El robo del 19 de octubre en el Museo del Louvre en París expuso años de negligencia en ciberseguridad, dejando al museo vulnerable con software desactualizado y contraseñas débiles.

 El robo de las joyas imperiales de Napoleón y Josefina, ocurrido mientras el museo estaba abierto, suscitó preocupación por la seguridad en el emblemático monumento cultural francés. Una investigación interna de la IGAC reveló varios fallos de seguridad a pesar de los protocolos y alarmas existentes. 

La investigación destacó una subestimación de veinte años de los riesgos de robo de arte e insuficiente personal de seguridad, especialmente para la vigilancia externa. Si bien el papel de los sistemas informáticos en el robo de octubre no está claro, existían importantes fallas de ciberseguridad. 

Una auditoría de 2014 realizada por la Agencia Francesa de Ciberseguridad (ANSSI), revelada por CheckNews de Libération, descubrió que el museo todavía utilizaba Windows 2000, y Windows XP también estaba en uso en 2017. Los expertos de ANSSI pudieron infiltrarse en los sistemas del museo, explotando vulnerabilidades en aplicaciones y redes para acceder a las computadoras de los empleados, una base de datos para modificar los derechos de acceso y el sistema de videovigilancia.

 Las contraseñas débiles exacerbaron estos problemas. La auditoría de 2014 reveló que la contraseña del servidor de videovigilancia era "LOUVRE" y un programa de Thales usaba "THALES" como su contraseña. A pesar de las recomendaciones de ANSSI para mejorar la seguridad y cambiar las contraseñas, documentos posteriores indicaron al menos ocho programas obsoletos, que gestionaban áreas de vigilancia cruciales, que no se pudieron actualizar.

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