Sociedad Lo acusan de nepotismo

Privilegios de un juez de la suprema corte que se atornilló a su sillón y con 80 años no quiere jubilarse

El magistrado, Pedro Llorente, es señalado de haber hecho ingresar al Poder Judicial a varios integrantes de su familia.

Jueves, 27 de Octubre de 2022

Pedro Llorente, es uno de los siete miembros de la Suprema Corte de Justicia de nuestra provincia, que pareciera espera romper el récord de permanencia en el cargo, pero además es apuntado por disfrutar de una serie de privilegios que le da su puesto y además ostenta un lugar de supremacía en cuanto a la contratación de familiares, con cargos dentro de uno de los tres poderes del Estados, situación conocida como nepotismo.

El hombre, con 80 años de edad y 35 como magistrado, ha tenido una trayectoria con pocas luces en su andar, pero si funcional siempre a otros de los poderes del Estado, como es el Ejecutivo.

Hoy su presencia garantiza la mayoría radical (4 a 3) en una Corte mendocina altamente politizada durante la última década. Pedro Llorente es uno de los magistrados más longevos de esta provincia y el mayor de los siete supremos que integran la cúpula del Poder Judicial.

Llorente fue uno de los más de 200 jueces añosos que fueron emplazados a renunciar o desistir del trámite jubilatorio que habían iniciado, bajo la amenaza de que podría perder los beneficios que gozaban cuando iniciaron los papeles.

El hombre, recibió el emplazamiento del organismo que preside Fernanda Raverta a nivel nacional, pero luego de varias notificaciones y las mismas cantidad de rechazos a pasar a la clase pasiva por parte del magistrado, todo quedó como eran entonces. "Ningún fiuncionario de cuarta línea va a venir a exigirme que me jubile", repitió en varias ocasiones Llorente haciendo frente a la disposición del organismo nacional.

Lo concreto, es que el magistrado, según comentan en el cuarto piso del edificio del Palacio Judicial, ha ido perdiendo actividad en su trabajo. Cuentan desde su entorno, que prácticamente no lee los expedientes que llegan  a su despacho, y que sólo firma en coincidencia con lo que ya estudiaron y firmaron sus pares.

"Le llega el expediente del ámbito penal a su escritorio, lo abre y si ve que está la firma de (José) Valerio, el también lo firma, sin detenerse a leer que lo que dice. Si es un expediente en lo civil que lleva la firma de Teresa Day, directamente lo firma sin anoticiarse de lo que ahí se dice", comentó un empleado judicial que trabaja a escasos metros de la oficina de Llorente.

La misma fuente explicó que el magistrado ha quedado muy lejos de lo que es la actividad, los movimientos y trámites judiciales. "Es mucho decir, pero no sabemos si sabe como encender una computadora", relata la fuente, tratando de explicar que el ministro no está muy al tanto de los movimientos de los diferentes procesos.

En el mismo cuarto piso se critica y se comenta lo relacionado a la gran cantidad de familiares que Pedro Llorente hizo ingresar a la planta permanente de trabajadores del Poder Judicial. "Obviamente hay una clara situación de nepotismo. Trabaja la hija, sobrinos y otros familiares. Seguramente si sumamos los salarios de los Llorentes, se podría llegar a un monto cercano a los 15 millones de pesos", explicaron en el ámbito judicial.

Otras fuentes relatan varias desprolijidades en el ámbito personal del magistrado, relacionado a cuestiones sentimentales paralelas, por todo el mundo conocidas, pero que nada tienen que ver con los privilegios y  de lo poco afecto al trabajo del juez.