En la Casa Rosada reconocen que están empantanadas las negociaciones con el chavismo por el agente.
Este viernes, Nicolás Maduro asumirá su tercer mandato presidencial en Venezuela, un evento que genera tensiones políticas y sociales tanto dentro como fuera del país. La situación es especialmente delicada ante el regreso del líder opositor Edmundo González Urrutia, lo que ha impulsado una convocatoria masiva de marchas en su contra.
La comunidad internacional observa con cautela, mientras en Argentina la preocupación crece debido a varios frentes abiertos: la detención del gendarme Nahuel Gallo en territorio venezolano y la incertidumbre sobre la participación de su selección Sub20 en el torneo sudamericano.
Una fuente gubernamental expresó: "El 10 de enero, en Venezuela, un hombre que se robó la elección hará un golpe de Estado. Nos preocupa, el chavismo se llevó las elecciones".
Hace un mes, el gendarme argentino Nahuel Gallo fue detenido al visitar a su familia en Venezuela, acusado por el gobierno de Maduro de conspirar para asesinar a la vicepresidenta Delcy Rodríguez. A pesar de imágenes difundidas por el régimen, las autoridades argentinas desconocen el paradero exacto de Gallo, aunque se presume que está en la prisión El Rodeo, cerca de Caracas.
Fuentes del gobierno argentino sostienen que Gallo podría estar siendo utilizado como moneda de cambio en futuras negociaciones, un mecanismo que Maduro ya habría empleado con otros países. "Él está en peligro, y ellos siempre buscan algo a cambio", señalaron.
El posible ascenso de González Urrutia como líder opositor alimenta la esperanza de una liberación masiva de presos políticos, aunque las probabilidades actuales son bajas.
El torneo Sudamericano Sub20, previsto para iniciar el 23 de enero, es otro punto de conflicto. Argentina busca evitar que su selección viaje a Venezuela, citando riesgos de seguridad. Según fuentes oficiales, las negociaciones con la Conmebol para cambiar la sede están en curso y se espera una definición tras la asunción de Maduro.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, destacó: "No hay diferencia entre el riesgo que corre un jugador de fútbol y un gendarme. No podemos enviar chicos que puedan ser secuestrados".
Mientras tanto, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) continúa con los entrenamientos del equipo sin interferencias gubernamentales, pero la incertidumbre sobre la participación en el torneo persiste.
Se espera que varios países, incluida Argentina, rechacen el mandato de Maduro tras su asunción, lo que podría generar mayor presión sobre el régimen. Sin embargo, el desenlace dependerá de las acciones del gobierno venezolano y de la respuesta de la comunidad internacional en los próximos días.