Desde el Paseo de la Castellana, una de las arterias más importantes de la capital, Nacevich explicó que el servicio eléctrico ya fue restablecido, aunque la situación generó un fuerte impacto en la población.

El corte masivo de energía ocurrió cerca del mediodía del día anterior, y fue confirmado oficialmente por el Gobierno español a las 12:33. El apagón provocó caos vehicular, parálisis en el transporte público y escenas inusuales en las calles de Madrid, que coincidieron con una huelga de recolectores de basura. Esto acentuó el desconcierto y generó postales urbanas de calles abarrotadas de personas y residuos, en un contexto que muchos describieron como "apocalíptico".

Nacevich indicó que, si bien inicialmente se barajó la posibilidad de un ciberataque, las autoridades de la red eléctrica lo descartaron. Aun así, no se ofrecieron explicaciones claras y definitivas sobre el origen del corte, más allá de posibles fallos relacionados con la alta dependencia de energías renovables, como la fotovoltaica. En este sentido, el Consejo de Seguridad Nacional continúa evaluando el incidente, que ya fue calificado como "histórico" por tratarse del primero de esta magnitud en España.

Durante el apagón, los ciudadanos experimentaron una repentina desconexión que paralizó medios de pago, transporte y servicios básicos. Muchos se vieron obligados a buscar alternativas analógicas, como radios de pilas o linternas. Los supermercados, por ejemplo, fueron colapsados por la demanda de productos esenciales. La mayoría de los pagos electrónicos no pudieron completarse por la falta de conexión, generando incertidumbre en una sociedad altamente digitalizada y poco habituada a operar con dinero en efectivo.

En relación con los efectos en los países vecinos, Nacevich confirmó que el sur de Francia y Portugal también se vieron afectados, aunque en menor medida. En España, nueve comunidades autónomas declararon la emergencia, siendo Madrid una de las más perjudicadas. Algunos hogares estuvieron sin luz durante casi 24 horas.

A nivel educativo, los colegios madrileños abrieron sus puertas al día siguiente del apagón, pero sin dictar clases formales. Esta medida fue adoptada para brindar contención a las familias que necesitaban dejar a sus hijos al cuidado institucional mientras retomaban sus actividades laborales.