Mundo Elecciones en Gran Bretaña

Los laboristas arrasan en Reino Unido, según los sondeos a pie de urna

Obtendrían 410 escaños frente a los 131 de los conservadores. 

Jueves, 4 de Julio de 2024

El Partido Laborista de Keir Starmer logró la codiciada "supermayoría" histórica en las elecciones británicas frente al Partido Conservador de Rishi Sunak, según las encuestas a pie de urna. El líder laborista, que el viernes consumará el cambio de guardia en Downing Street, proclamó la "nueva era de la esperanza" tras los 14 años de gobiernos conservadores, marcados por la austeridad, el Brexit y el caos con cinco sucesivos primeros ministros.

Los sondeos presagiaban una "avalancha" para Keir Starmer comparable a la lograda por Tony Blair sobre John Major en 1997. Las primeras proyecciones estimaban que los laboristas podrían conseguir hasta 410 de los 650 diputados, frente a los 131 de los "tories" y 61 del Partido Liberal-Demócrata, que volvería a ser la tercera fuerza política. El líder populista Nigel Farage confirmaría su entrada en Westminster con Reform UK y con 13 diputados.

Keir Starmer logró pintar de rojo la mayor parte de Inglaterra y Gales y afianzó su avance frente al Partido Nacional Escocés, que logró sus peores resultados en una década. El sondeo a pie de urna confirmaba el hundimiento del Partido Conservador, con el menor número de diputados logrados desde 1935, relegados al 16% del voto en Londres y el 18% en su tradicional "muro azul" del sur de Inglaterra.

La primera victoria oficial fue la de la diputada laborista Bridget Phillipson en Sunderland, que se impuso con 18.847 votos al candidato de Reform UK Sam Wood-Brass, capaz de relegar al tercer puesto al conservador Chris Burnicle, marcando el tono a las batallas electorales de la noche.

El segundo resultado oficial, en Blyth y Ashington, confirmó también la victoria del candidato laborista Ian Lavery con el 50% de los votos, seguido por el candidato de Reform UK Mark Peart (27%) y con la aspirante conservadora Maureen Levy en tercer puesto (15%).

Starmer agradeció el trabajo a su equipo y a los voluntarios de campaña y aseguró, en su primer mensaje en las redes, que los resultados demuestran "la confianza que ha puesto la gente en un Partido Laborista cambiado". El futuro primer ministro asumió el timón laborista en el 2019, tras la derrota sufrida por Jeremy Corbyn ante Boris Johnson, y propició un giro hacia el centro político que ha dado sus frutos en las urnas.

"Nada va a ser fácil, casi todo está en un estado bastante precario, pero tengo que estar preparado y tengo confianza", declaró Starmer, que será confirmado en su puesto el mismo viernes. "Nos hemos preparado a conciencia sobre la base de que tenemos que tocar tierra desde el primer día, que es lo que espero hacer".

"Estoy encantado de tener esta oportunidad", agregó. "No puedo expresar lo frustrante que ha sido estar en la oposición. Llegué a la política relativamente tarde, cuando podía haber hecho otras cosas. Me senté en los escaños de la oposición y han sido los nueve años menos productivos de mi vida. Se me han hecho muy largos".

Los conservadores se enzarzaron entre tanto en el juego de las recriminaciones. El ex ministro del Brexit Jacob Rees-Mogg, que veía peligrar su propio escaño, reconoció que ha sido "una noche terrible para los conservadores". La ex candidata a líder Andrea Leadsom aseguró que el problema de fondo es que "los conservadores hemos dejado de ser conservadores y hemos permitido el ascenso de Reform UK".

DISCIPLINA Y FÉRREO CONTROL EN CAMPAÑA

Starmer llega al poder con un agenda marcada por la máxima cautela, prometiendo un "cambio" sin más y recalcando el mensaje de "estabilidad" y "crecimiento económico". El líder laborista consiguió mantener una distancia de 20 puntos a lo largo de una campaña marcada por la disciplina y el férreo control.

En claro contraste, el "premier" Rishi Sunak perdió los papeles desde el momento mismo del anuncio del adelanto de las elecciones al 4 de julio, bajo un chaparrón que le dejó chorreando las hombreras. Muchos de sus diputados expresaron su sorpresa y no ocultaron su frustración por la premura del anuncio, considerado a estas alturas como un grave error de cálculo político.

Sunak desafió a su propio estratega, Isaac Levido, partidario de celebrar las elecciones en otoño para dar más tiempo a recortar la distancia en las encuestas y a consolidar la recuperación económica. El "premier" que prometió "estabilidad" hizo al final su propia apuesta por el caos que caracterizó a sus predecesores y así le fue durante la campaña.

Su sonada ausencia en la celebración del aniversario del "Día D" en Francia fue el primer descarrilamiento, seguida por el escándalo de las apuestas electorales. A duras penas, Sunak recuperó la compostura en los debates televisivos, que sin embargo no surtieron gran efecto en los votantes.

"¡No rindáis vuestra voz ante los laboristas!", fue su última súplica en el tabloide conservador, The Dialy Mail, casi el único que le fue fiel durante la campaña (The Sun se cambió de bando en el último momento y dio su respaldo a Starmer, como hizo con Tony Blair). Los medios conservadores reconocieron en grandes titulares la "avalancha" laborista y destacaron la sangría de votos de los "tories" al partido populista Reform UK de Nigel Farage.

Sunak llegó a expresar a sus colaboradores su temor a una humillación electoral, empezando por la posible pérdida de su propio escaño por Richmond y Northallerton. La mitad de los miembros de su gabinete ven también peligrar su puesto en Westminster y su supervivencia política. Entre ellos, el secretario del Tesoro, Jeremy Hunt, el titular de Defensa, Grant Shapps y la portavoz del Gobierno en el Parlamento y ex candidata a líder conservadora, Penny Mordaunt.

La subida del Partido Liberal-Demócrata, que ganaría 61 diputados en el nuevo Parlamento, fue celebrada por su líder Ed Davey como "el mejor resultado en una generación". El Partido Nacional Escocés (SNP) perdería por su parte 38 diputados y se quedaría en 10 escaños, su peor resultado en casi dos décadas.

"Más que un resultado espectacular el Partido Laborista, estamos ante un hundimiento del Partido Conservador en sus feudos históricos", declaró el profesor John Curtice, al frente del sondeo a 20.000 votantes en 133 colegios electorales que sirvió como adelanto al lentísimo recuento al estilo británicos. "Hemos comprobado también un ascenso de Reform UK mayor al que se esperaba y un retroceso notable del nacionalismo escocés".