Esta guía práctica explica todo a lo que hay que estar atento para calefaccionarse con gas.
Cada invierno, millones de hogares en la Argentina y el mundo utilizan gas natural o envasado para cocinar, calefaccionar y calentar agua. Aunque son tecnologías muy útiles, también implican riesgos importantes si no se manejan con cuidado, por posibles escapes de gas o intoxicación por monóxido de carbono (CO).
Ambas situaciones pueden ser mortales, pero sus causas, síntomas y métodos de detección son diferentes. Por eso, conocer cómo prevenirlas es fundamental para proteger a tu familia y tu hogar.
Leé también: Escape de gas y monóxido de carbono: cuáles son las diferencias y cómo detectarlos
Una fuga o escape de gas se produce cuando el gas natural o envasado se escapa por una rotura, desconexión o deterioro de las cañerías, artefactos o conexiones. El gas doméstico es incoloro e inodoro, pero se le añade un odorante con olor a huevo podrido para que pueda detectarse con facilidad.
El monóxido de carbono es un gas tóxico, invisible e inodoro, que se genera por la combustión incompleta de combustibles como gas, leña o carbón. A diferencia del gas, no puede detectarse por el olfato ni a simple vista, lo que lo hace especialmente peligroso.
Leé también: Cinco recomendaciones para prevenir una intoxicación con monóxido de carbono