Es importante ser conscientes de que no podemos evitar la tristeza ante la muerte o pérdida de una persona querida, pero sí podemos ayudar a vivir el dolor de una manera más sana.
La muerte de dos adolescentes que se fueron de viaje de egresados este fin de semana conmovió al país entero. La más chica, de 13 años, falleció en Misiones, al volver de su viaje a Córdoba junto a sus compañeros de séptimo grado, y la otra, de 17 años, sufrió un shock séptico en medio de su viaje a Bariloche.
Como padre, familiar o docente de apoyo para un adolescente que sufre la muerte de un amigo cercano, surge la inquietud: ¿Qué podemos hacer para ayudar?
El duelo es diferente para cada persona, por lo que es difícil hablar en términos absolutos sobre lo que cada chico necesita.
Una de las tareas más complicadas para los adultos es no agobiar al adolescente. En general, para sus allegados suele ser difícil porque están preocupados y quieren que esté bien y que recupere su normalidad.
“El apoyo y la red de contención son fundamentales en este proceso. La ausencia o precariedad de esta red, puede dejar al adolescente en soledad, librado a su angustia en tiempos de mucha necesidad de sostén de grupo de pares, de familia o de profesionales, si fuera necesario. Es por este motivo que se recomienda la cercanía, escucha y disponibilidad de los adultos para estar cerca en estos momentos”, afirma la licenciada Laura Morrison (M.N. 17189), psicóloga especialista en niños y adolescentes.
Incluso si un adolescente no habla mucho sobre la muerte, cualquier cosa que se pueda hacer para actuar como un buen oyente es importante. Como adulto, una de las cosas más difíciles es ver sufrir al adolescente.
La experta sugiere tener en cuenta lo siguiente a la hora de hablar sobre este tema:
“Si el adulto ha sufrido la misma pérdida, es importante que no esconda su dolor. Expresar los sentimientos habilitará al adolescente para que también lo haga. Los adultos son los referentes y ejemplos para ellos también en la forma de manejarse con las emociones”, advierte Morrison.
La oleada de apoyo y reconocimiento que ocurre inmediatamente después de la muerte tiende a desaparecer muy rápidamente. Incluso una semana después de una muerte, algunos adolescentes sienten presión de seguir adelante o superar su dolor por parte de maestros, amigos, y otros que quieren que vuelvan a ser como eran antes de la muerte. Mantener líneas de comunicación abiertas con los adolescentes a largo plazo les dará la sensación de seguridad y reconocimiento de que su dolor y su amigo no fueron olvidados; también les dará permiso para tomar el tiempo que necesiten en el proceso de duelo