Tenían apenas 20 años cuando, en 1982, fueron destinadas a hospitales militares en el sur del país para atender a los soldados heridos que regresaban del frente.
Cuarenta años después de la Guerra de Malvinas, las 14 enfermeras de la primera promoción femenina del Ejército volvieron a reunirse en Mendoza para recordar la experiencia que marcó sus vidas. Tenían apenas 20 años cuando, en 1982, fueron destinadas a hospitales militares en el sur del país para atender a los soldados heridos que regresaban del frente.
Eran de la misma edad que los jóvenes combatientes y compartieron con ellos el horror, el dolor y la incertidumbre de la guerra.
Durante mucho tiempo su rol quedó invisibilizado en los relatos oficiales, pero con el paso de los años su labor comenzó a ser reconocida como parte fundamental de la gesta de Malvinas. En su reencuentro, recordaron las interminables jornadas en salas colmadas de heridos graves, fracturas, amputaciones y cuadros de trauma psicológico. Contaron que, además de asistencia médica, brindaban contención emocional, escuchando y acompañando a los soldados en medio de la desesperanza.
Las veteranas remarcaron que el lazo que construyeron en aquellos días permanece intacto. El reencuentro en Mendoza fue una oportunidad para revivir esos lazos y volver a poner en valor la entrega y el compromiso de un grupo de mujeres que hicieron historia en silencio. "Nos sentimos orgullosas de haber servido a la Patria y de haber estado al lado de nuestros soldados", expresaron, reclamando además un mayor reconocimiento para todas las mujeres que formaron parte de la guerra y que durante décadas permanecieron en el olvido.