Los investigadores revelaron que detectaron otro pecio hasta ahora desconocido que confirmaría que la nave hundida a 28 metros de profundidad y a 4 kilómetros de la costa argentina es un submarino alemán
La investigación sobre el supuesto submarino nazi hundido a solo cuatro kilómetros de la costa atlántica de Buenos Aires continúa arrojando nuevos datos. Ahora, un nuevo pecio de carácter “indubitable” que correspondería al sumergible militar alemán fue detectado entre los escombros del naufragio, según confiaron miembros del equipo de exploración Eslabón Perdido.
El fragmento, que puede verse en las imágenes que tomaron los buzos liderados por el investigador Abel Basti, es de color amarillo, tiene dos números impresos de color negro y sería parte de la chapa identificatoria de la escotilla de un submarino de la Kriegsmarine, la marina de guerra de la Alemania nazi.
El submarino nazi hallado en Necochea podría del Tipo IX. Imagen ilustrativa de la miniatura de un U-Boat similar en Escala 1-72, marca Revell
El coloso diseñado para el combate naval y la guerra subacuática, de casi 80 metros de largo y 10 de ancho, habría sido hundido deliberadamente en la costa bonaerense durante el invierno de 1945, tras el final de la segunda Guerra Mundial, luego de desembarcar a su tripulación, de acuerdo con la interpretación histórica de quienes siguen la pista de los “lobos grises” luego de la rendición del Tercer Reich conducido por el führer del Partido Obrero Nacionalsocialista Alemán, Adolf Hitler.
El buzo técnico Fabio Giuseppe Bisciotti, miembro de la Liga Naval Italiana y perito de parte del equipo de exploración, confirmó que podría tratarse de “una chapa identificatoria de una escotilla, similar a la que tenían todos los submarinos alemanes, pero para confirmarlo necesito ver la pieza en vivo y en directo”.
De hecho, fue Bisciotti quien detectó el nuevo pecio luego de analizar más de 8 horas de filmaciones. Las mismas fueron tomadas por los buzos de Eslabón Perdido, primero, y por la Prefectura Naval Argentina después, durante la incursión que confirmó el naufragio frente a las playas de Costa Bonita, si bien esta fuerza de seguridad federal aún no confirmó si se trata de un sumergible o no, alegando, sugestivamente, que “no se puede determinar si es un barco o un submarino”.
“En la captura de la imagen se ve la chapa identificatoria con dos números: no puedo determinar si es el número 65 o el 55, y no sabemos si es parte de un número mayor. Después de una interconsulta con mis colegas, coincidimos en que se trata de la chapa identificatoria de la escotilla de un submarino alemán”, dijo el miembro de la Liga Naval Italiana, sección Foggia.
Y argumentó: “¿Por qué? Por varias razones, entre ellas porque conserva el color amarillo característico de las chapas identificatorias particulares de cada sumergible alemán. Ese color servía para que pueda ser vista por la tripulación desde el interior del submarino que estaba iluminado con luces rojas”.
La noticia sobre el hallazgo del presunto submarino de la Alemania nazi fue reproducida en todo el mundo y si bien causó asombro, no fue una novedad para quienes siguen de cerca el derrotero histórico de los sumergibles de la flota de guerra alemana tras el final de la Segunda Guerra Mundial.
De hecho, este hallazgo tiene un antecedente en un relato histórico: el famoso incidente de la estancia Moromar. En 1945, el comisario de la policía bonaerense Luis Mariotti recibió la denuncia de parte de un vecino de Necochea sobre desembarcos furtivos en una playa solitaria. Dijo haber visto señales de luces, huellas de camiones y uniformes desconocidos.
“La policía va y comprueba en base a huellas de camión y pisadas de que se ha producido un desembarco, y siguen esas huellas, pero cuando llegan a la puerta de la estancia Moromar, un grupo de hombres extranjeros los recibe a punta de fusil, y los obliga a retroceder. El policía informa a sus superiores pero la orden política es que no se metan”, cuenta Basti, quien en base a este relato histórico comenzó la investigación para hallar el submarino.
“Esa playa coincide exactamente con el naufragio y corrobora el protocolo de los desembarcos alemanes: primero se produce el desembarco de personas y valores, la nave se retira de la costa lo suficientemente lejos pero no tanto como para que los últimos en abandonarla puedan volver a la playa”, agregó.
Otros expertos que accedieron a los videos que obtuvo Prefectura Naval Argentina pusieron en duda que lo hallado sea un submarino alemán y coinciden en que la evidencia todavía no es concluyente, como es el caso de Julio B. Mutti y Laureano Clavero, quienes se mostraron cautos sobre el hallazgo.
“De ser cierto que es un submarino alemán, sería una noticia de impacto mundial, pero todavía no hay suficiente evidencia”, indicó Mutti. Todavía más, Clavero dijo que después de mirar una y otra vez el material de video pudo detectar la presencia de dos anclas en la zona de proa que no pertenecen a un submarino.
“Una es de tipo Hall y la otra es un ancla más pequeña de tipo cepo en donde se logra ver claramente el cepo, la chaveta, la caña y el pico de loro de la misma”, describió. “Los submarinos alemanes no llevaban este tipo de anclaje doble, el cual era más común en otro tipo de embarcaciones como los barcos draga”, afirmó.
Consultado por este contrapunto, Basti no negó que en el lugar del hallazgo existieran anclas y otros elementos que no pertenecen a un submarino, por el contrario. “Sí, hay muchas anclas porque hay muchos enganches en esa zona, pero estamos tranquilos porque hay dos pericias que sostienen que se trata de un submarino, y para derribarlas son necesarias dos pericias que afirmen lo contrario. Y eso no es lo que ocurre”, consideró el líder de la expedición.
Abel Basti es un periodista y escritor de 66 años que lideró la expedición que halló la embarcación hundida en Necochea. El autor de cuatro libros sobre la vida de Hitler dijo no tener dudas de que los restos del naufragio de Necochea son de un submarino alemán y que la chapa identificatoria encontrada pertenece a la escotilla de un sumergible nazi con el grado de “indubitable”.
Esta chapa identificatoria de escotilla permanece actualmente apoyada sobre los escombros del naufragio encontrado en la costa bonaerense y se suma a otros elementos que se corresponden con un submarino, como el periscopio de ataque, las estructuras de cubierta y la torreta (la cual se ve muy difusamente porque no fue grabada por Prefectura, sino solo por los buzos de Eslabón Perdido).
Esta correspondencia entre los pecios analizados del naufragio con las piezas de un sumergible fue establecida por los ingenieros navales argentinos Juan Martin Canevaro y Andrés Miguel Cuidet, los peritos que participaron del análisis de las imágenes subacuáticas.
“La pericia argentina confirma, primero, que no se trata de un barco. No se observan chimeneas, mástiles, ojos de buey, barandas, timonera, todos elementos propios de una embarcación de superficie, y en cambio tenemos una torreta con su deflector, un periscopio y una chapa identificatoria de escotilla”, consideró Basti, y agregó: “La Prefectura, que prepara una nueva incursión, confirmó que había ‘una escotilla’”.
“Por las dimensiones creemos que se trata de un sumergible alemán del tipo IX, pero vuelvo a insistir: es mi hipótesis personal que podremos confirmar cuando se extraigan algunas partes del naufragio”, aclaró el buzo italiano Bisciotti.
“Hay otros elementos que apenas fueron vistos por los peritos no dudaron de que se trataba de un submarino, y son las estructuras de soporte de cubierta, situadas sobre el casco de presión, donde se apoya la cubierta”, explica Basti.
“Esa estructura es muy característica, porque es completamente diferente a la de los barcos. Apenas la vieron los peritos, dijeron ‘esto es un submarino’. Como se ve en las imágenes de Prefectura, estas estructuras son triangulares en la proa, delante de la torreta, y rectangulares en la popa, detrás de la torreta”, agrega.
“Con mi equipo creemos que estamos hablando de un submarino, pero no puedo confirmarlo porque estoy en Italia, tengo que ir a la Argentina para ver el pecio”, cuenta Bisciotti. “Esto es una teoría personal: creo que el carácter del número impreso sobre la chapa identificatoria de la escotilla es reconducible con una tipografía alemana, pero no estoy seguro”, añade el buzo técnico italiano que ha participado de otras investigaciones, actualmente en proceso, como la búsqueda de submarinos italianos y británicos naufragados en las aguas del mar Adriático durante la Segunda Guerra Mundial.
Comandante del submarino alemán U-177, Robert Giese (1911-1989)
“La Armada Argentina o la Prefectura deberían retirar un fragmento para analizarlo. Si queremos completar el trabajo, es muy importante analizar algunas partes, solamente de esta manera podemos estar seguros 100 por ciento; de lo que estoy seguro es que no es un barco”, afirma Bisciotti.
“Estoy abierto a todas las teorías. Hay muchos investigadores hablando del tema y podemos unirnos para resolver la cuestión: nosotros somos apasionados, buceadores e investigadores, pero debemos trabajar todos juntos”, concluye el italiano.
Cuchillo Krupp Bendorf, encontrado por el vecino Tonio Puente en las playas de Mar del Sud, perteneciente a la cubertería de un U-boat alemán
¿Fin del misterio? Los submarinos nazis que desembarcaron en la costa argentina
La rendición en el puerto de Mar del Plata de los submarinos alemanes U-530, el 10 de julio de 1945, y U-977, el 17 de agosto de ese año, confirmaron que los relatos sobre avistamientos de naves que emergían desde las entrañas del mar a lo largo de la costa Atlántica bonaerense eran ciertos.
Con la capitulación de los dos sumergibles nazis también estallaron las teorías conspirativas. Decían que el máximo responsable del exterminio masivo de al menos 6 millones de judíos europeos, Adolf Hitler, y su esposa, Eva Braun, habrían desembarcado en la costa patagónica antes de que las naves se rindieran en Mar del Plata.
Como publicó este cronista, nada de esto pudo probarse, más allá de que estas fantasías resultasen verosímiles. Sin embargo, la presencia de los submarinos de la Kriegsmarine en la costa argentina en el invierno de 1945 resulta obvia, y las inconsistencias en el relato de los comandantes de las naves rendidas generaron, sobre su derrotero, más dudas que certezas.
El comandante del primer submarino capitulado, Otto Wermouth, no solo había destruido la bitácora de a bordo sino que sus testimonios sobre la deriva de la nave fueron contradictorios; y nunca pudo explicar de manera convincente por qué faltaba un bote de goma que era parte del equipamiento de la nave.
Las explicaciones de Heinz Schäffer, comandante del segundo submarino alemán rendido en Mar del Plata el 17 de agosto de 1945, tampoco resultaron creíbles. Años después Schäffer, ya radicado en la Argentina, escribiría un libro sobre la deriva del sumergible que comandaba, titulado El secreto del U-977.
La hipótesis más firme, hasta ahora, es que la tripulación de los submarinos nazis que se rindió en la Argentina lo hizo para escapar de los campos de concentración soviéticos. La mínima posibilidad de terminar prisioneros de los rusos los aterrorizaba y estaban dispuestos a hacer cualquier cosa para evitarlo.
Pero algo es seguro. Todavía no se sabe, y quizá nunca se sepa, cuántos alemanes desembarcaron aquél invierno de 1945, ni quiénes eran y mucho menos qué guardaban dentro sus pesados bolsos.
Todo parece indicar que el plan se concretó a la perfección.