Argentina Historias

La historia del castillo medieval que está en Argentina

Tiene tres pisos de altura en su parte más grande, una torre con dos más y una chimenea mucho más elevada. Llama la atención por su arquitectura medieval, pero detrás esconde múltiples historias. Por qué quieren comprarlo y quiénes defendieron que siga existiendo.


Viernes, 8 de Agosto de 2025

En la zona de Cañuelas, donde se cruzan la Ruta 3 y la 205, se erige un castillo de estilo medieval bastante derruido que esconde una historia de casi 100 años. De hecho, el monumental edificio fue inaugurado por un empresario francés que luchó en la Primera Guerra Mundial y allí concibió su empresa que se dedicaba a la elaboración de alimentos deshidratados: FINACO S.A.. En la década del 50, luego de un proceso de expropiación iniciado durante el gobierno de Juan Domingo Perón, se convirtió en IMFASA, una firma que quedó a cargo del empresario alemán Guillermo Woters dedicada a la importación y fraccionamiento de películas fotográficas que se vendían bajo la marca Wena. Allí se produjeron hasta los rollos de película que usaba la famosa fotógrafa Annemarie Heinrich. También cerró para luego convertirse en un espacio para exhibir autos clásicos, una parrillada libre, más adelante una bailanta, hasta quedar totalmente abandonado. Hace unos años se colocó en venta y entonces se presentó un proyecto de ley que se encuentra en el Senado para salvarlo: la idea es construir un polo judicial. Mientras tanto como una forma de "custodiarlo", allí vive una familia con varios integrantes.



"En la Cámara de Diputados el proyecto se aprobó en todas las comisiones por las que pasó. En el ínterin se acordó con la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires que se haría cargo de los fondos de la expropiación del castillo, Entonces los gastos de la construcción corren por cuenta del máximo tribunal de la justicia bonaerense y, además, se realizará un convenio para construir un polo judicial, de seguridad y de tránsito", le contó a El Destape Ayelén Rasquetti, diputada de la Tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires, que propuso el proyecto de ley a instancias de la intendenta de Cañuelas, Marina Fassi.

Asimismo, la legisladora de Unión por la Patria explicó la falta de celeridad para concretar su propuesta: "En estos momentos el proyecto se encuentra en el Senado, el tema es que en la Cámara Alta hace tiempo que toda actividad que se desarrolla es en sesiones extraordinarias, no ordinarias, por eso no se pudo tratar el tema todavía porque todas las sesiones fueron para la designación de jueces y otras cuestiones relacionadas".

Y continuó: "Una vez que se aprueba el proyecto de expropiación, se pasa la instancia de juicio de expropiación. Además, hay que darle un lugar donde vivir a las personas que están ahora allí. A nosotros nos preocupa eso, sé que si fuera un gobierno neoliberal los hacen sacar con la policía en unos minutos. Y después de toda esa instancia, hay que comenzar con las reformas que necesita el edificio, teniendo en cuenta que será un espacio que atienda problemáticas diversas. Así que el tema técnico me excede, pero van a pasar varios años hasta que se concrete".



La historia detrás de un castillo con varios reyes que reclaman por su posesión

En estos momentos no hay pedido de desalojo ni de parte del municipio de Cañuelas ni tampoco de quienes dicen ser los dueños del castillo. No obstante, lo que sí sucede ahora es que hay varios que se adjudican su poder. "Hay una persona que dice que es heredero (Corsi), y después hay muchas otras tantas que realizaron un acta de posesión ante una escribanía y la presentaron en el Registro de la Propiedad", acota Rasquetti ante El Destape.

"Gustavo Ayala, un exempleado del recordado tenedor libre; Claudio, otro comerciante que se dedica a la venta de macetas; y el dirigente político Dante Franchini, responsable de una parrilla que funcionó en el edificio durante un tramo de la pandemia", enumeró en una nota el medio local InfoCañuelas, del 30 de mayo de 2024, a quienes reclaman por su posesión.

No obstante, el edificio fue comprado a mediados de los 80 por la firma Napoleón S. A. que integraban el empresario Néstor Santiago Corsi y su esposa, de nacionalidad paraguaya, Nilda Aquino Arzamendia. Tras la disolución del matrimonio el edificio quedó en poder de Aquino y actualmente lo administra su hijo, Martín Corsi, que en la actualidad lo colocó a la venta a través de la plataforma Remax que tazó sus 5710 m² totales por 3,8 millones de dólares.

"El Chaqueño (Ayala) y sus familiares están ahí hace mil años. Fueron empleados de Corsi cuando tenía el tenedor libre y luego trabajaron con Magallán en la bailanta. Yo estoy hace como veinte años. Gracias a nosotros se impidió que se metiera gente. Hemos hecho varias denuncias para impedir que lo tomaran. Si no fuera por nosotros eso sería un monoblock usurpado, una villa en la entrada de Cañuelas", afirmó en el medio local Dante Franchini, que integró espacios políticos tan dispares como los de Sergio Massa, Luis Patti y Miguel Ángel Pichetto.

Gustavo Eugenio Artaux fue quien colocó, en 1932, la primera piedra para que se construyera el mito del castillo ubicado a 60 kilómetros de CABA. Aunque en rigor, la estética medieval llegó mucho más adelante. El fundador de FINACO, nació el 30 de diciembre de 1886 en Chassey Les Montbozon, Francia. El empresario del rubro de alimentos llegó a Argentina a principios del siglo XX, tras egresar de la Escuela de Comercio de Francia. Casado con Yeannette Epaillard, tuvo un hijo, llamado también Gustavo, y tres nietos: Susana, Luis Roberto y Gustavo Enrique.

En 1912, fundó su empresa en la zona de Cañuelas con la que comenzó a elaborar alimentos, aunque su actividad se vio interrumpida porque se sumó a las tropas francesas durante la Primera Guerra Mundual. Tras su regreso, en simultáneo con su rol empresarial, también desempeñó varios cargos ejecutivos en el sector financiero privado. De hecho, Artaux fue director del Banco Francés del Río de la Plata desde 1929 y vicepresidente del mismo desde 1947; miembro del directorio de la compañía de Seguros Generales "El Cóndor" desde 1925 y vicepresidente desde 1951, entre otros tantos puestos que ocupó.

En 1947, FINACO S. A. fue intervenida por la Dirección Nacional de Industrias del Estado (DINIE) creada por Juan Domingo Perón, lo que produjo su definitivo declive. La planta de Cañuelas reabrió con el nombre de IMFASA (Industria de Materiales Fotográficos Argentinos Sociedad Anónima Comercial e Industrial y Mandataria) bajo el control de Guillermo Woters, un empresario vinculado al peronismo. En ese segundo período se dedicó al fraccionamiento de placas radiográficas y películas fotográficas que se comercializaban bajo la marca Wena. En 1966, según la información proveía a El Destape desde el área de Cultura del Municipio de Cañuelas, Artaux falleció a los 80 años.

Luego se produce un vacío temporal, al que le faltan precisiones, aunque también es certero afirmar que la planta estuvo parada varios años, hasta que comenzó el derrotero en diversos rubros comerciales que culminó con el abandono y la posterior puesta en venta del peculiar inmueble.

Expropiación, golpe de Estado, devolución y películas

El momento más álgido de la empresa FINACO fue durante la Segunda Guerra Mundial. En ese entonces, exportaba leche y huevos a Europa. En aquel período llegó a tener 400 empleados y comercializaba más de 80.000 litros diarios de leche y de 70.000 a 80.000 docenas de huevo. Luego produjo dulce de leche bajo la marca Che Roga, mate cocido con leche Yerbalet y Matelet, té en hebras, dulce de batata, dulce de membrillo, jaleas, mermeladas y cacao. E incluso, en la década de 1950, incursionó en productos medicinales naturales con marcas como Lactofin, Acitrinol, Aciberol, Digesterol y Fibaber.

La expropiación se concretó a través de una disposición nacional que determinó que las fábricas lácteas debían hallarse alejadas a más de 100 kilómetros de la Capital Federal. Un hecho un tanto polémico ya que La Martona estaba ubicada a 40 kilómetros y permaneció allí. Diversas publicaciones que analizaron este período tampoco se atreven a afirmar que había una enemistad declarada entre el peronismo y el empresario. Más allá del análisis en cuestión, la empresa abandonó Cañuelas y se mudó a Trenque Lauquen. El castillo quedó a cargo del empresario alemán Guillermo Woters y se dedicó a la importación y fraccionamiento de películas fotográficas que se vendían bajo la marca Wena.

Luego, con el Golpe de 1955, el gobierno de facto suspendió sus actividades pero en 1961, dentro del Pacto Perón-Frondizi (que llevó a este último a la presidencia), el primer mandatario levanta varias interdicciones (prohibición o privación de un derecho impuesta por la autoridad judicial), que el régimen de Pedro Aramburu estableció sobre organismos, empresas, personas y bienes asociados al gobierno derrocado; y privatiza una gran cantidad de empresas que habían quedado en manos del Estado.