Los expertos alertan que los estudios de tatoos no están preparados para manejar emergencias. La Sociedad Americana de Anestesiólogos pide que se cumplan los mismos protocolos que en una cirugía tradicional.
La idea de evitar el dolor de un tatuaje es atractiva, especialmente cuando se trata de diseños extensos que requieren varias horas de trabajo. Pero un caso reciente ha encendido todas las alarmas: el influencer brasileño Ricardo Godoi, de 45 años, murió tras haberse sometido a anestesia general para realizarse un tatuaje de gran tamaño en la espalda.
La noticia despertó preocupación entre médicos y especialistas, que advierten sobre los peligros de aplicar anestesia profunda fuera del entorno hospitalario. "La lección aquí es: si no soportas tener el tatuaje despierto, no te lo hagas", dijo la anestesióloga certificada Dra. Tiffany Moon, conocida por su participación en el reality The Real Housewives of Dallas y por sus mensajes de concientización en redes sociales.
Moon explicó que el principal riesgo radica en el lugar donde se lleva a cabo el procedimiento. "Mi preocupación es que se realiza en condiciones deficientes, donde no necesariamente se cuenta con los medicamentos, el equipo ni el personal necesarios en caso de que algo salga mal", señaló.
La anestesia general es un procedimiento médico complejo que deja al paciente inconsciente y sin capacidad de respuesta. Según la Sociedad Americana de Anestesiólogos (ASA), siempre debe ser administrada por un profesional capacitado en un centro preparado para emergencias.
"Optar por anestesia para un tatuaje conlleva riesgos que van más allá del tatuaje en sí, y debe considerarse seriamente, como cualquier otro procedimiento quirúrgico o cosmético electivo", afirmó el Dr. Donald E. Arnold, presidente de la ASA.
El organismo publicó una guía que subraya los puntos críticos a tener en cuenta:
Fuera de estos parámetros, el margen de error es alto. "El estudio de un tatuador no es un entorno médicamente apropiado para la anestesia", subrayó Arnold.