En medio de la creciente tensión comercial entre las dos mayores economías del mundo, China dio este viernes una señal clave que podría marcar un punto de inflexión. El Ministerio de Comercio del país asiático confirmó que recibió "múltiples mensajes" desde Washington expresando el interés de Estados Unidos en retomar el diálogo bilateral, tras la imposición mutua de aranceles y la profundización del conflicto económico.

"Si luchamos, lucharemos hasta el final; si hablamos, la puerta está abierta", expresó un vocero oficial chino en un comunicado. No obstante, Pekín advirtió que cualquier negociación dependerá de que EE.UU. demuestre "sinceridad" y corrija sus medidas arancelarias unilaterales, impuestas el mes pasado por el presidente Donald Trump en lo que constituyó la mayor alza arancelaria en más de un siglo.

La escalada había sido respondida por China con represalias comerciales similares, lo que afectó a cadenas de suministro globales y generó turbulencias tanto en el comercio internacional como en las economías domésticas. Ahora, la presión económica interna en ambos países parece estar inclinando la balanza hacia un posible acercamiento.

Presiones económicas y contexto político

En Estados Unidos, el impacto de los aranceles ya se siente. Una contracción en la actividad económica a principios de 2025 fue atribuida al anticipo masivo de importaciones, que buscaban evitar las nuevas tarifas, lo que a su vez deterioró la confianza del consumidor. En China, los indicadores manufactureros cayeron a su peor nivel desde diciembre de 2023, y los pedidos de exportación se ubicaron en su piso más bajo en dos años.

Para John Gong, exasesor del Ministerio de Comercio chino, el anuncio representa "la primera lluvia tras una larga sequía". Según adelantó, ya se estarían delineando estrategias y figuras clave para encarar un eventual proceso de negociación con EE.UU.

Obstáculos diplomáticos

Sin embargo, las trabas políticas y diplomáticas siguen presentes. China exige que Estados Unidos designe un negociador con aval directo del presidente Trump, y no un delegado intermedio. En tanto, el reciente rediseño del gabinete estadounidense añade incertidumbre: Marco Rubio, secretario de Estado y figura sancionada previamente por Pekín, fue designado además como asesor interino de seguridad nacional.

Desde su nuevo rol, Rubio endureció el discurso. No obstante, en declaraciones al programa de Sean Hannity en Fox News, reconoció que "los chinos están tendiendo la mano. Quieren reunirse, quieren hablar" y destacó el impacto económico de las sanciones en China.

A pesar del protagonismo de Rubio, analistas como Frank Lavin, exsubsecretario de Comercio, sostienen que las decisiones clave seguirán en manos del secretario de Comercio, Howard Lutnick, y del propio Trump. "Habrá algún tipo de conversación en los próximos días. Ambos quieren al menos una reducción de la tensión", anticipó en diálogo con Bloomberg TV.

Mientras tanto, el mundo sigue de cerca los movimientos de estas potencias, cuyo conflicto comercial influye directamente en la estabilidad de los mercados globales.

En el texto, el gobierno chino enfatizó: "Si luchamos, lucharemos hasta el final; si hablamos, la puerta está abierta. Lo que China quiere subrayar es que en cualquier posible diálogo o conversaciones, si Estados Unidos no corrige sus erróneas medidas arancelarias unilaterales, significa que no tiene ninguna sinceridad y dañará aún más la confianza mutua entre ambas partes" .<="" p="">