En medio del impacto político por la condena firme contra Cristina Fernández de Kirchner, el Partido Justicialista se reunió en su sede nacional para delinear una estrategia conjunta. Sin embargo, la ausencia del gobernador bonaerense Axel Kicillof en la cumbre volvió a dejar al descubierto tensiones internas en el oficialismo.

Desde el entorno del mandatario provincial señalaron que no recibió invitación formal para el encuentro, y que el vicepresidente primero del PJ, José Mayans, les indicó que la convocatoria no estaba dirigida a los gobernadores. Según detallaron a la agencia Noticias Argentinas, la idea era que Mayans organizara un cónclave exclusivo con mandatarios provinciales, lo que habría motivado la no participación de Kicillof.

No obstante, desde el sector cercano a la exmandataria desmintieron esa versión: aseguraron que la invitación sí fue cursada y que Kicillof simplemente "no confirmó su asistencia". Esta diferencia de interpretaciones volvió a poner en evidencia el desacople entre La Plata y el núcleo duro del kirchnerismo, en un contexto de máxima sensibilidad institucional.

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La expresidenta, condenada a 6 años de prisión en la causa Vialidad, pedirá una cautelar en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Mientras tanto, corre el plazo para que se presente en los tribunales de Comodoro Py. El antecedente de Petro, en Colombia, en el que apoya su reclamo.

El encuentro en Matheu contó con la presencia de dirigentes de peso como Sergio Massa (Frente Renovador), Juan Grabois (Patria Grande) y el exfuncionario Guillermo Moreno, entre otros. También asistió el gobernador riojano Ricardo Quintela, lo que desmontó la idea de una supuesta exclusión de los mandatarios provinciales del mitin.

De hecho, tras retirarse anticipadamente de la reunión, Quintela visitó a Cristina Kirchner en su domicilio del barrio porteño de Constitución, en una muestra clara de respaldo político.

Tras el encuentro, la senadora Anabel Fernández Sagasti anticipó que en los próximos días se realizará una reunión exclusiva entre los gobernadores peronistas y la conducción de la CGT, con el fin de continuar definiendo los pasos a seguir ante la inminente ejecución de la condena a la expresidenta.

Mientras el PJ intenta reordenarse en un nuevo escenario político-electoral sin su principal figura, la falta de alineamiento interno y las contradicciones en torno a algo tan básico como una convocatoria formal reflotan las fisuras históricas entre sectores del peronismo.