Desactivar protocolos antiguos puede potenciar la señal y evitar cortes en la conexión.
Muchas veces, los problemas de conexión a internet no se deben a la compañía proveedora ni a un exceso de dispositivos conectados, sino a una configuración obsoleta en el módem del hogar. Pocos lo saben, pero un ajuste sencillo -desactivar los protocolos WiFi antiguos- puede hacer que la señal mejore considerablemente en todos los rincones de la casa.
Por eso, expertos recomiendan ingresar a la configuración del módem -algo que puede hacerse desde cualquier navegador web escribiendo la IP del equipo- y desactivar las opciones más viejas en el apartado de red inalámbrica. Lo ideal es dejar activas solo las versiones más modernas como WiFi 4, 5 o 6. Luego, hay que guardar los cambios y reiniciar el dispositivo.
Otro consejo útil -que muchas veces se ignora- es desactivar el WiFi del celular al salir de casa. Aunque suene irrelevante, dejar esta función activada expone el dispositivo a posibles riesgos de seguridad. Al buscar redes automáticamente, los celulares pueden conectarse a redes públicas falsas o maliciosas, diseñadas para robar información personal como contraseñas o datos bancarios.
El rastreo constante de redes también puede afectar la privacidad: permite que aplicaciones o servicios detecten patrones de movimiento, ubicaciones frecuentes o incluso comportamientos de consumo. Por eso, al no usarlo, conviene apagar el WiFi del teléfono para evitar riesgos innecesarios y prolongar la batería.