Sociedad Nueva problemática

Qué es el talkaholismo y cuáles son las seis maneras de combatirlo

Los expertos coinciden en que es un signo de un problema psicológico o de un rasgo de una personalidad no equilibrada. Por tanto, su abordaje dependerá de la causa que lo haya originado.

Jueves, 30 de Mayo de 2024
(365182)

Hay persomas que hablan poco: son reservadas, parcas, introvertidas. Otras hablan mucho: son muy abiertas y verborrágicas. Y todo eso se encuentra dentro de lo considerado normal. Sin embargo, existen algunas personas que hablan demasiado, como si no pudieran parar de hacerlo.

Esta conducta a veces resulta muy agobiante para los demás. Intentan mantener una conversación con ellos, pero se rinden al poco tiempo. No hay manera de que paren.

Los lingüistas los llaman narcisistas conversacionales, adictos a la conversación, demasiado comunicadores y muy verbalizadores. El talkaholismo, también conocido como hablar compulsivamente, es un comportamiento caracterizado por una necesidad excesiva e incontrolable de hablar. Las personas con este síndrome se sienten obligadas a entablar conversaciones y, con frecuencia, luchan por limitar su habla.

“La característica posiblemente más grave de los ‘adictos al habla’ es que continuarán comunicándose aunque sepan que no es lo mejor para ellos”, afirma una investigación de McCroskey y Richmond y agregan: “Los adictos a la conversación se meten en problemas cuando todo lo que tendrían que hacer para mantenerse al margen sería guardar silencio”.

Otro punto que define a estos amantes de la verborrea es el tema de conversación. Este, casi siempre tiene un eje definido: ellos mismos. Quienes les rodean tienen que aguantar una exposición detallada de sus opiniones, vivencias, apreciaciones, planes, recuerdos y todo, absolutamente todo lo que gira en torno suyo.

De vez en cuando, los propios adictos al habla van al rescate, interrumpiendo su volcado de datos para preguntar: “¿Estoy hablando demasiado?”. Es una oportunidad de oro que los oyentes invariablemente pierden porque son demasiado amables y dicen no cuando quieren decir que sí. E incluso cuando dicen que no, sigue siendo un momento incómodo. El adicto a la conversación se disculpa, admite que es un problema, pregunta por el otro y, cinco minutos después, vuelve a hablar sin parar.

“En un contexto clínico, la verborrea puede manifestarse como un síntoma de enfermedades neurológicas, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la esquizofrenia, la manía en el trastorno bipolar, el síndrome de Tourette, la demencia, el síndrome de Asperger o lesiones cerebrales traumáticas. Además, también puede estar asociada a la ansiedad, el estrés, la euforia o el consumo de ciertas sustancias estimulantes”, explican desde la Universidad de Navarra, España.

Para tratar la verbosidad es importante identificar el factor desencadenante, ya que esto significa que el psicólogo pueden recomendar algunos ejercicios para ayudar a la persona a hablar más despacio y facilitar la comprensión.

La Universidad de West Virginia realizó una investigación en la que determinó que el hablador compulsivo suele presentar una personalidad con una estructura extrovertida, psicótica y neurótica.

En cualquier caso, los expertos coinciden en que es un signo de un problema psicológico o de un rasgo de una personalidad no equilibrada. Por tanto, su abordaje dependerá de la causa que la haya originado.

La salud mental de las personas mayores, una prioridad sanitaria y social

Tecnología y Ciencia

La evidencia acumulada de trastornos mentales a partir de los 65 años y sus consecuencias en calidad de vida, discapacidad y supervivencia, requiere una respuesta institucional y ciudadana integrada y urgente.