Si bien la mayoría de las parejas duermen en la misma cama, hay algunas que deciden descansar por la noche en otra cama o en otra habitación.
En la antigua Roma, el concepto de lecho conyugal era a la vez práctico y simbólico. Las parejas romanas solían utilizar una cama para las conversaciones íntimas y la intimidad física, convirtiéndola en un espacio privado dentro del hogar, mientras que no era raro que se retiraran a camas separadas cuando llegaba la hora de dormir.
Sin embargo, durante la época medieval, el concepto de lecho conyugal dedicado era menos claro debido a la naturaleza comunal de los espacios vitales. Las familias más pobres solían compartir una cama o una zona para dormir cerca de una fuente de calor, mientras que las familias más ricas podían reclamar habitaciones individuales, ya que vivían en casas más grandes.
En el Renacimiento aparecieron dormitorios más privados para las parejas. Sin embargo, no eran infrecuentes los dormitorios separados para maridos y mujeres, especialmente entre la realeza y la nobleza, como se muestra en las series de televisión The Crown y Bridgerton. Ahora, una nueva investigación de la Academia Americana de Medicina del Sueño revela que más de un tercio de los estadounidenses optan por "divorciarse del sueño" de sus parejas, lo que refleja una tendencia creciente entre las parejas, para darle prioridad a la calidad del sueño.
"Desde el punto de vista fisiológico, debido a los ruidos, movimientos corporales o necesidades de temperatura diferentes de nuestra pareja, está comprobado que se duerme peor en pareja. Por lo tanto, si dormimos juntos en pareja es debido más a razones emocionales que fisiológicas", explicó Iván Eguzquiza, psicólogo especialista en sueño del Instituto del Sueño de Madrid.
Si dormir separados contribuye a la calidad del sueño, ¿para una pareja es saludable a nivel emocional dormir en camas separadas o habitaciones distintas? Para Sonia García, psicóloga y sexóloga clínica, no existe una respuesta única, ya que dependerá siempre de cada pareja. "Es cierto que cada vez parece que las personas priorizan más el descanso reparador que el compartir el tiempo de descanso por la noche con la pareja", subraya esta experta. En su experiencia, García suele recomendar a las parejas compartir la cama para crear un mayor vínculo, aunque insiste en que siempre hay que valorar cada situación particular.
En este sentido, Eguzquiza dice que las emociones son muy importantes a la hora de conciliar el sueño porque muchas personas se sienten más relajadas y duermen mejor si su pareja está a su lado. "Por eso, en el caso de que planteemos esta posibilidad a nuestra pareja, debemos hacerlo recalcando que esta opción no significa que le queramos menos y que es independiente de las emociones que sintamos por ella", aconseja y sostiene que existen casos de parejas que deciden dormir separadas entre semana y juntas los fines de semana o cuando tienen relaciones sexuales.
Sobre cómo plantearle a una de las partes la posibilidad de dormir separados, García aconseja hacerlo siempre desde el respeto y la empatía, con cariño y tacto, explicando a la otra persona los motivos que nos llevan a querer dormir separados y escuchando las opiniones del otro. "Es importante dejar claro que no se quiere abandonar a la pareja, sino que se considera que será beneficioso para ambos", explica esta psicóloga y advierte: "Si se hace desde el chantaje emocional o el reproche, es probable que la cosa no acabe bien y que el conflicto esté servido".
Ambos especialistas coinciden en que el hecho de dormir separados puede suponer tener un sueño más reparador, obteniendo un mayor descanso y mejor humor por las mañanas. "Por ejemplo, si la pareja ronca y no deja dormir el descanso es limitado y puede generar enfados, reproches y malas contestaciones", destaca García. En cuanto a cómo afecta dormir separados a la vida sexual, esta sexóloga indica que "dormir en camas distintas no tiene por qué influir negativamente en la vida sexual de la pareja, ya que todo es adaptarse a cada situación".
Por su parte, el portavoz del Instituto del Sueño comenta que "un correcto descanso ayuda a pensar de una manera más eficiente, concentrarnos mejor, tomar decisiones de una manera más serena o relativizar las cosas". A su juicio, estos efectos positivos que se consiguen a través del descanso ayudan a estar menos irritados y a que funcionen mejor nuestras relaciones tanto personales como laborales.
En términos generales, para tener un sueño reparador Eguzquiza recuerda que la habitación debe estar a oscuras, sin ruido y con una temperatura que oscile entre los 18 y los 22 grados. "La cantidad de sueño que cada persona necesita es variable, existiendo por ejemplo los short sleepers que necesitan menos de 5 horas o personas que tienen un sueño de baja calidad y necesitan dormir más de 8 horas. Incluso la misma persona puede necesitar diferente número de horas, dependiendo de cuanto optimice su calidad de sueño, que es algo que todos podemos aprender a mejorar", detalla.
En el caso de las parejas que decidan dormir separados para su mayor comodidad y dormir mejor surge la duda entre elegir camas separadas o un cambio más profundo como es dormir en habitaciones separadas. Al respecto, García incide en que para saber qué alternativa es mejor es necesario valorar el motivo por el que se decide dormir separados: "Si es porque se ronca, estar en la misma habitación va a ser tan incómodo como dormir en la misma cama, por lo que en este caso puede considerarse la opción de habitaciones separadas".
En cambio, esta experta considera que, si la pareja quiere dormir separada porque uno de sus miembros se mueve mucho durante la noche y despierta al otro, se puede optar por dormir en camas separadas, pero en la misma habitación, ya que así no se va a interrumpir el sueño del otro y, a su vez, van a compartir un mismo espacio. En cualquier caso, García advierte que estas decisiones son siempre muy personales de cada pareja y nunca se deben juzgar los acuerdos a los que lleguen los miembros que la forman.