Una nueva metodología para medir la inflación: el Indec renueva el IPC con base en hábitos de consumo modernos
El viernes pasado, en una sorpresiva intervención radial, Marco Lavagna, director del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), detalló los cambios clave de la nueva metodología para calcular el Índice de Precios al Consumidor (IPC), diseñada para reflejar con mayor precisión los hábitos de consumo actuales de los argentinos. Esta actualización, basada en la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares (ENGHo) 2017-2018, busca corregir distorsiones en la medición de la inflación minorista, aunque su implementación aún no tiene fecha confirmada.
El debate sobre la necesidad de actualizar el IPC cobró fuerza tras la exposición del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, ante la Cámara de Diputados el 16 de abril de 2025. Interpelado por legisladores, Francos destacó la importancia de una canasta que capture los cambios reales en el consumo para mejorar la precisión del índice y su relación con el costo de vida. Según informó, el Ministerio de Economía confirmó que el Indec finalizó en marzo de 2025 los desarrollos técnicos y metodológicos del nuevo IPC, incluyendo consultas y testeos, y ahora aguarda avales institucionales para lanzar una campaña de sensibilización.
Esta presión parlamentaria podría haber motivado las declaraciones de Lavagna, quien explicó que la nueva metodología incorporará una canasta renovada con productos y servicios alineados a la ENGHo 2017-2018. "El objetivo es reflejar los cambios drásticos en los patrones de consumo, en un contexto económico volátil", afirmó, destacando que los servicios, la vivienda, las tarifas y el transporte ganarán peso, mientras los alimentos tendrán una menor incidencia relativa.
La actualización del IPC introduce mejoras significativas:
Canasta renovada: Se incluirán servicios modernos como plataformas de streaming (Netflix, Spotify, Disney+), telefonía móvil y productos tecnológicos, mientras se eliminarán ítems obsoletos como videocasetes, CD, walkman, telefonía fija y fax. También se ajustarán los tamaños de envases de alimentos y productos de limpieza para garantizar comparaciones homogéneas.
Mayor alcance estadístico: El relevamiento pasará de 320.000 a 500.000 precios mensuales y de 16.700 a 24.000 informantes, ampliando la cobertura en todo el país.
Reponderación de rubros: Según la ENGHo 2017-2018, los alimentos y bebidas no alcohólicas bajaron al 22,6% del gasto total (frente al 25,7% en 2004-2005), mientras que vivienda (14,5%), transporte (14,2%) y comunicaciones (5,2%) aumentaron su peso. En regiones como el NOA y NEA, los alimentos aún representan cerca del 30%.
Hábitos de compra: La encuesta revela que los supermercados concentran el 24,8% del gasto en alimentos, pero los productos frescos se adquieren mayoritariamente en fruterías (58,5%), verdulerías (51,5%) y carnicerías (55,3%). Los alimentos listos para consumir se compran en pizzerías, restaurantes y bares (68%).
"Estos ajustes buscan corregir distorsiones, especialmente en sectores de clase media y media-alta, donde los servicios regulados y privados tienen mayor impacto", explicó Lavagna. Sin embargo, aclaró que los resultados del nuevo índice no diferirán sustancialmente de los actuales: "La tendencia inflacionaria seguirá siendo la misma, con diferencias pequeñas".
Pruebas realizadas por el Indec muestran que la nueva base 2017-2018 habría arrojado una inflación acumulada en 2024 de 123,5%, frente al 117,8% de la base 2004-2005, una brecha de 5,7 puntos porcentuales. Para el período diciembre 2019-marzo 2025, la diferencia fue de apenas 2 puntos. Por ejemplo, un producto que costaba $100.000 en 2019 ahora vale $453.400 con la base actual y $443.500 con la nueva, una variación mínima.
Pese a estas mejoras, Lavagna advirtió que la implementación del nuevo IPC aún no tiene fecha definida. "Estamos calibrando el sistema y evaluando el proceso. El cambio es parte de una evolución natural para adaptar el índice a los nuevos comportamientos de consumo", señaló. El retraso, según fuentes consultadas por iProfesional, se debe a la necesidad de validar los sistemas informáticos que procesan más de 350.000 precios y a la espera de aprobaciones institucionales.
La modernización del IPC responde a la necesidad de alinear las estadísticas oficiales con un contexto económico marcado por la suba del dólar oficial, la eliminación del cepo cambiario y la creciente digitalización del consumo. Aunque los cambios no alterarán drásticamente las tendencias inflacionarias, la mayor cobertura estadística y la inclusión de servicios contemporáneos prometen datos más robustos. Sin embargo, la falta de una fecha concreta para su lanzamiento genera incertidumbre entre analistas, que cuestionan si las mejoras metodológicas serán suficientes para capturar la complejidad de la inflación en Argentina.
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