Un nuevo estudio sugiere que el estilo de vida sedentario de los millennials está acelerando silenciosamente sus relojes biológicos.
Aunque los millennialssuelen ver la edad avanzada como un tema lejano, un estudio reciente sugiere que el tiempo que pasan sentados podría estar envejeciendo sus cuerpos prematuramente. Investigadores de la Universidad de Colorado Boulder y la Universidad de California Riverside encontraron que los adultos jóvenes pasan, en promedio, más de 60 horas a la semana sentados. Entre desplazamientos, jornadas laborales y actividades recreativas, estos períodos prolongados de inactividad pueden tener efectos negativos sobre la salud, acelerando factores de riesgo cardiovascular y metabólico asociados combinados con la vejez. La investigación fue publicada en la revista PLOS ONE.
El estudio analizó a más de 1,000 participantes en Colorado, EE. UU. incluidos 730 pares de gemelos, brindando una valiosa perspectiva sobre el impacto del sedentarismo en los adultos jóvenes. Los resultados desafiaban la creencia común entre esta generación de que, por ser jóvenes, los efectos del estilo de vida sedentario no les afectan.
"Los adultos jóvenes tienden a pensar que son inmunes a los impactos del envejecimiento. Creen: 'Mi metabolismo es excelente, no tengo que preocuparme hasta los 50 o 60 años'. Pero lo que uno hace durante este momento crítico de la vida es importante", explica el investigador principal Rya.
Los participantes, de entre 28 y 49 años, informaron pasar cerca de nueve horas al día sentados, y en algunos casos hasta 16 horas diarias. Aunque muchos realizaban algo de actividad física, en promedio dedicaban entre 80 y 160 minutos semanales a ejercicios moderados y menos de 135 minutos a ejercicios intensos. Estas cifras, aunque superiores al promedio nacional debido al estilo de vida activo en Colorado, no eran suficientes para contrarrestar los efectos negativos.
Para evaluar el impacto de estas horas de inactividad, los investigadores midieron dos indicadores clave de salud:
Los hallazgos fueron claros: cuanto más tiempo pasaban sentados los participantes, más altos eran estos indicadores de riesgo para la salud. Incluso aquellos que cumplieron con las recomendaciones mínimas de 20 minutos diarios de ejercicio moderado mostraron un envejecimiento temprano de su salud cardiovascular.
Sin embargo, el estudio también reveló una estrategia efectiva para mitigar los efectos del sedentarismo: el ejercicio intenso. Los participantes que dedicaban 30 minutos diarios a actividades vigorosas, como correr, ciclismo de alta intensidad o natación intensa, mostraron indicadores de salud similares a los de personas hasta diez años más jóvenes, a pesar de pasar la misma cantidad de horas sentados. La investigadora principal Chandra Reynolds destaca: "Nuestra investigación sugiere que sentarse menos a lo largo del día, hacer ejercicio más vigoroso o una combinación de ambos puede ser necesaria para reducir el riesgo de envejecimiento prematuro".
El enfoque en gemelos permitió a los investigadores comprender mejor cómo las elecciones de estilo de vida influyen en la salud, aislando factores genéticos y ambientales. Así, al comparar gemelos con diferentes hábitos, se observará que reemplazar parte del tiempo de inactividad con actividad física intensa era más efectivo para mejorar los niveles de colesterol que simplemente agregar ejercicio a una rutina.
Las recomendaciones de los investigadores son claras:
El estudio subraya la importancia de ajustar las pautas de actividad física actuales, enfocándose no solo en la cantidad de ejercicio, sino en reducir las horas de sedentarismo diario. Como concluye Reynolds, "este es el momento de crear hábitos que benefician la salud a largo plazo".
Este llamado a la acción es especialmente relevante para los millennials, quienes enfrentan estilos de vida cada vez más sedentarios. Aunque el estudio tiene limitaciones -como el uso de datos autoinformados y una muestra con poca diversidad étnica- los hallazgos resaltan una realidad innegable: el estilo de vida sedentario no solo es una amenaza futura, sino una preocupación actual.