A veces, existe la dolorosa paradoja de querer a alguien profundamente pero no poder estar con esa persona. Esta situación tan difícil de encarar plantea una serie de preguntas y dificultades para quienes la experimentan.
En la cultura popular, el amor suele ser visto como una solución mágica a los problemas de la vida. Desde el cine hasta la literatura, se instala la idea de que el amor puede con todo y que su fuerza es capaz de superar cualquier obstáculo. Sin embargo, la realidad suele distar mucho de esta versión romantizada.
Esta creencia impulsa a muchas personas a pensar que cualquier diferencia o dificultad puede ser superada si hay amor de por medio. Pero, ¿es realmente así? La respuesta, según especialistas, es que no. El amor, por sí solo, no garantiza el éxito de una relación.
Françoise Sagan, dramaturga, novelista y guionista francesa, señala que amar no es solo querer. En realidad, es comprender y ser capaz de conectar con la realidad del otro. Tal vez sea esa una de las principales razones por las que se deja ir a personas que se quiso, para no diluirse en un sufrimiento perpetuo.
En el caso de una pareja que se quiere, es muy posible que uno de los miembros quiera más que el otro o que, ambos se quieran y los vaivenes produzcan más heridas y dolor que otra cosa. También es posible que uno de los dos miembros sufra dependencia emocional por lo cual es importante reunir toda la valentía de la que se sea capaz, toda la fuerza posible, para romper y alejarse del miembro de la pareja del cual se depende porque, sólo así, se puede empezar una nueva vida.
Cuando dos personas no pueden estar juntas, las razones pueden ser diversas y complejas:
Claudia Lucero, terapeuta de familia y pareja y psicóloga de la Clínica Psicológica de la Universidad Diego Portales (UDP) de Chile, explica que "cuando el amor queda truncado se produce una idealización de la otra persona. Si había mucha ilusión, puede que, con el tiempo, se idealice no solo a la persona, sino lo que pudo ser". Esto genera una nostalgia por lo que nunca llegó a concretarse.
Según Lucero, este proceso de idealización puede durar años. "Alguien puede quedarse enganchado amorosamente y no sufrirlo o puede pasar al extremo opuesto: sentir enojo constante cuando los recuerdos vuelven", afirma. La falta de cierre y de respuestas concretas suele dejar una sensación de irresolución.
Enfrentar el desafío de amar a alguien que no nos correponde no es tarea fácil. Existen estrategias que pueden ayudar a sobrellevar la situación de manera saludable:
El amor no siempre es suficiente, y aceptarlo no implica fracaso. Aprender a soltar es, muchas veces, una muestra de fortaleza y crecimiento personal.