La flotación desapareció: el dólar supera el techo de la banda y expertos descuentas nuevas tensiones cambiarias. Qué anticipan en la City.
En la última rueda de la semana, el dólar minorista del Banco Nación se vende con un incremento de veinte pesos a $1515. En el segmento mayorista, la divisa se negocia en $1475, cerca del límite superior de la banda de fluctuación para este viernes, ubicado $1.475,32.
El mercado cambiario atraviesa un momento de creciente tensión, profundizado en las últimas jornadas por la necesidad del Banco Central de la República Argentina (BCRA) de volver a vender reservas para contener la escalada del dólar. A los desequilibrios estructurales que ya venían erosionando el esquema de bandas -con inflación elevada, tasas más bajas y un sistema nominal desfasado- se sumó ahora un cambio de signo en la intervención oficial, que marcó un punto de inflexión en la dinámica cambiaria. Mientras el frente político intenta recomponer alianzas tras la derrota electoral en Buenos Aires, el frente económico empieza a mostrar señales de agotamiento cada vez más visibles.
Los analistas advirtieron que el dólar dejó de moverse con libertad dentro de las bandas y se estabilizó contra el techo, lo que obligó al BCRA a vender u$s 53 millones el miércoles y otros u$s 379 millones el jueves para abastecer la demanda en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC). La fuerte presión compradora elevó el volumen operado a casi u$s 600 millones diarios, con el Central aportando cerca de dos tercios de la oferta total. Este comportamiento refuerza la percepción de que el esquema funciona en la práctica como un tipo de cambio fijo en el límite superior, lo que alimenta la demanda de cobertura y erosiona las expectativas de estabilidad.
La presión sobre las reservas se aceleró: solo el jueves cayeron en torno a u$s 370 millones, prácticamente el mismo monto vendido en el mercado, y cerraron la jornada en u$s 39.407 millones. El mercado descuenta que el BCRA y el Tesoro Nacional deberán seguir interviniendo para evitar movimientos bruscos, lo que acelera la dolarización de carteras y debilita el poder de fuego oficial. En este contexto, el equilibrio cambiario alcanzado tras la suba inicial de la divisa parece cada vez más frágil y dependiente de una oferta oficial que comienza a mostrar sus límites.
El clima financiero tampoco ayuda: el riesgo país supera los 1.400 puntos básicos y el acceso al crédito externo se aleja, encareciendo el fondeo para el sector público y privado. En este escenario, cualquier señal de desconfianza puede actuar como catalizador de nuevas presiones sobre el dólar y abrir interrogantes sobre cuánto podrá resistir la estrategia de contención oficial en la antesala electoral.

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