La medida rige a partir del 5 de abril e impone un nuevo piso de 10% para todos los países. Tendrá efecto sobre productos alimenticios, químicos, plásticos y textiles, además del acero, el aluminio y otras ventas a ese país.
La reciente medida anunciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, respecto a la implementación de aranceles recíprocos generalizados ha generado gran preocupación en Argentina. Esta nueva política, que comenzará a regir a partir del 5 de abril, afectará a todas las exportaciones argentinas a ese país, estableciendo un arancel mínimo del 10% para todos los productos que ingresen a Estados Unidos, lo que podría poner en riesgo la competitividad de diversas exportaciones nacionales.
Trump presentó la medida como parte de un plan para recuperar la manufactura y los empleos en Estados Unidos, afirmando que "con estas acciones vamos a lograr hacer de Estados Unidos un gran país nuevamente". Durante su discurso en la Casa Blanca, el mandatario explicó que la firma de una Orden Ejecutiva histórica establecería aranceles recíprocos, es decir, una política de igualación arancelaria en todos los frentes comerciales. "Recíprocos quiere decir: ellos nos lo hacen a nosotros, y nosotros se lo hacemos a ellos", aseguró.
Esta decisión marca un nuevo capítulo en la guerra comercial que Estados Unidos ha abierto con algunas de las economías más poderosas del mundo, incluidos China, la Unión Europea, Japón, India, Brasil, Canadá y México. Como resultado, se prevé un escenario global sin precedentes, donde países industrializados responderán con un aumento de sus propias barreras aduaneras.
El mandatario ordenó la implementación de gravámenes recíprocos para poner fin a lo que considera décadas de desbalances comerciales.
El principal objetivo de Trump con esta medida es forzar a las empresas extranjeras a instalarse en suelo estadounidense, reducir los precios de los bienes de consumo masivo y aumentar la recaudación tributaria. "No hay aranceles si fabrican su producto aquí, si lo fabrican en Estados Unidos", remarcó el presidente antes de anunciar su política.
Sin embargo, Argentina enfrenta un panorama complejo ante esta situación. Los empresarios locales no tienen planes de instalar fábricas en Estados Unidos, y la legislación que bloquea el ingreso masivo de productos "Made in USA" dificulta aún más el panorama. Además, las diferencias en los aranceles entre ambos países son significativas, lo que podría afectar la competitividad de las exportaciones argentinas.
Según un informe de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham), las tarifas arancelarias que paga Argentina son considerablemente más altas que las que impone Estados Unidos sobre sus importaciones. Algunos ejemplos de estas diferencias incluyen:
Frente a este panorama, el presidente argentino Javier Milei ha decidido aprovechar su relación estratégica con Trump para intentar negociar excepciones o reducir los aranceles aplicados a los productos nacionales. Sin embargo, se espera que estas negociaciones sean complicadas y que los plazos de resolución sean largos.
Milei planea utilizar el déficit en la balanza comercial entre ambos países como argumento para mejorar las condiciones para las exportaciones argentinas durante su reunión informal con Trump, que se llevará a cabo mañana en Mar-a-Lago, acompañado por su equipo de funcionarios, entre ellos Karina Milei, Luis Caputo y Gerardo Werthein.
No obstante, el interés principal de Trump en esta reforma arancelaria es la reducción de los precios de los productos en el mercado estadounidense, lo que podría dificultar el cumplimiento de las condiciones que el presidente argentino debe negociar, dado que los productos argentinos resultan caros para los consumidores americanos y la legislación local no facilita el ingreso fluido de productos estadounidenses en Argentina.
También impuso aranceles de un 26% sobre los productos de la India.
El informe de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) también ha señalado las barreras aduaneras y los obstáculos que enfrentan las exportaciones de Estados Unidos al intentar ingresar a mercados clave como China, la Unión Europea, India, México, Japón y Corea del Sur. Argentina, mencionada en el informe, ha sido señalada por las asimetrías en los aranceles y las restricciones a las importaciones, un desafío adicional para la negociación.
En Washington, la ofensiva de Werthein continúa. Ayer, el funcionario argentino se reunió con el senador Marco Rubio en el Departamento de Estado, y mañana tendrá un encuentro clave con Jamieson Greer, titular de la USTR, para discutir los posibles impactos de la nueva política arancelaria y explorar opciones para suavizar las restricciones a las exportaciones argentinas.
La conversación entre Milei y Trump, que tendrá lugar el jueves en Mar-a-Lago, promete ser crucial para definir el futuro de las relaciones comerciales entre ambos países. Mientras tanto, las expectativas están puestas en si esta nueva política arancelaria traerá consigo una reforma global que podría reconfigurar las dinámicas comerciales internacionales.