Bitcoin se hunde hacia la zona de u$s95.000 y reordena todo el mercado cripto. Qué gatilló la caída, qué ven los bancos del NYSE y qué puede pasar en 2026.
La tensión volvió a adueñarse del mercado cripto. En pocas semanas, Bitcoin pasó de superar los u$s26.000 a deslizarse peligrosamente rumbo a los u$s94.000, su nivel más bajo en más de medio año. Para los traders, el golpe no es menor: el quiebre de los u$s100.000 marcó un antes y un después en el ciclo, y dejó claro que la tendencia alcista entró en pausa.
La caída combinó un cóctel casi perfecto para generar pánico: ventas masivas de inversores de largo plazo, liquidaciones forzadas en los mercados de futuros y una ola de rescates en los ETF de Bitcoin en Estados Unidos. Todo, mientras el contexto macro global cambió de manera brusca, con menos liquidez, más temor a una recesión en Estados Unidos y una Reserva Federal que dejó de dar señales claras de baja de tasas.
Según un informe de Buenbit, al que tuvo acceso iProfesional, los holders de largo plazo -habitualmente los más estables- vendieron más de 800.000 BTC en pocas semanas. Es un nivel que no se veía desde enero de 2024 y que para muchos analistas fue la señal que desató la corrección.
En simultáneo, empezaron a aparecer reportes de bancos de Wall Street que ya no miran el precio actual, sino el riesgo de un escenario mucho más delicado hacia 2026 si la liquidez global no se normaliza a tiempo. El mensaje: el mercado está viviendo una purga de excesos, pero todavía no está claro si encontró piso.
Un derrumbe que expuso el agotamiento del rally
Aunque el descenso fue veloz, la corrección no surgió de un día para el otro. Desde su máximo histórico en torno a los USD 126.000, Bitcoin venía perdiendo impulso y dejando señales de agotamiento. En apenas un mes, la criptomoneda retrocedió más de 25%, borrando casi todo el rally acumulado desde mitad de año.
Buenbit describe este período como un momento de "reconfiguración profunda": cayeron los flujos hacia los ETF, se redujo la demanda institucional y los inversores estratégicos comenzaron a tomar ganancias agresivas. Todo eso alimentó la presión vendedora en un mercado que venía extremadamente apalancado.
Los ETF de Bitcoin en Estados Unidos, que durante 2024 y parte de 2025 funcionaron como un piso sólido para el precio, pasaron a registrar salidas millonarias. En sus peores semanas, algunos fondos tuvieron rescates diarios cercanos a los USD 800 millones, revirtiendo las entradas que habían impulsado la escalada previa.
A medida que se quebraban niveles técnicos, se activaron miles de liquidaciones forzadas de posiciones con leverage. Esa dinámica aceleró la caída, generando un "efecto dominó" que empujó al precio hacia la zona de los USD 90.000. Para muchos especialistas, el mercado necesitaba limpiar este exceso de apalancamiento antes de intentar un nuevo ciclo alcista.
Apalancamiento al límite, ETF en rojo y ventas récord de largo plazo
El informe de Buenbit destaca que los "holders de larga data" -los que suelen comprar con horizonte de años- redujeron sus posiciones más rápido de lo habitual. Ese grupo rara vez vende en pánico. Por lo general lo hace para capturar ganancias luego de un rally muy acelerado, lo que muestra que incluso los inversores más firmes empezaron a ver alzas agotadas.
En paralelo, los ETF spot dejaron de ser compradores netos y se transformaron en vendedores. Esa transición es clave porque fueron justamente los ETF los que explicaron buena parte de la demanda institucional durante 2024. Si se retiran, la presión pasa automáticamente al mercado contado.
La otra chispa fue el apalancamiento. La corrección obligó a cerrar miles de posiciones largas en futuros y opciones, muchas altamente apalancadas. Cuando el precio perforó los USD 100.000, los exchanges liquidaron posiciones por miles de millones de dólares en cuestión de horas. Esas ventas automáticas amplificaron el movimiento más allá de lo que justificaba cualquier dato macro.
En conjunto, el cuadro fue el mismo que suele verse en las grandes correcciones de Bitcoin: euforia previa, exceso de leverage, ventas de largo plazo y un shock externo que funciona como disparador.
El shock macro que aceleró todo: menos liquidez y una Fed más fría
La caída coincidió con un deterioro repentino en las condiciones financieras globales. Estados Unidos salió de un prolongado "shutdown" que obligó al Tesoro a reconstruir su caja, lo que drenó liquidez del sistema justo en un momento en el que los mercados estaban extremadamente sensibles.
A la vez, las expectativas de un recorte de tasas por parte de la Reserva Federal se desvanecieron. Lo que semanas atrás parecía un hecho -al menos una baja antes de fin de año- hoy se transformó en un interrogante. La nueva lectura del mercado es que las tasas podrían mantenerse altas por más tiempo del esperado.
Ese cambio afecta directamente a Bitcoin. Las criptomonedas suelen rendir mejor en contextos de tasas bajas, alta liquidez y apetito por riesgo. Con ese viento de frente, el mercado ajustó posiciones en todos lados: tecnológicas, alto rendimiento y cripto.
También hubo correlación con el Nasdaq. En los momentos más tensos, la bolsa tecnológica cayó con fuerza y arrastró a Bitcoin, que opera como un activo de riesgo con una beta mucho más alta. Cuando la liquidez se contrae, Bitcoin cae más que los mercados tradicionales.
En lo que va del año, pese a haber tocado máximos históricos, Bitcoin apenas acumula en este 2025 un avance moderado -entre 0,5% según distintos proveedores- mucho menos que el rally de las grandes tecnológicas. Para muchos analistas, eso muestra que el ciclo alcista no estaba tan sólido como parecía.
El escenario que anticipan los grandes bancos para 2026
La pregunta central es si Bitcoin encontró un piso o si todavía queda más corrección por delante. JP Morgan sostiene que existe un nivel clave alrededor de los USD 94.000, cercano al costo de producción estimado para la red. En ciclos anteriores, cada vez que Bitcoin se acercó a ese valor aparecieron compras fuertes de largo plazo. Pero advierten algo más: si la liquidez global no mejora, el precio podría comprimir todavía un tramo adicional antes de estabilizarse.
Ese es el "escenario más temido" que el banco plantea: un período prolongado de debilidad, con Bitcoin moviéndose entre USD 85.000 y USD 100.000 mientras se desinfla el apalancamiento y se normalizan los flujos institucionales. No hablan de un colapso estructural, sino de un mercado sin motores claros de suba hasta que vuelva la liquidez.
Morgan Stanley, en cambio, se enfoca en la asignación estratégica. Asegura que Bitcoin sigue siendo un "activo escaso" comparable al oro digital y recomienda a inversores de alto patrimonio mantener entre 2% y 4% del portafolio en criptoactivos. El banco ve espacio para una recuperación fuerte una vez que el mercado complete esta "limpieza".
Desde Bank of America, analistas remarcan que Bitcoin fue una de las divisas con mejor desempeño global en los últimos años, pero advierten que el ecosistema seguirá depurándose: solo un grupo reducido de activos -entre ellos BTC- sobrevivirá al proceso. Y desde Goldman Sachs resaltan la creciente institucionalización del mercado: más operaciones OTC, más derivados regulados y más fondos familiares entrando en el ecosistema. Para 2026, el banco ve a Bitcoin operando con una volatilidad menor, aunque siempre atada al ciclo macro global.
¿Qué significa esta caída para el inversor?
Lejos de un colapso estructural, lo que ocurrió con Bitcoin parece más una purga del exceso de apalancamiento acumulado durante el rally. La zona de los USD 90.000-95.000 se perfila como un nivel de observación clave: si vuelve la demanda institucional, ahí podría aparecer el piso técnico.
Pero los analistas son claros: la volatilidad seguirá alta y no puede descartarse que el precio caiga aún un escalón más antes de estabilizarse. Para los inversores minoristas, la lección es siempre la misma: horizontes largos, posiciones moderadas y evitar operar con leverage en momentos de tensión.
Bitcoin se está comportando como un activo financiero maduro, más ligado a la macro global que nunca. Y eso implica convivir con ciclos de euforia, correcciones abruptas y recuperaciones que, muchas veces, se inician cuando el mercado está más pesimista.
Hacia 2026, el consenso de Wall Street no es bajista, pero sí prudente: el mercado necesitará tiempo para absorber las ventas de largo plazo, recomponer liquidez y volver a atraer flujos hacia los ETF. Si eso ocurre, los bancos ven espacio para un rebote significativo. Si no, el precio podría quedar lateralizando en la zona actual por varios meses.
Lo único seguro es que, como siempre, Bitcoin no pierde su capacidad de sorprender. Y la (probable) baja hacia los USD 90.000 puede ser tanto un susto pasajero como la antesala de un nuevo ciclo. El mercado todavía no eligió el camino.
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Los activos financieros argentino tienen para seguir a la suba, buenas perspectivas para que baje el riesgo país y suban acciones. Dólar tranquilo