertó que reutilizar estos plásticos en contacto con comida caliente o al recalentarlos, incluso en microondas, aumenta el riesgo.
No todos los plásticos tienen el mismo nivel de riesgo. Los recipientes identificados con los códigos de reciclaje 2 (HDPE), 4 (LDPE) y 5 (PP) se consideran más seguros para uso alimentario, aunque también deben reemplazarse si se deterioran. En cambio, los que llevan el número 7, a menos que estén señalizados como "PLA" o tengan una hoja como símbolo, pueden contener bisfenol A (BPA), un compuesto asociado a alteraciones hormonales y que ya fue prohibido en la Unión Europea.
"El plástico no es un buen aliado para la desinfección. Cuando los potes tienen muchos años o se usan mal, presentan microgrietas donde las bacterias viven tan a gusto", explicó Marta García-Orea, especialista en cocina saludable y libre de tóxicos.
Los especialistas coinciden en que es posible reducir el riesgo si se adoptan algunos hábitos simples:
En resumen, si bien la reutilización de envases descartables parece una práctica inocente o incluso ecológica, puede implicar más riesgos que beneficios. Renovar los táperes de cocina no es solo una cuestión estética: también es una forma concreta de cuidar la salud y reducir la exposición a compuestos potencialmente dañinos. Ante la duda, el vidrio y el acero inoxidable siguen siendo los mejores aliados para conservar y recalentar alimentos en forma segura.