Un avión Boeing 737 Max 8 de Southwest Airlines estuvo a punto de estrellarse en el océano Pacífico cerca de la costa de la isla hawaiana de Kauai, después de que las condiciones climáticas obligaron a los pilotos a cambiar de curso abruptamente. El incidente, que ocurrió el 11 de abril, fue detallado en un memorando interno de la aerolínea obtenido por Bloomberg News.

El vuelo 2786 de Southwest Airlines, que partió del Aeropuerto Internacional de Honolulu con destino al Aeropuerto de Lihue en Kauai, vivió momentos de tensión cuando la aeronave descendió abruptamente de una altitud de casi 4,877 metros a solo 124 metros sobre el nivel del mar. La situación se desencadenó después de un intento fallido de aterrizaje debido a la mala visibilidad causada por el mal tiempo.

Según el memorando de Southwest Airlines, el capitán del vuelo decidió poner al primer oficial, más inexperto, al mando de este tramo de 161 kilómetros entre islas. Durante el suceso, este oficial "inadvertidamente" empujó hacia adelante la columna de control, lo que controla el cabeceo y el balanceo del avión, y redujo la velocidad, provocando un rápido descenso de la aeronave.

El sistema de advertencia de la aeronave se activó al acercarse peligrosamente al terreno, generando alarma entre los pasajeros. "El capitán ordenó al primer oficial aumentar el empuje, lo que hizo que el avión 'ascendiera agresivamente' a una tasa de 2,591 metros por minuto", mencionó el informe.

Kit Darby, un antiguo piloto comercial e instructor de vuelo, describió a Bloomberg la experiencia como "muy parecida a una montaña rusa"; al revisar los detalles del vuelo, comentó que el avión estuvo "muy cerca" de perder el control.

El vuelo, que debía durar unos 22 minutos, despegó de Honolulu a las 18:45 horas y, tras el incidente, regresó a Honolulu a las 20:09 horas locales. A pesar de la intensa experiencia, no se reportaron heridos. Un portavoz de Southwest Airlines declaró a Fox News Digital que "el evento fue abordado de manera adecuada" y aseguró que "nada es más importante para Southwest que la seguridad".

La Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos está investigando el suceso. Este incidente se suma a una serie de eventos de seguridad que han captado la atención pública a medida que las aerolíneas han incrementado sus operaciones tras la pandemia.

También se produce en un contexto de presión creciente sobre la gestión de Southwest por parte de firmas inversoras activistas, debido a su bajo rendimiento financiero y su cultura corporativa.

Finalmente, la aerolínea concluyó en su revisión interna que una vigilancia adecuada por parte de los pilotos y una mejor comunicación entre los miembros de la tripulación son esenciales. Entre otras medidas, se comprometió a revisar los datos internos y de la industria relacionados con sus procedimientos y protocolos de capacitación para evitar futuros incidentes similares.

Bloomberg comparó este suceso con otro similar que ocurrió en diciembre de 2022, cuando un Boeing 777 de United Airlines descendió abruptamente poco después de despegar de otro aeropuerto en Hawái. En aquel incidente, la aeronave llegó a unos 237 metros sobre el nivel del mar antes de lograr estabilizarse y ascender nuevamente. Ambos pilotos involucrados recibieron entrenamiento adicional como parte de las medidas correctivas.