Reconoció haber recibido sugerencias sobre cómo dirigir el programa, aunque no espera cambiar opiniones. Subrayó que su intención nunca fue minimizar el asesinato de un joven, disculpándose si su postura fue inoportuna o poco clara y comprendiendo el enfado de quienes se sintieron aludidos.

Kimmel insistió en la importancia de un país que permita programas como el suyo, a pesar del boicot parcial de compañías como Nexstar y Sinclair, que impidió su emisión en algunas zonas, incluyendo la capital estadounidense.

"Si no tenemos libertad de expresión, no tenemos un país libre", afirmó, advirtiendo que la pérdida de este derecho fundamental arrastraría consigo el resto. Criticó el deseo del gobierno de controlar la información y la postura de Trump, quien busca el despido de él y su equipo por no tolerar una broma.

Finalmente, elogió a Erika Kirk por perdonar al asesino de su marido, calificando su acto como un ejemplo de gracia y perdón.