Mundo El sucesor del papa

Así es el cónclave del Vaticano: el techo que limita a los dos favoritos y el cardenal norteamericano que se afianza

La votación para el sucesor de Francisco empezará el miércoles 7 de mayo; la Santa Sede informó que la chimenea mediante la cual se confirma la decisión ya fue instalada. Los medios italianos impulsan a Parolin, pero la estrategia podría jugarle en contra; Prevost gana protagonismo

Martes, 6 de Mayo de 2025
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La cuenta regresiva comenzó, faltan menos de 48 horas para el inicio del cónclave que deberá elegir al sucesor de Francisco, pero la barca de Pedro sigue en alta mar.

En el colegio de cardenales más numeroso e internacional de la historia, con 133 cardenales de 70 países, el 80% electos por Jorge Bergoglio, el drama es que no se conocen. Y si bien en los diarios italianos insisten en que el gran favorito, el candidato más conocido, es Pietro Parolin -el secretario de Estado del papa Francisco, de 70 años, hábil diplomático considerado el candidato pacificador, del orden y la unidad después de la revolución del papa argentino-, es más fuerte la facción de los indecisos.

Y se habla de otros candidatos, de segunda línea, listos para aparecer en las votaciones siguientes al primer escrutinio, el de la tarde del 7 de mayo, que será dónde comenzarán a verse las cartas.

Si bien el lobby italiano quiere recuperar el papado después de 47 años de extranjeros (Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco) y continúa moviéndose a todo ritmo, la amenaza es que la ofensiva mediática se vuelva un búmeran. No sólo para Parolin, sino además, para los otros dos italianos considerados papables: el arzobispo de Bologna, Matteo Zuppi y el patriarca de Jerusalén, Pier Battista Pizzaballa.

La llegada de Pier Battista Pizzaballa este lunes al Vaticano.

Matemáticas

Por eso ahora, a menos de 48 horas del inicio del cónclave, los juegos parecen seguir aún abiertos.

Se percibe una "gran desorientación" entre los cardenales electores, muchos novatos y que no hablan italiano. Y varios analistas, haciendo cuentas, sumando votos y viendo quién probablemente votaría por quién, comienzan a pensar que, si bien en el primer escrutinio tanto el cardenal Parolin, como el otro gran favorito, el filipino Luis Antonio "Chito" Tagle, podrían cosechar una buena cantidad de votos, no podrían sumar muchos más. Y que se anularían mutuamente, dando lugar a otros nombres.


Pietro Parolin.

Los medios italianos aseguran que Parolin cuenta con unos 40 o 45 votos; y que hay muchos cardenales -entre ellos estadounidenses conservadores- y asiáticos, que jamás lo votarían porque lo consideran responsable del acuerdo provisional secreto que la Santa Sede firmó en septiembre de 2018 con China (gigante comunista con quien no mantiene relaciones diplomáticas) para la delicada cuestión de la designación de obispos. Este acuerdo, que luego fue renovado, para muchos fue una virtual traición a la Iglesia clandestina católica china, que terminó aún más sometida a la autocracia atea comunista de la superpotencia.

Más allá de esto, el dato clave es que el "número mágico", equivalente a los dos tercios de los 133 cardenales electores, 89, es al momento inalcanzable para cualquier favorito. Se trata de una cantidad de votos a la que nadie se acerca de entrada y que, de consolidarse acuerdos subterráneos de diversas cordadas, podría aparecer en un segundo momento para imponer candidatos de segunda línea o tapados.
Un nombre que se afianza

En este marco, suena cada vez más fuerte el nombre del cardenal Robert Prevost, que si bien hay quien dice que es imposible que salga porque nació en Chicago y tiene pasaporte estadounidense, podría a llegar a atraer a quienes quieren seguir con la línea aperturista y en favor de los últimos de Francisco.

Robert Francis Prevost.

"Prevost no es un papa de Estados Unidos, es un papa latino", comentó a LA NACION una fuente, al destacar que este prelado que fue jefe de los agustinianos vivió más de 20 años en Perú, donde primero fue misionero y después obispo de Chiclayo.

El papa Francisco lo llamó a Roma para encabezar desde enero de 2023 el Dicasterio para los Obispos -uno de los ministerios más importantes del Vaticano, porque es el que identifica a muchos obispos de varias partes del mundo- y la Pontificia Comisión para América Latina. Hombre de perfil bajo, los entendidos subrayan que una de las ventajas de Prevost con respecto a otros "papables" -como el cardenal francés Jean-Marc Aveline o el filipino, Pablo "Ambo" David-, es que conoce a la curia romana y "todos sus terribles defectos".

Aunque con él se rompería el tabú de que no puede haber un papa norteamericano, destacan que sería un papa "anti-Trump", capaz de hacerle frente a un presidente estadounidense que, días atrás, a través de sus redes sociales, envió un mensaje visto en el Vaticano casi como "mafioso".

"No fue una broma lo de Trump vestido de papa, sino un mensaje claro y rotundo: cuidado con quien elijan, no quiero oposición a mis políticas. Lo de esa foto no fue una tontería, sino que fue como decir 'cuidado, los estoy vigilando y quiero una Iglesia católica domesticada'", explicó una fuente.

"Y no cualquiera le puede hacer frente a eso. Francisco recuperó en este sentido la libertad de la Iglesia, que en tiempos de Juan Pablo II y Benedicto XVI estuvo alineada a Estados Unidos, pero que con él, estuvo con los no potentes, con los 'malos' -como los Lula, los Maduro, los Petro, Gaza- y uno de los retos del próximo papa es mantener esta línea y ponerle un freno a Trump, algo que Prevost podría hacer", insistió.

"Además, con Prevost, un papa norteamericano, ese agujero en las finanzas de 100.000 millones de dólares se solucionaría enseguida porque comenzarían a llover donaciones de los multimillonarios estadounidenses", añadió la misma fuente.

Candidato filipino

En un clima de nervios creciente, también se hablaba del purpurado filipino Pablo "Ambo" David, de 66 años, obispo de Kalookan, creado por Francisco cardenal en su último consistorio de diciembre del año pasado, de 66 años, muy carismático y conocido por su defensa de los derechos humanos y de las víctimas de la guerra contra las drogas lanzada por el expresidente Rodrigo Duterte.

Cardenal Pablo Virgilio David.

También presidente de los obispos filipinos y segundo de la Conferencia de Obispos Asiáticos, según filtraciones el cardenal David, que es políglota, habría pronunciado una intervención de mucho impacto. "Cuando fue electo Juan Pablo II en 1978, todos los analistas pensaban que el candidato polaco famoso era el cardenal Stefan Wyszynski, como ahora lo es el filipino Tagle. Pero Wyszynski hizo que le dieran los votos al desconocido Karol Wojtyla, como Tagle podría hacer con el cardenal David", explicó un experto.

EL CÓNCLAVE

Lo primero que se hace para elegir un nuevo papa es solicitar la presencia de todos los cardenales en una misa que se celebra en la basílica de San Pedro y que es encabezada por el decano del Colegio Cardenalicio. Luego, cantan el "Veni Creator" en la Capilla Paolina para invocar al Espíritu Santo para la elección y, en tercer lugar, se reúnen a puertas cerradas en la Capilla Sixtinapara comenzar el cónclave. Según explicó la ACI Prensa, la cumbre "se establece a los 15 días después de la vacante de la Sede Apostólica, aunque el Colegio de Cardenales puede establecer otra fecha, que no puede retrasarse más de 20 días desde la vacante". Mientras tanto, los cardenales residirán en el Domus Sanctae Marthae, mismo lugar donde el papa Francisco eligió vivir durante su pontificado.

Las votaciones tienen lugar todos los días y son dos por la mañana y dos por la tarde. Si los cardenales electores tienen dificultades para ponerse de acuerdo sobre la persona que debe ser elegida, después de tres días sin resultado, las votaciones se suspenden durante un máximo de 24 horas para una pausa de oración, una libre discusión entre los electores y una breve exhortación espiritual, pronunciada por el cardenal decano de la orden de los diáconos. Luego, se reanuda la votación y, si después de siete intentos no hay definición, se hace otra pausa para la oración, la conversación y la exhortación, impartida por el cardenal mayor de la orden de los presbíteros.

A continuación, se realiza otra serie de siete votaciones y, si no se ha producido la elección, se hace una nueva pausa con los mismos fines, la cual queda a cargo del cardenal mayor de la orden de los obispos. Después se reanuda la votación, con un máximo de siete papeletas. Si no se define, se reserva un día para la oración, la reflexión y el diálogo, y en la siguiente votación se debe elegir entre los dos nombres que hayan recibido más votos.

Una de las particularidades más conocidas sobre la elección del papa es la de las dos estufas de hierro que se utilizan para quemar las papeletas mezcladas con algunos químicos luego de cada votación. Sirven para comunicar a los fieles las novedades de la elección, a través del humo de estas chimeneas, llamado "fumata", que anuncian el resultado: el de color blanco significa que se determinó un nuevo Papa, y el negro, que las votaciones no fueron concluyentes.

Por último, una vez que se establece un elegido, el cardenal debe aceptar el cargo y determinar un nombre por el cual quiere ser conocido. Entonces, el protodiácono anuncia desde el balcón central de la basílica de San Pedro la elección diciendo "Habemus Papam". Finalmente, el papa electo sale a dar un discurso y una bendición especial a los fieles.


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