En una maratónica sesión, la Cámara de Diputados aprobó este miércoles el proyecto de ley que modifica el huso horario en la Argentina durante el invierno. La iniciativa, que obtuvo 151 votos a favor, 66 en contra y 8 abstenciones, propone que el país atrase una hora sus relojes -de -3 a -4 respecto del meridiano de Greenwich- entre abril y septiembre de cada año.

El impulsor de la medida, Julio Cobos, celebró en redes sociales: "Justo a tiempo. El objetivo es sincronizar mejor la hora oficial con la hora solar. Esto mejora el rendimiento y optimiza el uso de la luz natural". Según el texto aprobado, el período invernal comenzará el primer domingo de abril a la medianoche, mientras que el estival arrancará el primer domingo de septiembre.

En la práctica, con el cambio de huso horario el amanecer se adelantaría una hora: en abril el sol saldría a las 6.10 en lugar de las 7.10/7.30, como ocurrió este año. Para los defensores del proyecto, esta corrección beneficiará especialmente a los estudiantes, que hoy inician sus jornadas en plena oscuridad.

Sin embargo, expertos advirtieron sobre la alternancia entre dos husos horarios. El investigador del CONICET Diego Golombek remarcó que "el -4 sería el más adecuado para todo el año" y alertó sobre los riesgos de cambiar dos veces al año la hora oficial: "Hay evidencia de que en países donde se alterna aumentan los accidentes de tránsito y hospitalizaciones en la semana posterior".

Golombek también señaló que el beneficio energético es marginal y que el argumento principal es biológico: "Nuestro reloj interno necesita de la luz de la mañana para sincronizarse. Pasar al -4 favorece el rendimiento escolar, laboral y el descanso. La alternancia, en cambio, no es lo ideal".

Andrea Pattini, investigadora del CONICET, coincidió en que "no iniciar las actividades diurnas con luz natural provoca jetlag social, con efectos negativos sobre el estado de ánimo y los niveles de alerta".

Si bien el cambio implica perder luz en las tardes de invierno, los especialistas consideran que adelantar el amanecer tendrá un impacto positivo en la vida cotidiana y ayudará a ordenar hábitos en un país caracterizado por sus rutinas nocturnas.

El proyecto ahora deberá ser tratado en el Senado, donde se definirá si la Argentina vuelve a alternar su huso horario, práctica que había abandonado en 2009.