La administración Trump avanza con nuevas restricciones a la exportación de software clave para el desarrollo de chips avanzados en China.
El gobierno de Donald Trump ordenó a las principales empresas estadounidenses proveedoras de software para el diseño de semiconductores que suspendan sus operaciones comerciales con firmas chinas, en un nuevo capítulo de la escalada tecnológica entre Washington y Beijing. La medida fue revelada por el Financial Times y apunta a restringir el acceso de China a herramientas fundamentales para el desarrollo de chips de última generación.
Las compañías afectadas incluyen a gigantes del sector como Cadence Design Systems, Synopsys y Siemens EDA, que fueron notificadas por el Departamento de Comercio de EE. UU. sobre la necesidad de suspender sus envíos y servicios hacia empresas chinas. La orden proviene de la Oficina de Industria y Seguridad (BIS), el organismo que regula los controles de exportación.
El software en cuestión, conocido como EDA (Electronic Design Automation), es indispensable para el diseño, simulación y verificación de circuitos integrados. Aunque representa una porción menor en volumen dentro de la industria global de semiconductores, su importancia estratégica es enorme, ya que permite a los fabricantes planificar y producir chips avanzados, incluidos los destinados a inteligencia artificial, defensa y telecomunicaciones.
La nueva restricción se enmarca en una ofensiva más amplia de la Casa Blanca para limitar el acceso de China a tecnologías clave, con el objetivo de frenar su avance en sectores considerados críticos para la seguridad nacional de EE. UU.
Además del veto al software EDA, la administración Trump también implementó restricciones sobre la venta de tecnologías relacionadas con motores aeronáuticos y productos químicos específicos, en respuesta a los controles de exportación impuestos por China sobre minerales estratégicos, esenciales para la industria tecnológica estadounidense.
Estas acciones reflejan el creciente nivel de confrontación en la denominada guerra tecnológica entre las dos mayores economías del mundo, una disputa que ha cobrado intensidad en los últimos años y que afecta no solo a empresas y cadenas de suministro, sino también a la política comercial y diplomática global.
La medida golpea especialmente a los esfuerzos de China por avanzar en la autosuficiencia tecnológica, uno de los pilares del plan "Hecho en China 2025". La imposibilidad de acceder a herramientas EDA de última generación complica los planes de desarrollo de chips avanzados por parte de firmas como SMIC (Semiconductor Manufacturing International Corporation), el mayor fabricante chino de semiconductores.
En este contexto, Beijing podría verse forzada a acelerar el desarrollo de soluciones locales, aunque enfrenta grandes desafíos debido a la complejidad técnica, los altos costos y la falta de acceso a componentes clave del ecosistema global.