La jueza suspendida del caso Maradona respondió al pedido de destitución en su contra y adelantó una contraofensiva judicial que incluye denuncias por espionaje ilegal, nulidades y recusaciones.
La jueza Julieta Makintach, suspendida en el marco del juicio por la muerte de Diego Armando Maradona, rompió el silencio tras el pedido de destitución impulsado por los fiscales de San Isidro y lanzó duras acusaciones contra ellos. "No voy a permitir más atropellos. Ya no guardo más silencio", aseguró a través de sus abogados, quienes confirmaron que se prepara una contraofensiva judicial.
El estudio Guerendiain, Corleto & Urrutia difundió un escrito en el que calificó la acusación como "sorprendente y absurda" y denunció una "actuación procesal promiscua entre algunos abogados de partes adversarias y ciertos funcionarios de la acusación pública".
Según adelantaron, los planteos que impulsará la defensa de Makintach incluyen:
"Todo fue amañado con el propósito de buscar una repercusión mediática, anular el juicio oral y evitar una sentencia ajustada a derecho, pero adversa a pretensiones económicas de algunos intervinientes", sostiene el documento.

Los fiscales sostienen que hay elementos suficientes para endilgarle a la magistrada dichos delitos.
Makintach fue imputada por los delitos de cohecho pasivo, violación de deberes de funcionario público, abuso de autoridad, malversación de caudales públicos y peculado de servicios. Los fiscales Carolina Asprella, Cecilia Chaieb y José Amallo la acusan de haber promovido un proyecto audiovisual sobre el juicio, en el que iba a tener un rol protagónico, con fines de lucro.
Según el requerimiento, la jueza habría utilizado su función jerárquica para garantizar el éxito del emprendimiento: "Inobservando la Constitución, leyes y deberes que regían su labor como Magistrada Judicial, utilizó arbitraria y sistemáticamente la función que ostentaba".
En paralelo, el abogado Martín de Vargas, querellante junto a Rodolfo Baqué, pidió que también se investigue a los jueces Verónica Di Tomasso y Maximiliano Savarino, quienes integraban el mismo tribunal que Makintach.
La jueza, por su parte, anticipó que no se quedará callada: "No me callo", se la escuchó decir, en un proceso que promete escalar aún más en tensión judicial y mediática