En las últimas horas, trascendió que el hombre de 40 años que fue asesinado esta madrugada por sus hijastros en Las Heras tenía múltiples antecedentes penales y se cree que tenía una identidad falsa.

El fallecido recibió doce puñaladas que fueron ejecutadas por sus dos hijastros menores de edad, uno de ellos inimputable de 14 años, quienes se entregaron y ya están a disposición de la Justicia.

La víctima, Joaquín Osvaldo Soto (40), tenía múltiples antecedentes penales, entre ellos, dos acusaciones por homicidio y estuvo preso hasta enero del 2024, cuando recuperó la libertad tras permanecer 12 años en la penitenciaría.

Ahora fue ultimado a puñaladas por sus propios hijastros, quienes habrían defendido a su madre luego de que Soto la golpeara. Esto es investigado por la justicia para definir la calificación penal del homicidio.

La víctima, que en Mendoza era conocida como Osvaldo Joaquín Soto Aguilar, podría tratarse en realidad de David Lescano, un hombre oriundo de Tucumán que se refugió en nuestra provincia hace más de una década. Durante años, habría utilizado una identidad falsa que nunca fue advertida por las autoridades.

Lo cierto es que el hombre que fue asesinado de 12 puñaladas en el barrio Tamarindo II tras una violenta discusión familiar, habría adoptado los datos de un hombre nacido en Jujuy que no tiene ningún vínculo con esta historia. Los autores del hecho de sangre habrían sido los hijos de su pareja, dos adolescentes de 14 y 16 años, quienes luego se entregaron ante las autoridades.

Con esa identidad adulterada, fue condenado en Mendoza por homicidio simple, robo agravado y delitos vinculados al narcomenudeo. Incluso estuvo alojado en el Servicio Penitenciario con el nombre apócrifo.

El crimen

En una vivienda sobre calle Roosevelt y Dean Funes, se originó una riña familiar que derivó en el homicidio de Soto, quien recibió 12 puntazos.

Los médicos que lo atendieron detallaron que la víctima recibió una puñalada en el cuello (posiblemente la fatal) y otras 11 heridas en la región dorsal.

Testigos dijeron que, en principio, Soto habría discutido con su pareja. En esa disputa, cree que existió un maltrato del hombre hacia la mujer (tenía antecedentes por violencia de género) y los hijos de la fémina salieron su defensa.

Entonces los dos chicos, de 14 y 16 años, atacaron a la víctima con un cuchillo. Tras apuñalarlo varias veces, escaparon. A media mañana se presentaron en una comisaría junto a su padre biológico y entregaron el arma homicida.

La víctima fue asistida por un vecino, quien lo trasladó en su moto al hospital Carrillo. En ese centro asistencial lo estabilizaron y luego lo derivaron al Central, pero cerca de las 4 de la madrugada, falleció.

Una cámara de seguridad ubicada en Acceso Norte y General Paz de Las Heras captó el momento en el que allegados a la víctima pedían ayuda. En tanto que también identificó a los agresores, huyendo hacia el norte.

Tras el homicidio, trabajaron en el barrio mencionado efectivos de investigaciones, quienes entrevistaron a vecinos y allegados a la familia. Estos dijeron que tanto la mujer como los menores sufrían episodios de violencia de género por parte del fallecido.

Esto es investigado, por ahora, el fiscal Carlos Torres, a cargo de la pesquisa del crimen. Sin embargo, en breve podría pasar a la órbita de la Justicia Penal de Menores. Uno de los acusados es inimputable, por lo que sólo el mayor de los dos, de 16 años, podría ser investigado en caso de determinarse que se trató de un homicidio típico.

En ese sentido, los detectives analizarán si el homicidio se concretó en un contexto de legítima defensa o no.

Soto tenía un frondoso prontuario. Desde 2012 a la fecha había recibido acusaciones por dos homicidios, uno de ellos durante un robo, y también fue investigado por robo agravado, comercio de estupefacientes y evasión, entre otros.