Analistas Edgardo Alfano

Milei busca aprovechar el viento de cola de la economía para profundizar su plan, sin importar los costos que deba afrontar

A 11 meses de asumir, el Ejecutivo festeja los números económicos y mira en las encuestas cómo se mantiene el respaldo de sus votantes. Sin embargo, la recuperación de la actividad que demandan los sectores más vulnerables y la clase media llega en cuenta gotas.

Domingo, 17 de Noviembre de 2024
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El gobierno de Javier Milei está atravesando un momento que pocos imaginaron cuando llegó a la Casa Rosada hace poco más de 11 meses. La macroeconomía le sonríe y una buena parte del electorado que lo votó y que pertenece a los sectores más postergados de la sociedad le hace el "aguante"a la espera de que mejore su bolsillo.

Inflación y riesgo país en baja, achique de las cuentas públicas, 10 meses de superávit fiscal y un blanqueo exitoso.


Además, logra que el Congreso apruebe las leyes que necesita o sostenga el veto presidencial para aquellas que no quiere. Para ello, cuenta con el valioso respaldo del PRO que comanda Mauricio Macri. Sin sus votos, la mayoría de la estrategia parlamentaria del gobierno fracasaría.

En el medio, la Cámara de Casación confirmó la pena a seis años de prisión para Cristina Kirchner en una causa por corrupción en la obra pública e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.

Cristina apelará a la Corte Suprema por lo que no irá presa y podría presentarse en las próximas elecciones si el Congreso no aprueba la ley de "ficha limpia" que le impediría ser candidata como quiere Milei para polarizar.

Pero también irá a la Justicia, al igual que su exvice Amado Boudou, porque le sacaron la jubilación de privilegio y la pensión por Néstor Kirchner.

Más no podía pedir Milei, pero volviendo a su vínculo con Macri, los dos atraviesan por una ciclotímica y compleja relación. Algo así como el "te quiero, pero no te quiero". Se necesitan mutuamente, por lo menos hasta las elecciones legislativas del año próximo. El fracaso de uno puede ser el fracaso del otro. Por ahora, tienen el destino atado.

Los diputados y senadores del PRO se quejan amargamente del trato que reciben de La Libertad Avanza. "Piensan que estamos al servicio de ellos y nos cuesta que incorporen muchas de nuestras iniciativas", se quejaba amargamente uno de los líderes parlamentarios del macrismo.

Otro tanto piensan los gobernadores, pero no solo del PRO, sino también del radicalismo. Los van a buscar cuando necesitan sus votos en el Congreso, pero luego dilatan el cumplimiento de las promesas que les hacen en esas horas decisivas, sobre todo lo relacionado con los fondos que la Nación debe girar a las provincias.

Mauricio Macri, cada tanto, se descuelga con una declaración que cuestiona el estilo de gobierno y de hacer política que tiene Milei. Es la misma línea que siguen sus legisladores.

El futuro electoral en discusión

El Presidente necesita de una alianza con el PRO en la provincia de Buenos Aires, bastión histórico del peronismo, para intentar ganar las legislativas y sumar un buen número de diputados. ¿Será Karina Milei quien encabece la lista o Diego Santilli? Nada está decidido aún.

Algo similar ocurre en la Ciudad de Buenos Aires, donde Milei tiene puesto un objetivo, imponer sus candidatos al PRO en una lista de unidad. Pero si fracasa, irá con su propia gente para diputados y senadores.

El jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, y su primo Mauricio son los encargados de llevar adelante una delicada negociación, pero también son quienes ponen freno a las ambiciones que, por momentos, parecen desmedidas de Milei.

Para el año próximo, no hay demasiados secretos. O logran una unidad, donde el macrismo reclamará la cabeza de las listas, por ser quien gobierna la Ciudad, o van a una interna, dentro de un frente electoral, para definir los candidatos en las PASO. Todo se resolverá en la mesa de negociación.

Pero hay otra cuestión delicada y tiene que ver con las finanzas/economía de la Ciudad. Jorge Macri le pidió a la Corte Suprema de Justicia que resuelva la cuestión de fondo en la coparticipación que el entonces presidente Alberto Fernández decidió recortarle a los porteños para aumentar el tesoro de la provincia de Buenos Aires. Se la bajó de 3,55 puntos a 1,40.

Hubo una medida cautelar de la Corte que elevó ese porcentaje a 2.95, como piso, algo que cumple la Nación. Se trata de 1,40 por goteo diario y 1,55 que se transfiere en forma semanas. Pero Jorge Macri necesita la totalidad de la plata perdida porque es vital para hacer frente a los compromisos que tiene la Ciudad.

Mientras tanto, en la relación entre Milei y Macri hay una de cal y una de arena. El último pronunciamiento del PRO estuvo dirigido a la política exterior. Le pidió a Milei que sea "equilibrada". ¿A qué hizo referencia? Al voto negativo de la argentina en la ONU a una iniciativa para "intensificar los esfuerzos para prevenir y eliminar toda forma de violencia contra las mujeres y niñas". Fueron 170 votos a favor, entre ellos los de Estados Unidos e Isreal, 13 abstenciones y solo 1 en contra.

El PRO se despachó con el argumento: "Argentina vota en soledad, contra el resto de la humanidad". En realidad, el Gobierno venía de rechazar, también en soledad, un pronunciamiento de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas.

Antes, había cambiado su voto sobre el bloqueo histórico a Cuba, que le costó el puesto a la canciller Diana Mondino. Para el Gobierno, se acabó el tiempo en que la Argentina rechazaba esa medida dispuesta por Estados Unidos hace décadas y respaldada también por Israel. El último eslabón fue el retiro de la delegación argentina de la cumbre climática COP29, en Naciones Unidas, en Azerbaiyán.

Está claro el pensamiento de Milei sobre la ONU. Considera que debiera funcionar de otra manera y desterrar un discurso al que los libertarios consideran "progre y de izquierda".

Pero todo esto poco parece importarle a Milei. Está convencido de que fue llamado a ser uno de los líderes en el mundo para lograr un cambio radical de pensamiento en las naciones, dejando de lado todo lo que tenga color a la social democracia o al comunismo. Los "zurdos", como le gusta llamarlos.

Por eso no ocultaba la euforia que tenía en Mar-a-Lago (Palm Beach) cuando pudo saludar y reunirse con Donald Trump, en el marco de una cumbre ultraconservadora. Espera convertirse en el principal aliado en Latinoamérica del futuro jefe de gobierno de EE.UU.. Sus señales apuntan a eso y espera gestos de reciprocidad por parte de Trump. Sobre todo, para diferenciarse de lo que ocurrió durante el gobierno de Mauricio Macri.

La ayuda de los Estados Unidos en el FMI es fundamental para la Argentina, como ocurrió con Macri, en 2018, cuando obtuvo un increíble envío de unos 44 mil millones de dólares que le generó un fuerte endeudamiento y una dura pelea con el kirchnerismo. Pero nunca llegaron las inversiones que imaginó el entonces presidente.

Habrá que ver cómo se comporta ahora Trump. Hasta dónde llega su empatía y cuánto ayudará a la Argentina. Sobre todo por tratarse de un jefe de Estado que seguirá haciendo del proteccionismo un culto, como esperan en su país. Para eso habrá que esperar todavía un par de meses.

El tiempo es precisamente lo que no abunda en la Argentina para aquellos que reclaman una mejora en su situación económica y social. Algo que llega en cuentagotas.

Así lo dijo el nuevo jefe de la Iglesia argentina, monseñor Marcelo Colombo. En línea con el pensamiento del Papa Francisco, el titular del Episcopado fue terminante al usar una palabra que ama Milei ("afuera") pero con un sentido totalmente distinto.

"La economía transita con la gente adentro o afuera; hay mucha gente afuera, lo vemos en la circunstancia de mantener comedores y merenderos", dijo Colombo.

Sucede que, una vez más, los tiempos de la "macro" están muy lejos de ser los tiempos de la mejora económica que reclaman, ya no solo los que menos tienen, sino también la clase media, golpeada por el ajuste. TN