La provincia está lejos de la realidad, el sueldo promedio es de 600 mil pesos.
Entrevistado por Mnews El Observador Mendoza, Lucas Aro, referente de Guardaparques en Mendoza, explicó la situación crítica respecto a la situación laboral y operativa de quienes custodian las riquezas naturales locales.
Los guardaparques son los héroes silenciosos de la conservación, encargados de proteger uno de los patrimonios naturales más valiosos de Sudamérica. Mendoza cuenta con reservas emblemáticas como el Parque Provincial Aconcagua, la Laguna del Diamante o Llancanelo, donde la labor de estos profesionales es fundamental para el cuidado de la biodiversidad, la prevención de incendios, el control de la caza furtiva, y la asistencia a visitantes y pobladores rurales.
Lucas Aro, guardaparque con más de dos décadas de servicio y actualmente destinado en el Parque Provincial Aconcagua, describe una realidad alarmante: bajos salarios, contratos precarios y despidos imprevistos. El reciente cese de los contratos de cuatro compañeros en el sur provincial ha obligado, en los hechos, al cierre operativo de la Reserva Laguna de Llancanelo. "Si no hay personal, la reserva queda expuesta a múltiples amenazas. Y Llancanelo, una joya ambiental mendocina, necesita vigilancia continua por el acecho de actividades ilegales y de la industria", relató a Aro a "La Verdad al Aire"
Un guardaparque en Mendoza gana un promedio de 600.000 pesos, o incluso menos, quedando por debajo de la línea de pobreza y muy lejos del reconocimiento salarial que debería corresponder a tamaña responsabilidad. "La prioridad del Estado está lejos de los que cuidan el territorio. Cuando hay recortes, los primeros afectados somos nosotros, los que trabajamos en soledad y lejos de los centros de poder", denuncia Aro.
La reducción de personal no solo compromete el monitoreo ambiental: en regiones rurales, los guardaparques suelen ser la única presencia estatal, incluso más allá de su función de resguardo natural, aportando apoyo en emergencias y contención social a comunidades aisladas.
De cada 130 trabajadores mendocinos en el área, la mayoría cumple jornadas extenuantes de hasta 360 horas mensuales para cubrir enormes extensiones naturales. Sin embargo, la falta de políticas de estabilidad y de inversión adecuada lleva a pérdidas irrecuperables: entre 2021 y 2025, Mendoza perdió 30 puestos por malas condiciones laborales y la proliferación de contratos "basura".
A diferencia de muchos países, en Mendoza el cuerpo de guardaparques está integrado por profesionales egresados de institutos específicos. Esto otorga un plus en capacidad técnica, pero lejos de traducirse en mejoras salariales o de infraestructura, el reconocimiento termina en el discurso oficial o en alguna distinción simbólica, como la reciente en el Senado provincial.
En el Día Mundial del Guardaparque, la consigna que surge desde los propios guardianes de la naturaleza mendocina es clara: sin apoyo real y sostenido del Estado, la conservación ambiental se vuelve inviable. Un reclamo urgente que busca trascender la efeméride y poner en la agenda pública la situación de quienes cuidan los últimos refugios de la vida silvestre mendocina..