Nahuel Gallo, un gendarme argentino, fue detenido el 8 de diciembre al ingresar a Venezuela desde Colombia a través de la frontera con Táchira. Viajaba con la documentación en regla para visitar a su pareja e hijo, residentes en Caracas. Desde su detención, el chavismo ha utilizado el caso con fines políticos, mientras se denuncia una desaparición forzada.

Gallo permanece detenido sin representación legal ni contacto familiar, y su paradero es desconocido. Su pareja, María Gómez, expresó su angustia en TN: "Hace un año que no escuchamos su voz".

El gobierno de Javier Milei enfrenta dificultades para lograr su liberación, ante la falta de contactos oficiales con Venezuela y las escasas vías de negociación.

La estrategia argentina se centra ahora en Donald Trump, buscando que la liberación de Gallo se incluya en las negociaciones impulsadas por la presión militar y diplomática estadounidense. Se recuerda un intento coordinado previo con Italia, Israel y Bélgica.

Mientras Estados Unidos despliega fuerzas en el Caribe frente a Venezuela, Argentina aspira a que Gallo sea parte de las negociaciones en curso. Estados Unidos ha logrado liberar a ciudadanos en situaciones similares, como lo demuestra el viaje de Richard Grenell a Caracas tras el regreso de Trump a la Casa Blanca. También facilitó la evacuación de asesores de María Corina Machado asilados en la residencia argentina.

Argentina ha denunciado el caso ante la CIDH, la CPI, y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU. El Ministerio de Seguridad y la Cancillería coordinaron la salida de María Gómez y su hijo de Venezuela. Gómez declaró en TN: "Nahuel no está preso, está en desaparición forzada. Eso es un crimen de lesa humanidad".