La agrupación K de exjóvenes nunca ocupó el lugar al que estaba destinada: heredar a Néstor y Cristina Kirchner en el favor popular. Convocó ahora a una marcha de apoyo por la condena a la expresidenta, una herramienta que parece antigua en la era de las redes sociales.
Que si van de Constitución a Retiro, que si van de Retiro a Constitución, que si hacen ida y vuelta, que si se quedan frente al departamento de Cristina. Las grandes dudas del aparato kirchnerista desde que la expresidenta recibió la confirmación de su condena por corrupción pasan por cuál será el recorrido de su larga marcha de este miércoles: no hay símbolo más claro de la desorientación que domina a La Cámpora, la agrupación de exjóvenes que iban a quedarse con todo pero que enfrentan la cruel posibilidad de convertirse en nada.
Nació destinada a manejar el país. Era la idea. Heredarían a Néstor y a Cristina. Pero el recambio generacional nunca se hizo realidad. Por impericia propia o condicionamiento ajeno, nunca lograron parir un dirigente verdaderamente popular. Tal vez los haya marcado que su líder, Máximo Kirchner, siempre se llevó imagen positiva a marzo. A los pibes para la liberación les pasaron de largo dos décadas y no lograron aggionarse. Hoy representan apenas el núcleo duro de apoyo a Cristina. Solo el poder residual de su lideresa les da sobrevida.
Enamorados del pasado, nostálgicos de un peronismo que no vivieron (el del 73), que su reflejo ante la condena haya sido convocar a una marcha dice mucho de sus dificultades para acomodarse a 2025. Quizás deberían mirar a la Casa Rosada: el Presidente que la habita llegó ahí sin actos masivos. Pero con las redes sociales. Son los tiempos que corren.
Ellos sueñan que el departamento de San José sea la reencarnación de Gaspar Campos. Como si no hubiera pasado más de medio siglo entre aquello y esto.
Es cierto, la marcha será de todos modos un gesto. Probablemente, más dirigido hacia adentro del peronismo que hacia afuera, para marcar que ellos son la guardia pretoriana de Cristina y eso los hace dueños del PJ todo. Habrá que ver si alguien los oye. La CGT no parece demasiado interesada en acompañarlos. Los gobernadores tampoco. ¿Kicillof? Sólo por una cuestión de cortesía.
Cristina Kirchner saluda desde el balcón de su departamento en la calle San José. La Justicia debe determinar si lo podrá hacer durante su prisión domiciliaria.
Más allá del futuro de La Cámpora en particular, nada promisorio, el peronismo en conjunto enfrenta un problema enorme. Lleva demasiado tiempo acostumbrado a inclinarse ante los deseos de Cristina, quien ejercía el poder de manera efectiva. Con errores y aciertos, pero sin dudarlo. ¿Qué va a pasar ahora? ¿Podrá hacerlo desde su prisión domiciliaria? ¿O poco a poco se apagará su estrella? ¿Es Kicillof el heredero? ¿Massa renacerá? ¿Será la hora de Grabois? ¿O aparecerá un tapado del interior?
Las preguntas se apilan sin respuestas. Hay muchas más. Incluso cuál será el peronismo que sobrevenga. ¿El cuasi chavista que justamente proponen La Cámpora y otros cristinistas fanáticos? ¿O el de centro tirando a la derecha que circula en provincias como Córdoba?
En su desconcierto, el peronismo cuenta con una ventaja: no es el único desconcertado. El PRO y el radicalismo atraviesan procesos de profundísima crisis. Ni siquiera saben si son oficialismo u oposición.
En el medio queda el reciente invitado a la fiesta: La Libertad Avanza. Cuyo gran mérito es haber dicho lo esperado en el momento justo y de quien se ignora aún si llegó para quedarse o será golondrina de un verano. Por lo pronto, actúa como revulsivo. Les dice a todos que los modos cambiaron: ahora son malos modos. Que se puede gritar e insultar y a la gente no le importa. Que streaming mata manifestación en la plaza. Que la corrección política ha terminado.
Además, por ahora tiene la sartén por el mango. Mientras baje el índice de la inflación y el dólar esté quieto, el Gobierno llevará las de ganar. En octubre, seguro. Especialmente ahora que su rival más popular no podrá poner su nombre en ninguna boleta.
Más adelante ya el público pedirá otros éxitos. Veremos. Si hay algo que no marida bien con la política criolla son las certezas.
Tras una apertura negativa, revirtieron su tendencia al mediodía en línea con la recuperación de los mercados internacionales. Pero sobre el final de la rueda, mostraron números en rojo.