Si bien el ajuste era necesario, habrá que evaluar si será suficiente para garantizar una oferta de dólares que cubra las necesidades del año próximo
Con un 2025 financieramente casi terminado, faltan solo 2 jornadas para finalizar un año marcado por la volatilidad financiera, el contexto electoral y la transición hacia un nuevo esquema macroeconómico, los operadores del mercado local y de Wall Street comienzan a proyectar las estrategias de inversión de cara a 2026.
Con un escenario local que aparece más ordenado, y donde el Gobierno al aprobar el Presupuesto 2026 mostró que puede tener mayoría en ambas cámaras para obtener leyes clave en los próximos meses, como por ejemplo la modernización laboral, se observa un frente internacional atravesado por tensiones geopolíticas. Los especialistas consultados por iProfesional coinciden en que el año próximo exigirá carteras diversificadas, selectividad y un seguimiento atento de las variables clave.
La gran duda de los operadores locales y del exterior es cómo funcionará la reconfiguracion del sistema de bandas cambiarias que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) pondrá en funcionamiento a partir del 1° de enero de 2026.
Estás pasarán a ajustarse hacia arriba y hacia abajo con el último dato disponible de inflación a través de un llamado sistema t-2 que implica que, para calcular la banda superior e inferior de enero próximo, se aplicará el IPC mensual del INDEC de noviembre del 2,5% y así sucesivamente.
En base a esta modificación, varias consultoras estiman que el valor del dólar oficial mayorista se ubicará muy cerca del techo de la banda desde el primer mes del año que viene.
Hasta ahora, las bandas que regulaban las fluctuaciones del tipo de cambio se ajustaban mensualmente a un ritmo del 1%. A partir de enero, el rango establecido por el nuevo esquema se modificará en función del Índice de Precios al Consumidor ((PC) publicado por el Indec para noviembre, que fue del 2,5%. El aumento del IPC en los meses previos hacía que el ajuste del 1% quedara por debajo del avance de los precios, lo que generaba un atraso en la actualización de las bandas en términos reales.
"El cambio anunciado busca corregir ese desfase. De esta manera, tanto el valor máximo como el mínimo del corredor cambiario se moverán un 2,47%, ampliando la distancia entre ambos extremos", explicó una fuente cercana al equipo económico.
"Dado que el ritmo de deslizamiento de las bandas no se ajusta por la inflación de Estados Unidos, el techo de la banda se incrementa en términos reales a lo largo del tiempo. Las bandas de flotación cambiaria seguirán cumpliendo la función de limitar el riesgo de movimientos extremos y abruptos en el tipo de cambio", comunicó la autoridad monetaria hace dos semanas cuando informó la recalibracion de las bandas cambiarias.
En tanto en una conferencia de prensa posterior, Santiago Bausili, el presidente del BCRA, explicó que "ajustar las franjas de acuerdo al IPC no quiere decir que la inflación va a ser mayor o menor; le está dando un grado de flexibilidad a las bandas".
Además, explicó la decisión como un "aporte para la reducción de incertidumbre hacia adelante".
Al respecto, un reciente informe de la consultora Invec señala que "las bandas se ajustarán mensualmente en función de la inflación, aunque con un rezago de dos meses. Así, el techo se ubicará en torno a $1.564 a finales de enero, frente a los $1.542 que resultarían de mantener el esquema previo; es decir, un leve ajuste de 1,4%", proyectaron los economistas. De esta manera, si el tipo de cambio mayorista, que se negocia en el Mercado Libre de Cambios, superara los $1.564, la autoridad monetaria debería intervenir vendiendo dólares para evitar que el valor supere el techo de la banda superior.
La mayoría de los analistas consultados, evaluaron como positiva la medida del BCRA, pero advirtieren que persisten interrogantes de relevancia.
En ese aspecto desde Invec señalan que, si bien el ajuste era necesario, resta evaluar si será suficiente para garantizar a la vez una oferta de dólares capaz de cubrir las necesidades de 2026 y la recomposición del activo del Central.
Por otra parte el último informe de la consultora GMA Capital señala que la evolución de los precios serán el principal determinante del "techo" cambiario y plantea tres escenarios posibles para el cierre de 2026, elaborados a partir de datos del Banco Central de la República Argentina y del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) de acuerdo con el nivel de nominalidad que alcance la economía.
Escenario base (inflación cercana al 24%): considerado el más probable. La banda comenzaría enero en torno a los $1.565, superaría los $1.700 hacia mitad de año y cerraría diciembre de 2026 alrededor de los $1.915.
Escenario optimista (inflación cercana al 19%): con una desaceleración más marcada de los precios, el techo cambiario sería más bajo y terminaría el año cerca de los $1.843.
Escenario pesimista (inflación cercana al 30%): si la desinflación avanza más lentamente, el ajuste de la banda sería mayor y el dólar oficial podría rozar los $2.000 al final del período.
El trabajo también compara este nuevo mecanismo con el sistema previo de ajustes del 1% mensual. Bajo ese esquema, la banda superior del dólar oficial habría llegado a unos $1.720 hacia fines de 2026. En el escenario base del nuevo régimen, en cambio, el techo se ubicaría en $1.915, lo que implica una diferencia cercana a $195.
Pero otra de las incógnitas de la mayoría de los analistas locales y del exterior reside en cómo funcionará la demanda de dólares o como seguirá el atesoramiento de dólares de los individuos y que si promediara unos 2.000 millones de dólares por mes, las necesidades de financiamiento, dadas las proyecciones de Cuenta Corriente y el objetivo de acumular 10.000 millones de dólares de reservas internacionales en el año, podrían superar los 50.000 millones de dólares.
Los números de noviembre pasado de atesoramiento son favorables al gobierno ya que luego de dos meses de máxima tensión cambiaria marcada por las elecciones legislativas, noviembre trajo un alivio marcado en el frente minorista.
Los datos del Balance Cambiario del Banco Central (BCRA) muestran que la dolarización de personas humanas se redujo de manera abrupta respecto de octubre, tanto en montos operados como en la cantidad de individuos que participaron del mercado.
En el undécimo mes del año, las compras de ahorristas minoristas bajaron a u$s1.597 millones, mientras que las ventas se ubicaron en u$s509 millones. A la par, la participación también se retrajo: operaron 1,1 millones de compradores y 692.000 vendedores.
De esta forma, la compra neta de billetes y transferencia de divisas sin fines específicos del sector privado, que venía de marcar "picos" de 6.577 millones de dólares en septiembre y 5.434 millones de dólares en octubre. El contraste con octubre es contundente ya que aquel mes, la demanda de cobertura había sido extraordinaria: las compras brutas de billetes alcanzaron 4.669 millones de dólares, un 8% por debajo del máximo histórico de septiembre.
Las ventas sumaron 473 millones de dólares, lo que dejó un flujo neto de billetes cercano a 4.200 millones de dólares, dentro de un egreso total del sector personas humanas superior a 5.000 millones de dólares según el propio BCRA.
Si bien noviembre lució como un mes de fuerte descompresión frente a ese pico de tensión, el dato relevante es que el mercado minorista empezó a volver a niveles más normales.
La comparación histórica refuerza la lectura de normalización: hay que remontarse a agosto para encontrar un nivel de compras comparable, aunque incluso por encima del actual. En aquel mes, las personas humanas habían comprado 2.422 millones de dólares y vendido 562 millones de dólares, con 1,5 millones de compradores y 840.000 vendedores.
La moderación también se observó en la participación: mientras en octubre habían operado 1,6 millones de compradores, en noviembre lo hicieron 1,1 millones, una baja del 31%. Los vendedores pasaron de 784.000 a 692.000 personas, lo que implicó un retroceso del 12%.
La otra gran incógnita es si bajo este nuevo esquema cambiario el BCRA y el Tesoro podrían comprar más dólares que los que compró este año. Desde el equipo económico afirman que con este nuevo recalibramiento de las bandas cambiarias, el BCRA y el Tesoro podrían comprar el año próximo una suma que iría de un mínimo de 10.000 millones de dólares a un máximo cercano a los 17.000 millones de dólares.
Otra pregunta clave que se hacen la mayoría de los analistas es si el mercado estará dispuesto a financiar esos montos y, en particular, dicho nivel de dolarización privada. La apuesta del equipo económico es que el ahorro en divisas caiga considerablemente.
Si bien para algunos este escenario luce plausible, habrá que ver hasta qué punto. Como referencia, hay que mencionar que el atesoramiento de personas humanas promedió, a precios actuales, unos 21.000 millones de dólares entre 2016-2019.
En ese período, el TCR se ubicó en niveles comparables al actual en 2016, fue inferior en 2017 y resultó más elevado en 2018-2019. En este marco, la confianza en el Gobierno de Milei y en la consistencia del programa económico ico será el factor determinante.
En relación al ajuste de valor del dólar oficial mayorista, podemos destacar que a través de las proyecciones del último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Central, es posible anticipar cómo podría evolucionar el límite superior de la banda cambiaria en los próximos meses y considerar que estas estimaciones son realizadas por consultoras privadas, entidades bancarias y centros de análisis económico.
La inflación estimada para diciembre, según el último REM, es de 2,1%. Esto implicaría que el límite superior del esquema alcance los $1.597 al cierre de febrero mientras que en marzo, el techo de la banda llegaría a $1.627 en el caso que la inflación de enero sea del 1,9%. En tanto que en abril podría llegar a los , $1.665 si computamos una proyección de inflación del 1,7% para febrero y en mayo podría llegar a ,$1.685 en caso que en marzo se registrara un 1,8% llegando a fin del semestre en junio con un valor de $1.711 si consideramos una inflación del 1,6% en abril.
Por su parte, Jorge Vasconcelos, economista e investigador del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (leral) de Fundación Mediterránea, señaló en su último informe un conjunto de tres factores precipitaron el cambio de esquema de bandas.
Entre estos señala la emisión del Bonar 29 N, por el que se obtuvieron poco más de 900 millones de dólares, pese a ofrecer un rendimiento del orden del 9,26% anual; la cercanía de la revisión del programa acordado con el FMI, con un importante incumplimiento de la meta de reservas netas y los modestos resultados en la compra de divisas por parte del BCRA, aun con la mejora de las condiciones políticas después de octubre y pese a que el precio del dólar subió 17 puntos por encima de la inflación (48% vs 31%) en los últimos doce meses, definiendo un "peso menos apreciado".
Hay que destacar que el actual sistema de bandas cambiarias vigente se pactó con el FMI antes del levantamiento parcial de restricciones cambiarias en abril y bajo ese mecanismo, el Banco Central está obligado a intervenir si el tipo de cambio se ubica fuera de los límites establecidos, que actualmente están basculan $919,04 para la banda inferior y a $1.522,05 para la banda superior. El objetivo de la medida es atenuar la volatilidad y evitar saltos bruscos en la cotización del dólar.
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El mercado celebra la victoria del Gobierno en el Congreso y crece la expectativa por el nuevo régimen de bandas cambiarias.