El Ministerio de Economía objeta el aumento firmado por el sindicato de Armando Cavalieri, de un 5,4% para el trimestre abril-junio. Por qué podría marcar una guerra con todo el gremialismo
La pulseada entre el Ministerio de Economía y los gremios por los topes salariales se intensifica. Con una pauta oficial que busca contener los aumentos por debajo del 1% mensual, el titular de la cartera, Luis Caputo, apunta a preservar la desaceleración inflacionaria, pero su estrategia empieza a chocar con la lógica sindical y amenaza con dinamitar los últimos puentes de diálogo con la Confederación General del Trabajo (CGT).
Uno de los focos de conflicto es el reciente acuerdo salarial firmado por la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECYS), que lidera Armando Cavalieri. Con un incremento del 5,4% en tres tramos para el segundo trimestre del año (1,9% en abril, 1,8% en mayo y 1,7% en junio), el convenio encendió las alarmas en Economía, aunque todavía no fue enviado a la Secretaría de Trabajo para su homologación.
"El objetivo es sostener el poder adquisitivo del salario ante una inflación que aún persiste", justificó Cavalieri, considerado un histórico negociador moderado. Sin embargo, el Gobierno considera que aumentos como el de Comercio, aun cuando no superan la inflación, dificultan el plan de estabilización.
La amenaza de no homologar convenios que se alejen de la pauta oficial no es nueva. En los últimos meses, gremios como SMATA, Sanidad y UTHGRA firmaron acuerdos que la superaron, lo que generó tensiones y obligó a renegociaciones a la baja. Para el Gobierno, la prioridad es mantener los salarios bajo control como ancla para la inflación, aunque eso implique congelar la negociación colectiva.
Desde la CGT, en cambio, alertan que esa política recorta el margen de acción de los sindicatos y deja al Gobierno sin interlocutores. "No puede haber libertad de precios y paritarias pisadas", lanzó Héctor Daer, uno de los cotitulares de la central obrera.
En paralelo, se reactivan los reclamos de reapertura de paritarias tras conocerse que la inflación de marzo fue del 3,7%. La mayoría de los acuerdos firmados en el primer trimestre quedaron por debajo de ese índice, lo que refuerza el reclamo gremial de revisar las cifras.
El riesgo es que el escenario derive en una nueva confrontación directa. Con una veintena de elecciones gremiales clave en el horizonte, y un malestar creciente entre los trabajadores, la CGT ya empieza a advertir que, si no se flexibiliza el cerrojo salarial, el cuarto paro general contra el Gobierno de Javier Milei está más cerca que una negociación posible.