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Nave espacial que no llegó a destino hace 50 años se estrellará contra la Tierra este sábado

Aunque la mayorí­a de las proyecciones estiman que el objeto volverá a entrar en la atmósfera alrededor del 10 de mayo, las incógnitas sobre su forma y tamaño exactos, así­ como la imprevisibilidad del clima espacial, hacen inevitable cierto grado de incertidumbre.

Viernes, 9 de Mayo de 2025
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Aunque la mayorí­a de las proyecciones estiman que el objeto volverá a entrar en la atmósfera alrededor del 10 de mayo, las incógnitas sobre su forma y tamaño exactos, así­ como la imprevisibilidad del clima espacial, hacen inevitable cierto grado de incertidumbre.

Tampoco está claro qué parte del vehí­culo volverá a entrar, aunque los investigadores creen que se trata de la sonda, o "cápsula de entrada", diseñada para sobrevivir a las temperaturas y presiones extremas de un aterrizaje en Venus, cuya atmósfera es 90 veces más densa que la terrestre. Esto significa que podrí­a sobrevivir a su inesperado viaje de regreso a casa, lo que representa un riesgo pequeño, pero considerable, para las personas en la Tierra.

Si bien la basura espacial y los meteoritos se desví­an rutinariamente hacia un aterrizaje forzoso en la Tierra, la mayorí­a de los objetos se desintegran al ser destrozados por la fricción y la presión al impactar la densa atmósfera terrestre mientras viajan a miles de kilómetros por hora.

Pero si el objeto Cosmos 482 es en realidad una cápsula de reentrada soviética, estarí­a equipada con un escudo térmico sustancial, lo que significa que "bien podrí­a sobrevivir a la entrada en la atmósfera terrestre e impactar contra el suelo", según el Dr. Jonathan McDowell, astrofí­sico y astrónomo del Centro de Astrofí­sica Harvard-Smithsonian, quien compartió sus predicciones sobre Cosmos 482 en su sitio web.

El riesgo de que el objeto impacte a personas en tierra es probablemente mí­nimo, y "no hay motivo de gran preocupación", escribió McDowell, "pero nadie querrí­a que le golpeara la cabeza".

Compitiendo por Venus

El Instituto Soviético de Investigación Espacial, o IKI, se formó a mediados de la década de 1960 en medio de la carrera espacial del siglo XX, que enfrentó a la Unión Soviética con su principal competidor en la exploración espacial, Estados Unidos.

El programa Venera del IKI envió una serie de sondas a Venus en las décadas de 1970 y 1980, varias de las cuales sobrevivieron al viaje y transmitieron datos e imágenes a la Tierra antes de cesar sus operaciones.

Dos naves espaciales de ese programa, la V-71 n.° 670 y la V-71 n.° 671, se lanzaron en 1972, según McDowell. Pero solo una realizó un viaje exitoso a Venus: la V-71 n.° 670 operó durante unos 50 minutos en la superficie del planeta.

La V-71 n.° 671 no lo logró. Un cohete llevó la nave espacial Venera a una "órbita de estacionamiento" alrededor de la Tierra. Sin embargo, el vehí­culo no logró establecerse en una trayectoria de transferencia a Venus, dejándolo varado más cerca de casa, según la NASA.

A partir de la década de 1960, los vehí­culos soviéticos que permanecí­an en la órbita terrestre recibieron el nombre Cosmos y una designación numérica para fines de rastreo, según la NASA.

Según la NASA, varios fragmentos de escombros se crearon a partir de la falla del V-71 No. 671. Al menos dos ya han caí­do fuera de órbita. Pero los investigadores creen que el que caerá de vuelta a nuestro planeta esta semana es la cápsula de entrada cilí­ndrica, o Cosmos 482, debido al comportamiento del vehí­culo en órbita.

"Es bastante denso, sea lo que sea, porque tuvo un punto muy bajo en su órbita, pero no se desintegró durante décadas", dijo Marlon Sorge, experto en desechos espaciales del grupo de investigación financiado con fondos federales, The Aerospace Corporation. "Así­ que claramente es como una bola de bolos".

Y aunque la sonda Venus estaba equipada con un paracaí­das, el vehí­culo ha estado fuera de servicio en el duro entorno espacial durante las últimas décadas. Esto significa que es muy improbable que un paracaí­das se despliegue en el momento oportuno o que sirva para ralentizar el descenso del vehí­culo, declararon Sorge y Langbroek a CNN.

Riesgos de reingreso

La probabilidad de que Cosmos 482 cause daños mortales es de aproximadamente 1 en 25.000, según los cálculos de The Aerospace Corporation, afirmó Sorge.

Este es un riesgo mucho menor que el de otros desechos espaciales. Al menos algunas partes de cohetes fuera de servicio reingresan a la atmósfera terrestre cada año, señaló Sorge, y muchas conllevan mayores probabilidades de catástrofe.

Pero si Cosmos 482 impacta contra la Tierra, es probable que lo haga entre los 52 grados de latitud norte y los 52 grados de latitud sur, explicó Langbroek por correo electrónico.

"Esa zona abarca varias masas continentales y paí­ses importantes: toda África, Sudamérica, Australia, Estados Unidos, partes de Canadá, partes de Europa y partes de Asia", dijo Langbroek.

"Pero como el 70 % de nuestro planeta es agua, es muy probable que termine en algún océano", dijo Langbroek por correo electrónico. "Sí­, existe un riesgo, pero es pequeño. El riesgo de ser alcanzado por un rayo una vez en la vida es mayor".

Seguridad ante todo

Sorge enfatizó que si Cosmos 482 impacta tierra firme, es crucial que los transeúntes no intenten tocar los escombros. La vieja nave espacial podrí­a derramar combustibles peligrosos o representar otros riesgos para las personas y las propiedades.

"Contacten a las autoridades", instó Sorge. "Por favor, no se metan con ella".

Parker Wishik, portavoz de la Corporación Aeroespacial, agregó que bajo el Tratado del Espacio Exterior de 1967, que sigue siendo el documento principal que describe el derecho espacial internacional, Rusia mantendrí­a la propiedad de los restos sobrevivientes y podrí­a tratar de recuperarlos después del aterrizaje.

Y si bien la comunidad espacial global ha tomado medidas en los últimos años para garantizar que menos naves espaciales realicen aterrizajes forzosos sin control en la Tierra, el vehí­culo Cosmos 482 resalta la importancia de continuar con esos esfuerzos, añadió Wishik.

"Lo que sube, baja", dijo. "Estamos aquí­ hablando de ello más de 50 años después, lo cual demuestra la importancia de la mitigación de desechos y de asegurarnos de mantener ese diálogo (como comunidad espacial), porque lo que se lanza al espacio hoy podrí­a afectarnos en las próximas décadas".

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