La visita de Javier Milei al bastión peronista terminó en agresión, detenciones y un cruce político entre Nación y Municipio. ¿Provocación o falla de seguridad?
La caravana electoral de Javier Milei por Lomas de Zamora, en plena Tercera Sección bonaerense, se convirtió en un episodio de alto voltaje político. A solo días de las elecciones, el Presidente fue atacado con piedras y botellas mientras recorría la zona en una camioneta junto a su hermana Karina Milei y el diputado José Luis Espert. El operativo de evacuación fue inmediato, pero las consecuencias se extendieron mucho más allá del incidente.
Desde el Ministerio de Seguridad nacional, Patricia Bullrich apuntó directamente contra el intendente Federico Otermín, acusándolo de permitir la presencia de barrabravas y funcionarios municipales en el lugar. "Pensar que Lomas de Zamora es de él, es un error", disparó Bullrich.
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El Presidente también habló del ataque que sufrió ayer en Lomas de Zamora: "No nos vamos a dejar amedrentar con acciones cobardes". Defendió los resultados de su plan económico y le advirtió a la oposición: "Si no logramos sostener los vetos, los vamos a judicializar".
La Municipalidad, por su parte, defendió su accionar. Aseguró que había coordinado con referentes locales de La Libertad Avanza para garantizar la seguridad, y que los funcionarios presentes estaban allí para evitar desbordes. "La Policía Local era el tercer anillo, la Bonaerense el segundo y la custodia presidencial el primero", explicó Roberto Barrera, organizador libertario de la caravana.
Dos personas fueron detenidas: Thiago Florentín, militante del Movimiento Teresa Rodríguez, acusado de arrojar objetos contundentes, y José Dabrowsky, por bloquear el paso de la comitiva. También se identificó a Diego Paz, un barra disidente de Arsenal con antecedentes de violencia.
El trasfondo revela una tensión latente entre oficialismo y oposición, donde cada gesto se interpreta como provocación. La presencia del concejal Claudio Morell, enfrentado al PJ local, fue otro foco de conflicto. "¿Qué hacía Morell ahí? Es un provocador", cuestionó Barrera.
Lo que debía ser una demostración de fuerza electoral terminó siendo una postal de la fragilidad institucional. En Lomas de Zamora, las piedras no solo golpearon una camioneta: también sacudieron el tablero político.
Fuente: Clarín