Las narrativas, disimuladas con lenguaje formal, hacen que los informes de los departamentos de investigación parezcan más complicados de lo que realmente son.
En el artículo anterior, explicamos que en el análisis monetario y financiero existen los “comprobadores de hechos”, pero no siempre se revisa el entendimiento en el que se redactan los comentarios. Para abordar esta necesidad, no hay razón para limitar a los académicos a colaborar con los periodistas en la “metaanálisis” de los informes de las entidades del sistema. Las narrativas, disimuladas con lenguaje formal, hacen que los informes de los departamentos de investigación parezcan más complicados de lo que realmente son.
Recuerde, el análisis financiero no es una erudición abstracta. La única forma de mejorar la estructura de un documento es mediante el “metaanálisis” de los estudios empíricos, articulándolos con las reseñas que los super investigadores elaboran a partir de los resultados: la síntesis y la síntesis de la síntesis.
Esperan un repunte sustentable de la actividad económica, ya que esta es una condición necesaria para apuntalar la recaudación de impuestos.
El informe detalla que la Cámara de Diputados ratificó el veto total al proyecto de ley de jubilaciones (N. del R.: imaginamos a los investigadores diciendo: ¡buena de Milei!).
El IPC general aumentó un 4.2% mes contra mes en agosto, alcanzando un 236.7% anual y un 94.8% en lo que va del año (N. del R.: ¡mala de Caputo!). El IPC subyacente mostró una firmeza a la baja de 4.1% mes contra mes, con el subyacente excluyendo alimentos en 4.3% mes contra mes (N. del R.: “nos preocupa la inflación núcleo; disimulémosla, ya que representa el doble del período 2011-2015 y es similar a 2015-2019”).
Sobre el avance en la liberación de los controles de capital, el informe comenta que es útil para asegurar una senda de desinflación sostenible (N. del R.: Avance significa “es un pequeño paso respecto a lo que esperamos…”).
La reseña también menciona que las noticias de la semana fueron variadas (N. del R.: “una forma diplomática de decir que hubo tanto buenas como malas”). La única buena noticia es que el gobierno consiguió los votos necesarios en Diputados para ratificar el veto presidencial al proyecto de ley de jubilaciones, con el apoyo del PRO y los partidos de oposición dialoguistas. Esto permitió al presidente proteger el equilibrio fiscal, que es el ancla principal del programa económico (N. del R.: “durísima observación y advertencia por los controles”). El informe señala que el proyecto de ley de pensiones, si se hubiera aprobado, habría implicado una merma fiscal del 0.4% del PBI en el corto plazo, que podría haber escalado por encima del 1% del PBI en el mediano plazo (N. del R.: “pegaron en el poste; hagan el asado en Olivos que se lo ganaron”). Asimismo, el ministro Caputo anticipó que en agosto las cuentas fiscales volverían a estar equilibradas después del déficit general informado en julio como consecuencia de los pagos de intereses a los tenedores de bonos (N. del R.: “aliento en la nuca de Caputo; el desequilibrio de julio molestó” y “el ministro informó” significa “no nos hacemos cargo”).
Por otro lado, el informe aclara que los mercados financieros recibieron con agrado el blanqueo junto con “cierta intervención del BCRA” (N. del R.: “están vendiendo dólares, eso no nos gusta…”), lo que redujo la brecha cambiaria por debajo del 30%. Aclara que, si bien la brecha cambiaria es más estrecha y el aumento de los depósitos del sector privado en dólares desde mediados de agosto (u$s 1.600 millones) ayudó a reponer las reservas brutas (N. del R.: “que sin ello cayeron”), la acumulación de reservas netas sigue siendo problemática (N. del R.: “problemática es, estamos muy preocupados”), lo que probablemente requerirá una exención del FMI para la meta del tercer trimestre (N. del R.: “no cumplen con la meta del FMI, eso es una mala noticia”).
En cuanto a la inflación, las noticias no fueron tan alentadoras (N. del R.: “fueron malas”): el IPC general superó las expectativas (N. del R.: “dijeron que iba a bajar”) y, lo que es más importante, el IPC básico resultó rígido por tercer mes consecutivo (N. del R.: “tendencia molesta”), lo que pone de relieve la necesidad de que el marco de políticas actual evolucione (N. del R.: “esto es un aviso más, una nueva advertencia”) para asegurar un camino de desinflación sostenible en el futuro. La rigidez de la inflación básica persiste (N. del R.: “mala noticia”).
El IPC general aumentó un 4.2% intermensual en agosto, alcanzando un 236.7% interanual y un 94.8% interanual, superando ligeramente nuestras expectativas y las del mercado de 3.9%. Por lo tanto, la inflación mensual resultó relativamente estable en torno al 4% gracias a los ajustes de precios regulados y a los rígidos precios básicos. Desestacionalizado (por J.P. Morgan), el IPC general nacional aumentó un 4.3% intermensual, ligeramente por debajo del promedio de los últimos tres meses del 4.7%, lo que llevó a que el ritmo secuencial de los últimos tres meses se desacelerara ligeramente hasta el 73.6% (N. del R.: “claramente, estamos disconformes con los resultados de la lucha antiinflacionaria”).
El IPC básico mostró rigidez a la baja en el 4.1% intermensual, en línea con nuestras expectativas y por encima del promedio de los tres meses anteriores de 3.7% intermensual (N. del R.: “venimos avisando que la inflación núcleo no cede”). La métrica preferida de inflación subyacente (ajustando la inflación básica excluyendo los precios de los alimentos) se registró en un sólido 4.3% mensual, en comparación con el 4.2% mensual del promedio de los tres meses anteriores (N. del R.: “es lamentable”). Cabe destacar que, por ejemplo, el impulso básico de los alimentos se encuentra en el 71% en términos anualizados, en comparación con el 72.3% del mes anterior (N. del R.: “refrendamos, no cede, amigos…”).
La inflación de alimentos también se mantuvo bastante estable en el mes en 3.6% mes contra mes (+1.1%-pt de contribución), en comparación con el promedio de 3.7% reportado en los últimos tres meses. Los alimentos frescos (principalmente vegetales) contribuyeron con 52 pb, mientras que la contribución de los alimentos no frescos aumentó a 54 pb (desde 41 pb el mes anterior) (N. del R.: “revisen”).
La inflación general mensual nuevamente se vio afectada por mayores aumentos de precios regulados tras los ajustes de tarifas en agosto, con un aumento de su contribución de 0.4%-pt respecto al mes anterior (N. del R.: “el gobierno ayudó a que la inflación no baje. Si regulan para arriba, están atentando contra la baja”). En efecto, en agosto hubo incrementos por encima de la inflación general en comunicaciones (+4.9% mes contra mes) debido a alzas en las tarifas de telefonía; transporte (+5.1% mes contra mes) por alzas en los precios de las gasolinas y el transporte público; educación (+6.6% mes contra mes); y vivienda y servicios básicos (+7% mes contra mes), estos últimos sobre alquileres y tarifas de electricidad y gas. Mientras tanto, los precios estacionales se desaceleraron fuertemente a 1.5% mes contra mes (contribución de +0.2% pt), desde 5.1% mes contra mes (0.8% pt) el mes pasado, compensando las presiones inflacionarias.
Con respecto a la reducción de la tasa del “impuesto PAIS”, que entró en vigencia el 2 de septiembre, opinamos que reduce los costos de los importadores con el objetivo de reforzar la trayectoria de desinflación rígida en torno al 4% mes contra mes desde mayo. En nuestras estimaciones, el impacto mensual (puntual) en la canasta del IPC de la reducción del “impuesto PAIS” será de 0.6%-0.7% pt, lo que ayudará a impulsar la desinflación (N. del R.: “esto es una expresión de deseos para no asustar tanto a los lectores metaanalíticos”).
Vemos los datos de alta frecuencia para la primera semana de septiembre en un 3.4% mes contra mes, con un IPC semanal de alimentos en 0.4% semana contra semana. Dicho esto, pronosticamos que lograr tasas de inflación mensuales por debajo del 3% en medio de la red actual de controles de capital sigue siendo un desafío (N. del R.: “terminen con los controles de capitales, así no avanzan”).
Advierten una inflación mensual promedio de 3.6% mes contra mes hasta noviembre, con un repunte para fines de año/principios de 2025 (N. del R.: “ustedes no van a poder cumplir con la promesa de tasa de inflación”), suponiendo una transición hacia un nuevo marco de políticas y la unificación del mercado de divisas (N. del R.: “si no se dispara el dólar, por levantamiento del control de cambios o cualquier otra razón, donde todo sería peor, sabemos que Caputo lo aceptó y lo expresó públicamente”).
En medio de un programa de estabilización y un régimen cambiario sostenible que estimule un shock de credibilidad (N. del R.: “significa que no hay credibilidad, tienen que devaluar o no arrancaran nunca”), (N. del R.: si hacen esto: “devaluar y subir la tasa de interés”… aunque es incoherente la afirmación del informe, porque al principio va a generar todo lo contrario) sigue diciendo “vemos entonces margen para que la inflación se desacelere a un nivel mensual de 2% en promedio hasta 2025, en consonancia con la inflación de fin de año de 2025 de 35% anual”. (N. del R.: “Si no hacen esto, no vemos cómo bajaría la inflación”). (N. del R.: En realidad, indica, sabemos que si lo hacen van a disparar la inflación. Sepan que la devaluación que asegura las divisas para el pago de la deuda en dólares nos importa más que la inflación y cualquier daño colateral).
Insisten que el riesgo de retraso en la liberación de los controles de capital pesará sobre la actividad económica y la brecha cambiaria, y que añadirá presiones al alza sobre la inflación a medida que se acerca el ciclo de elecciones legislativas de octubre (N. del R.: “les avisamos, que esta estrategia tiene fecha de vencimiento, al menos para este informe”). En resumen, consideran que continuar con los ajustes de precios relativos y avanzar en la liberación de los controles de capital son dos condiciones necesarias para consolidar una senda de desinflación sostenible en el futuro. (N. del R.: significa: “estamos avisando otra vez, si no aplican la receta estándar somos pesimistas con vistas a la desaceleración inflacionaria que se proponen, aunque si lo hacen van a tener una disparada de precios inicial, que puede moderarse antes de las elecciones de medio término, subiendo las tasas de interés”).
Hemos tratado otra vez, de forma atenta, un nuevo resumen previsible de “ayuda a inversores”, con reflexiones explicativas. Este artículo y el anterior del viernes pasado pretenden transformar la manera de presentar el informe de un prestigioso observatorio de datos globales, desde el análisis periodístico tradicional, tratándolo en cambio de manera amena e ingeniosa, tal vez irreverente, desde la ciencia cognitiva y el conocimiento del entorno de los negocios financieros. Esperamos que sea del agrado del lector.
Director de Fundación Esperanza. https://fundacionesperanza.com.ar/ Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros