Analía Rosa Peralta fue imputada por homicidio agravado por el vínculo. Tres testimonios reconstruyen con crudeza los momentos previos y posteriores al hallazgo del cuerpo de la recién nacida en una vivienda de calle Dorrego.
La Justicia avanza con fuerza en la investigación por la muerte de una beba recién nacida ocurrida el pasado 15 de julio en Las Heras. La principal sospechosa es Analía Rosa Peralta, conocida como "Nazli", de 39 años, quien fue imputada por homicidio agravado por el vínculo y permanece detenida por orden de la fiscal de Homicidios, Claudia Ríos.
Las piezas clave que permitieron reconstruir el hecho fueron los testimonios de tres personas cercanas a la imputada: su suegra, su cuñada y su pareja. Todos ellos coincidieron en señalar conductas evasivas, manchas de sangre, uso de un cúter y un hallazgo estremecedor: un cordón umbilical escondido en una pala de chapa.
El hecho tuvo lugar en un monoambiente improvisado en un garaje de calle Dorrego, donde Peralta vivía junto a su pareja. La madre y la hermana del hombre también residían en la misma propiedad. Según el testimonio de la suegra, fue ella quien, al no obtener respuesta, ingresó a la habitación y encontró sangre en el piso y a Peralta apoyada en la cama con un cúter en la mano.
La cuñada aportó otra imagen inquietante: observó a "Nazli" desde una ventana mientras arrojaba un balde con agua y sangre al patio. "Me dijo que era vómito, pero claramente era sangre", declaró. Luego, detalló que la mujer tenía salpicaduras de sangre en los pies y manchas en el pantalón.
Otro testimonio clave fue el del hallazgo de un pedazo de cordón umbilical en una pala de limpieza. La suegra y su hija coincidieron en describir el objeto y la sustancia que contenía. El detalle fue ratificado luego por la necropsia: el bebé había nacido con vida y murió por asfixia.
Frente a los interrogantes, Peralta siempre se mostró evasiva. "Me decía que estaba descompuesta, que era vómito, que estaba todo bien", coincidieron los tres testigos. Incluso, ante preguntas sobre el bebé, la mujer respondía con frases ambiguas.
El cúter, con sangre, fue hallado sobre un parlante. Según la imputada, lo usó para cortar trapos. Sin embargo, ningún testigo vio trapos. Además, una bolsa con supuestos "trapos" fue escondida bajo la cama, según relató la suegra. Ese elemento se convirtió en otro punto de sospecha para los investigadores.
También hubo incertidumbre sobre el embarazo. Si bien la mujer dijo que cursaba el cuarto mes de gestación, tanto familiares como su pareja describieron una panza de siete u ocho meses. La criatura, al nacer, pesó más de tres kilos.
Tras el informe preliminar de la necropsia, la fiscal María de las Mercedes Moya derivó la causa a la fiscal Ríos, quien imputó a Peralta por homicidio agravado por el vínculo y ordenó su traslado al penal.
La causa ahora avanza con los testimonios iniciales como base fundamental y a la espera de nuevos estudios forenses que ratifiquen la cronología de los hechos y las circunstancias de la muerte