La mujer permanece en su casa de Guaymallén con prisión domiciliaria e imputada por dispararle a su hijo de 52 años, quien tenía un retraso madurativo profundo
La familia contó que Vicente había sido operado por el disparo que recibió en el abdomen, estuvo en terapia intensiva y evolucionó bien de la cirugía. A los pocos días pasó a sala común y despertó bien. Su recuperación era buena, pero una neumonía intrahospitalaria complicó su salud y murió.
El hombre de 52 años tenía un retraso madurativo profundo, no hablaba, no comía solo e incluso si en la noche se destapaba debían estar atentos porque ni siquiera se daba cuenta de volver a cubrirse a pesar del frío. Todos indicaron que su madre era quien más entendía lo que necesitaba y quería decir. "Le dedicó su vida a él", aseguraron sus hijos, quienes acompañan a Mirta en este proceso tan doloroso que vive.
La madre de Vicente le disparó dos veces el mediodía del miércoles 30 de octubre pasado, en un momento que estaban los dos solos en la casa. En el fondo estaba su nieta Eugenia, quien al escuchar ruidos fue a la vivienda de su abuela y se encontró con un escenario impensado para cualquiera.
Su tío Vicente estaba herido en el suelo, mientras que su abuela estaba en shock con un revólver calibre 22 vieja en su mano. Luego de sacársela, Mirta reaccionó y desesperada se tiró al piso donde estaba Vicente. Mientras lloraba le pedía perdón por lo que había hecho y le decía que lo amaba.
Pocos minutos después llegó la Policía y una ambulancia que trasladó a Vicente Mazziotti al Hospital Central, donde fue operado por la herida que le provocó el proyectil en el abdomen. El otro había quedado alojado su cabeza, pero no revestía peligro ya que no había atravesado el cráneo.
A pesar de ser una mujer de 82 años, Mirta estuvo dos días detenida en la Comisaría 25 mientras se realizaban todas las medidas necesarias. Sus hijos aseguraron que tanto la Policía, la gente de la Fiscalía de Homicidios y los abogados la trataron con muchísimo respeto y cuidado. No había dudas que nadie la veía como una criminal, sino como una madre que estaba preocupada por cómo sería el futuro de su hijo sin ella, quién cuidaría de él y cómo debido a que no hablaba.
Cuando Mirta regresó a su casa imputada por intento de homicidio agravado por el vínculo, ella estaba preocupada porque la gente la juzgaría por lo ocurrido. Sin embargo, los vecinos se acercaron a su casa para darle apoyo, decirle que se quedara tranquila, que comprendían la situación y que estaban para ella y su familia por cualquier cosa que necesitaran.
El estado de Mirta Greco tras la muerte de su hijo Vicente
La mujer de 82 años está con tratamiento psicológico y psiquiátrico debido a que necesita una gran contención por la culpa y dolor que siente por haber herido a su hijo, y luego por su muerte, algo que no se perdona.
Mientras Vicente estaba en el Hospital Central y evolucionaba bien de la cirugía, estaba preocupada porque estuviese enojada con ella por lo que le hizo. Sus hijos la tranquilizaron al explicarse que el hombre de 52 años no se daba cuenta de la situación y que, a su manera, preguntaba o pedía por ella.
Debido a la imputación de la mujer y por el hecho ocurrido, el fiscal de Homicidios Carlos Torres había dispuesto una medida cautelar para que la Justicia de Familia designara un tutor para el hombre, ya que no podía regresar a su casa junto con su madre.
Esto era algo que tenía muy preocupada a Mirta, ya que Vicente nunca había vivido en otro lugar que no fuera esa casa de calle Pedro Vargas, de Dorrego, Guaymallén, donde tenía su habitación propia con sus juguetes y sus pertenencias.
Por esto, la mujer le dijo a sus otros hijos, de los cuales dos viven con ella, que se iría a vivir a un geriátrico para que Vicente pudiese regresar a su casa, con sus cosas y con el cuidado especialmente de una hermana de él llamada Mirta como su mamá, quien hace 10 años que la ayudaba a atenderlo.
Pero cuando se enteró de su muerte fue otro duro golpe para la familia, ya que la tristeza invadió a la mujer de 82 años debido a que se siente responsable del final de la vida de Vicente, a pesar que lo que complicó su salud fue la neumonía intrahospitaliaria que contrajo.
Los hijos de la mujer aseguraron que en el último tiempo estaba muy agresivo. El psiquiatra les había explicado que si bien era como un niño por su retraso madurativo profundo, al tener 52 años su cerebro tenía el deterioro normal de un hombre de su edad, y esto complicaba su comportamiento. Le dieron medicamentos para calmarlo, pero lo único que hacían era adormecerle el cuerpo, pero la cabeza no.
"Si él quería que ella se quedara parada, se tenía que quedar parada sino se enojaba. A veces él no quería comer y tampoco la dejaba comer a ella, sino se enojaba. Ella usa bastón para caminar y él no quería que lo usara dentro de la casa", contaron sus familiares.
Mirta Greco se quedó viuda cuando tenía 50 años, y fue muy duro para ella atravesar ese duelo: "Él era un hombre que hacía todo con ella para cuidar a Vicente y a nosotros también. Cuando falleció a ella le costó muchísimo, pero tenía que seguir por Vicente porque siempre demandó mucha atención".
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Este vínculo llegó a tal punto que la mujer de 82 años no aceptaba la idea que él fuera internado o llevado a algún hogar especial para darle los cuidados necesarios. "Hubo un tiempo que él iba a Thadi -una institución dedicada al cuidado de discapacitados- unas horas a la mañana, y ella estaba intranquila ese tiempo por si le pasaba algo, o si quería algo y no le entendían", contaron.
"La última vez que vino la Policía le dijeron que se lo tenían que llevar a El Sauce y ella se negó, no quería saber nada con que se lo llevaran allá porque no sabía cómo lo iban a tener, si lo iban a dopar y tener atado, porque nadie le iba a entender", expresaron.
La decisión de dispararle, aseguraron que no fue para matarlo, sino que quiso asustarlo en un momento que él se había puesto agresivo con ella y estaba sola. Disparó dos veces en un momento que todos comprenden que la invadió la desesperación y el dolor.